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ANNA GUIMERÀ –CR La educadora social Araceli Lázaro es miembro del patronato de la Fundación Champagnat y en enero formó parte de la presentación del programa de prevención de abusos de los maristas 'Romper el silencio'. En el marco de esta propuesta innovadora del Instituto Marista, la también pedagoga pudo aportar su experiencia y opinión. Ahora, hablemos con ella sobre la mirada de protección hacia los niños, los derechos de éstos y qué papel tienen los adultos en todo esto. Asegura que “tenemos que proteger a los niños”, pero que también “hay que empoderarlos”.

Lázaro llegó a Barcelona muy joven para trabajar y estudiar pedagogía y educación social. Durante 36 años ha estado trabajando para la atención a la infancia y adolescencia. Ha sido educadora y coordinadora del CRAE de titularidad de la DGAIA. Ha sido responsable de los centros de acogida y CRAE propios y colaboradores de la DGAIA. De 2006 a 2016, ha sido secretaria del Observatorio de los Derechos de la Infancia de la Generalitat de Cataluña y responsable del Consejo Nacional de los Niños y los Adolescentes de Cataluña. En 2016, en el año en que se jubiló, recibió el Premio al Reconocimiento a la Infancia y la Adolescencia de la Generalitat de Cataluña.

¿De qué hablamos cuando nos referimos a protección a la infancia?

Yo descubrí el concepto "cambio de mirada" con los derechos de los niños, en primera persona, a partir de la construcción del Observatorio de los Derechos de la Infancia en Cataluña, alrededor del 2006. Allí entendí que al niño no es un objeto de protección, sino que es un sujeto y deben defenderse sus derechos.

¿Qué diferencia existe entre estas dos ideas?

En la Declaración Universal de los Derechos del Niño de 1948 definían al niño como objeto de protección. Es decir, se describía al menor como objeto muy vulnerable y que, por este motivo, debíamos protegerlo mucho. Pero en la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989, existe un cambio de mirada y el niño pasa a ser un sujeto de derechos y, como tal, tiene derechos en esta sociedad.

“SI LOS NIÑOS Y ADOLESCENTES NO SABEN QUE TIENEN DERECHO DE OPINIÓN, ASOCIACIÓN, PARTICIPACIÓN; NO PUEDEN UTILIZARLOS”

¿Cuáles son estos derechos del niño?

El niño tiene derechos sociales, civiles y políticos. Los derechos sociales los conocemos y ellos también. Hablamos del derecho a la escuela, la salud, las condiciones sociales, entre otros. Es decir, son derechos que les protegen. Pero ¿dónde están los derechos civiles? ¿Y los políticos? Si los adultos y los profesionales no los tenemos claros, no los podremos transmitir a los niños. Los niños tienen derecho de opinión, asociación, participación. También tienen derecho a tener espacios en los que su opinión sea escuchada e incorporada a las políticas públicas. El único derecho político del que se habla en la convención de los niños es el derecho de reunión. Pero es un derecho que nadie asume ni como propio ni para transmitir a los niños. En Cataluña no existe ninguna asociación creada por los propios niños y adolescentes. Todas tienen la mano de un adulto. Desde el año 2000 se pueden realizar asociaciones de niños y adolescentes en Cataluña. El artículo 2 del Código Civil y la ley de Cataluña de protección, derechos y oportunidades de la infancia lo permiten.

¿Y por qué no hay ninguna asociación creada por los propios niños?

Cuesta muchísimo. Pero a quien le cuesta es a los adultos. Si los niños y adolescentes no saben que tienen ese derecho, no pueden hacer nada. Y no pueden hacer nada, porque a los adultos no nos interesa que lo tengan.

¿No?

Hablemos claro. Irrenunciablemente, debemos perder poder en este juego. Si yo tengo el 100% de poder y quiero ser democrático, debo perder poder. Si yo pregunto al otro, tendré el 50% estadístico que lo que me conteste no me guste y, por tanto, pierdes ese poder. Por eso, nace esta mirada proteccionista.

Nos interesa esa mirada proteccionista. ¿No ayuda a los niños?

La mirada proteccionista sólo garantiza algo que sí debemos hacer, que es protegerlos. Sólo faltaría. Pero debemos dar pasos adelante. El empoderamiento, la educación para la decisión, la autonomía, la autogestión, entre otros, son procesos que están en nuestras manos para que los niños y adolescentes los aprendan.

"EL NIÑO DEBE TENER LUGARES DONDE SUS OPINIONES SEAN LAS PROTAGONISTAS Y LOS ADULTOS DEBEMOS ACOMPAÑARLOS"

Como adultos, ¿cómo podemos ayudarles a empoderarse?

El niño debe tener lugares donde sea el protagonista con sus opiniones. Debe tener lugares donde se le escuche. Como adultos debemos facilitar el espacio, debemos acompañarlos. ¿Y qué significa acompañar? Pues si el niño no es capaz, como adultos estaremos para ayudarle, pero lo hará el niño. Nosotros estaremos a su lado como soporte y si no está cómodo para poder opinar, buscaremos la mejor forma y espacio para que pueda hacerlo.

En varias ocasiones comentas el mal uso de la palabra “menor” para referirse al niño, ¿en qué fallamos?

La palabra "menor" es un adjetivo. El adjetivo no define, complementa. La palabra que define es el sustantivo. Por tanto, nos referimos al niño como a una complementación. Se puede hacer uso de la palabra menor, si dices menor de edad, menor de 18 años o menor de 16 años. Pero no debemos utilizarla sola, como término que define, porque duele. Piensa que en Chile han hecho una campaña específica que se dice: “No me digas menor, llámame niño”. El niño no complementa a nadie.

¿Cómo debemos abordar el momento actual para mejorar y garantizar esta protección y al mismo tiempo una infancia de derechos?

Creo que debe hacerse una parada, una reflexión y una autorresponsabilización desde el mundo adulto en global sobre la mirada hacia el niño. Pero, sobre todo, con los profesionales y formadores de ese país porque la infancia tiene una historia. Y es muy heavy.

¿Conocer la historia para evitar los errores del pasado?

Es absolutamente inmoral, diría yo, que las formaciones de magisterio, medicina, pedagogía, derecho y todas las que están en contacto directo con los niños no tengan asignaturas sobre la historia de la infancia. Es importantísimo saber de dónde venimos para entender hacia dónde vamos. ¡Antes se hacían aberraciones con los niños y es necesario que la gente esté informada!

Y ahora, ¿qué dificultades nos encontramos con los niños?

La socialización que antes se hacía a partir de relaciones cotidianas y transversales entre adultos y niños, ahora se realiza entre pantallas y niños. Actualmente, existe una barrera para poder avanzar en estos derechos de la infancia que es la adicción a la pantalla. Esto es un tema muy serio. Y más si hablamos de contenidos y de las temáticas que tratan. Si estás en un grupo de niños, y hay una mala dinámica de grupo sabes perfectamente que debes intervenir para cambiar esta dinámica. Lo haces porque lo ves y lo escuchas. En cambio, tú en la pantalla ni lo ves ni lo escuchas y mucho menos sabes lo que esto significa para el subconsciente de un mundo concreto. Esto es delicadísimo. Estamos dejando que los niños se autoeduquen a través de las pantallas, sin saber los contenidos

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