Romper el pasado

Etty Illesum, escritora judía holandesa, murió el 30 de noviembre de 1943 en Auschwtiz a los 29 años. El 3 de febrero de 1941, viviendo en Ámsterdam, conoció a Julius Philipp Spier, un psicoquirólogo alemán. A partir de aquí, Etty quiso iniciar una terapia con él. Entre las prescripciones recibidas estaba la redacción de un diario, que comenzó el 8 de marzo del mismo año hasta el 1 de octubre de 1942. Los ecos de su último año se recogen a través de sus cartas. Sus escritos son cautivadores por la profundidad de sus análisis psicológicos y espirituales que reflejan su excelente maduración a través del tiempo.

El 27 de julio de 1942, Etty escribe en su diario: «He empezado a releer los cuadernos de mi diario y he de decir que a veces me avergüenzo de las bobadas de adolescente que escribía. Ganas me entraron de romperlos. Pero de pronto pensé que debía guardarlos para poder encontrar más adelante puntos de contacto conmigo». Existe una corriente actual que, movida por su crítica con el pasado, quiere romperlo, reescribir obras literarias con los cánones de lo que hoy es políticamente correcto, modificar obras de arte o proscribir filmes. Para interpretar bien una obra hay que utilizar las claves hermenéuticas del tiempo de su aparición. Etty experimentó la tentación de romper algunos de los cuadernos de sus diarios. Pronto entendió que si hubiera sucumbido a este impulso perdía el contacto con su evolución personal. Eliminar el pasado o reescribirlo según los nuevos cánones sería una auténtica mutilación histórica. Vivimos en una época de grandes transformaciones y hemos construido nuevos baremos para medir el valor que damos a la realidad. Utilizarlos para nuestro tiempo puede ser sensato, pero imponerlos a las obras del pasado refleja inmadurez y orgullo. No nos damos cuenta de que las generaciones del futuro pueden utilizar sus propios baremos para descualificar si es caso nuestras propias producciones. No se trata de modificar las obras, sino de proporcionar las claves hermenéuticas para su auténtica comprensión. Si perdemos el conocimiento del pasado, incluidos sus errores y sombras, podemos repetir su parte negativa por ignorancia o estupidez. Una actitud humilde e inteligente es el mejor antídoto contra estas modas y censuras, basadas en una falsa superioridad moral.