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Por Lluís Serra Llansana .
En Gerasa

John Grisham, escritor de fama internacional, dedica su novela Los guardianes, publicada el año pasado, a James McCloskey «El Exonerador». Este capellán conoció a un preso que insistía que era inocente. Trabajó su caso y consiguió demostrar su inocencia. Durante casi cuarenta años ha recorrido el país para resolver situaciones similares. Hasta la fecha, sesenta y tres hombres y mujeres deben su libertad a Jim y a su equipo Centurion Ministries. La novela se basa en un hecho real, relacionado con un preso de Texas, llamado Joe Bryan. Un caso tiene que ser verosímil, la injusticia flagrante, la recopilación de pruebas ardua y el objetivo final imprevisible. Joe Bryan estuvo treinta años en la cárcel, condenado injustamente por asesinar a su mujer. La investigación fue una chapuza desde el principio. Como todas las novelas de Grisham, el relato es apasionante. La lectura genera indignación e impotencia. ¿Cuántas personas hay en las cárceles que no debieran estar en ellas? Vidas destrozadas por irregularidades, falsas acusaciones, pruebas prefabricadas, prevaricación, corrupción… Comportamientos que se dan también en los países llamados democráticos. La prensa divulgó recientemente el caso de Kevin Strickland, que estuvo encerrado durante 43 años por un triple crimen que no cometió. El gobierno de Missouri se niega a compensarlo, basado en legislaciones discutibles, «una de las condenas por negligencia más largas en la historia del país» según escribe Francesc Peirón. Entró a los 19 años y ahora tiene 62 años.

TV3 proyectó el 5 de diciembre dentro del espacio 30 minutos un reportaje de Evan Williams, titulado Fugir de l’infern. Tras cinco años de investigaciones periodísticas, muestra el terror que existe en Eritrea, bajo la dictadura de Isaias Afwerki. Cárceles llenas de presos, muchos de ellos sin haber sido juzgados. Auténtica represión política. Hoy, a finales del 2021, sigue habiendo en las cárceles personas inocentes. El premio Memorial Cassià Just 2020 concedido a la FIACAT (Cristians contra la tortura) es un pequeño resquicio de esperanza contra tanta injusticia.

Lluís Serra i Llansana – CC – 26 de diciembre de 2021 – núm. 2206 – pàg. 29.

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