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Por Lluís Serra Llansana .
En Gerasa

Los malos resultados del informe PISA 2022 han sacudido fuertemente a la opinión pública catalana. Reflejan la repercusión negativa de la pandemia, pero ni mucho menos se justifican con ella. ¿De qué estamos hablando? PISA es el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la OCDE [Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos], compuesta por 38 Estados. Según reza en su web, el objetivo del programa es medir la capacidad de los alumnos de 15 años para utilizar sus conocimientos y habilidades de lectura, matemáticas y ciencias para afrontar los retos de la vida real. Países asiáticos copan las posiciones punteras.

Los problemas de la enseñanza no se resuelven con tiritas. Las reacciones han sido rápidas como si bastara una sesión de maquillaje para neutralizar la tragedia: discursos, anuncios de reuniones, cartas a familias y profesores, medidas urgentes, promesas de mejoras de sueldo, etc. Pasadas las primeras conmociones, volveremos a lo de siempre si no se parte de un diagnóstico serio, profundo y clarividente. Tomar medidas sin ton ni son no va a ninguna parte. Deben ir en consonancia con la realidad del diagnóstico, nada fácil de hacer porque privan las visiones políticamente correctas y porque no se llaman a las cosas por su nombre. Demasiados subterfugios. Un buen diagnóstico requiere valentía, decisión y tiempo. La escuela debe soportar el peso de las frustraciones sociales, así como acoger las utopías, diseñadas a las primeras de cambios por los que gobiernan. Cada problema que busca solución pugna por convertirse en una nueva asignatura. Cada utopía es un ensayo y una exigencia inapelable, sin evaluación ni contraste.

El jueves 14 de diciembre se publicaron los resultados de la encuesta del CEO [Centro de Estudios de Opinión], que es el órgano de referencia en el ámbito de la Generalitat de Catalunya en lo referente a los estudios de opinión pública. La escuela concertada obtuvo una puntuación de 7,7, como el servicio más valorado por los catalanes. Tal como Modest Jou afirma en X, tras conocer los resultados de PISA: «el modelo de la escuela de iniciativa social funciona mejor, obtiene mejores resultados, con un coste económico inferior y con el mismo % de alumnos con NEE, pero con más horas, plantillas estables y mucha dedicación. ¿Un modelo a replicar o a eliminar como quieren algunos?» Es importante que la escuela pública y de iniciativa social concertada trabajen conjuntamente y sin discriminaciones en bien de los ciudadanos de nuestro país. Tras el diagnóstico, debe llegar la búsqueda y la aplicación de soluciones. Las tiritas no bastan. Hay que ir más allá de los síntomas para abordar las causas.

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