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Por Lluís Serra Llansana .
En Gerasa

La línea 024 de atención a la conducta suicida se puso en servicio el 10 de mayo de 2022. Se trata de un servicio gratuito, confidencial y disponible las 24 horas del día, los 365 días del año. En diez meses ha recibido 93.000 llamadas. Un botón de muestra de una sociedad rota, marginada, con graves carencias… Educadores sociales, trabajadores sociales, psicólogos… pugnan desesperadamente por dar respuesta a personas concretas que sufren en sus biografías heridas familiares, desequilibrios, insuficiencias, problemas afectivos y mentales, conductas de riesgo… Estas situaciones tienen relación con la pobreza, pero son distintas y van más allá. Los equipos profesionales cuentan a menudo con la ayuda de voluntarios para desarrollar mejor su tarea. Entrar en contacto con niños, adolescentes y jóvenes que viven situaciones complejas y a veces al borde del caos, toca en profundidad el corazón de profesionales, cuidadores y acompañantes. Cuesta digerir muchas veces las experiencias vividas en el trabajo y fácilmente uno se las lleva a casa juntamente con la preocupación, incluso angustia, que conllevan. La pausa y la distancia son indispensables para no dejarse devorar por los acontecimientos.

Surge entonces la pregunta: ¿quién se cuida de estos hombres y mujeres que se cuidan de personas marginadas? La práctica suele ser dar, dar y darse. Aquí está el riesgo. Se trata de compartir. Profesionales y voluntarios sociales deben abrirse al compartir. Compartir significa dar y recibir. Si una persona solo da puede caer en el orgullo, en sentirse superior a los demás, en alimentar su ego. Si una persona solo recibe se hunde en la pasividad, no se empodera ni se esfuerza. Dar y recibir son la sístole y la diástole de la acción social. Desde esta perspectiva, los profesionales y voluntarios se dan cuenta que también tienen que recibir atención para explorar su interior, fortalecerse en su acción trabajar mejor en equipo, evitar actitudes de apego, mejorar su formación personal, contribuir desde la humildad… Si no llenan la cantimplora no podrán ofrecer agua a los demás. También ellos y ellas han sufrido heridas en su vida. No son inmunes ni perfectos, pero su aportación social y su cercanía son casi el único rayo de esperanza que tienen muchas personas marginadas para cicatrizar sus heridas y rehacer su existencia.

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