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La palabra diáspora significa dispersión y sirve para designar los grupos de judíos que vivían fuera de la tierra de Israel. Muchos de estos judíos dispersados ​​se establecieron en Egipto, sobre todo en Alejandría, ciudad próspera, centro cultural y científico del mundo mediterráneo y famosa por su biblioteca. Allí surgió la traducción griega del Antiguo Testamento, conocida como la versión de los setenta. Además de esta traducción se produjeron otros escritos en lengua griega, entre ellos muy posiblemente el libro de la Sabiduría del que leemos un pequeño fragmento en la primera lectura de este domingo (Sv 12,13.16-19).

El libro de la Sabiduría es un gran discurso, cuidadosamente elaborado, hecho por un docto teólogo judío, probablemente un maestro bien informado de la cultura helenista contemporánea, familiarizado con la retórica y la filosofía griegas, pero, a la vez, muy buen conocedor de la escritura hebrea y de las tradiciones del judaísmo. El libro de la Sabiduría es una muestra muy ilustrativa y representativa de un tipo de literatura influenciada por el helenismo que dentro del judaísmo convive con otra corriente que es la apocalíptica menos propensa a dicho tipo de influencia.

El texto de la lectura que nos ocupa ofrece una particularidad digna de dedicarle atención. Se dice que los justos deben ser humanos con todo el mundo o, dicho de otro modo, deben ser amigos de los otros hombres. La palabra exacta, según el texto griego del libro de la Sabiduría, es "filantropos" (amigo del hombre). El término aparece dos veces en el mismo libro (1,6; 7,23) pero no se encuentra en ningún otro de los libros bíblicos de la versión de los LXX. Esto es una prueba de la influencia que ha recibido el libro del lenguaje de la filosofía y la literatura griegas.

Platón define la filantropía como un estado de buenos hábitos, conseguidos por la persona humana, que deriva del amor a la humanidad y que debería convertirse en un ideal educativo. Sócrates dirá que la soledad de la existencia humana, la del héroe en las tragedias, se puede compensar con el ideal de la filantropía, entendida ésta como la estima que une a los hombres entre ellos con los lazos del amor y la comprensión, ya que los antiguos lazos sociales y políticos no tienen ahora ningún valor ético.

En el Antiguo Testamento se dice que el justo ante el mal responde con el bien (Jr 18,20); vive rectamente y obra el bien dirá Ezequiel (18,5); es benévolo y da y presta a manos llenas (Sal 37,21.26) es compasivo y misericordioso (Sal 112,4). Al decir que el justo debe ser filántropo se ve el esfuerzo para formular las expresiones de la teología clásica con un nuevo lenguaje.

La literatura sapiencial estuvo más expuesta a recibir la influencia de nuevos conceptos y nuevas expresiones ajenas, hasta el momento, a la tradición bíblica clásica. El lenguaje sapiencial tiende a ser más universalista, más cosmopolita, más realista, más humanista, y se distancia del lenguaje historiográfico, jurídico o profético de las tradiciones nacionales de Israel.

Este nuevo lenguaje muestra la influencia del helenismo sobre el judaísmo, influencia que fue más allá del lenguaje hasta penetrar en todos los ámbitos de la vida. El propósito de esta nueva literatura, entre la que está el libro de la Sabiduría, fue el de fortalecer la fe de aquellos judíos que vivían lejos del centro religioso de Jerusalén; entre estos los alejandrinos que mantenían, en medio de los paganos, una fe que peligraba por el hecho de estar en contacto permanente con los elementos predominantes de la sociedad nueva que era el mundo helenista.

Domingo 16 durante el año 23 de Julio de 2017

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