Muere Josep Alegre, el abad emérito de Poblet

CR/poblet El abad emérito del Monasterio de Poblet, Josep Alegre i Vilas ha fallecido este viernes 26 de enero después de una corta e inesperada enfermedad. Desde el monasterio han anunciado su fallecimiento diciendo que "Jesucristo le ha llamado a la hora en que él solía orar en silencio del claustro o en la quietud de su celda". Alegre tenía 83 años, llevaba 27 monje y 53 sacerdote. Fue abad de Poblet de 1998 a 2015, cuando fue sustituido por el actual abad, Octavi Vilà y Mayo. El último adiós al religioso será el lunes 29 de enero.

"Alegre ha vivido casi diez años como abad emérito fiel a su ideal monástico de servicio a la comunidad, de discreción y de silencio, de generosa fidelidad a la oración, personal y litúrgica, disponible y activo en los servicios sencillos de cada día. Hasta el último momento, hasta que, de forma inesperada y repentina, la enfermedad nos la ha arrebatado", describen desde Poblet. Dos días antes de su muerte, el 24 de enero, recibió la santa unción de su amigo y cardenal, Joan Josep Omella, arzobispo de Barcelona, ​​rodeado de toda la comunidad.

Cuando era abad, el monasterio acogió el Congreso del Laicado XXI y Alegre remarcó que "la colaboración de los laicos no supone sumisión, sino un diálogo, una apertura, un creer en los demás para estar a la escucha del Espíritu”.

"Alegre edificó con su ejemplo"

Josep Alegre i Vilas nace en Vallobar (Baix Cinca) el 8 de noviembre de 1940. Estudia la carrera de maestro. El 18 de marzo de 1970 se ordena de presbítero, habiendo cursado los estudios pertinentes en el seminario de Zaragoza. Después de veinticinco años de ministerio como presbítero diocesano, ingresa en nuestro monasterio de Poblet. Es en 1995, y el abad de Poblet, Maur Esteva, acaba de ser elegido abad general de la Orden Cisterciense. Poco podía pensar que en menos de tres años le sucedería como abad del monasterio. El 26 de enero de 1996 viste el hábito de novicio, y profesa el 25 de enero del año siguiente. El 20 de abril de 1998, la comunidad lo postula como abad. Obtenidas las dispensas pertinentes de la Santa Sede, es confirmado e instalado en el cargo el mismo día por su predecesor, Maur Esteva, que presidía la elección. Recibe la bendición abacial el 27 de junio siguiente de manos del arzobispo de Tarragona, Lluís Martínez Sistach.

Mientras todo sucede, cursa estudios de monástica en Roma y se licenciaba también en teología por el Instituto de Teología Fundamental de Sant Cugat del Vallés con una tesina sobre Guillermo de Saint-Thierry.

Su servicio abacial a la comunidad está marcado por la discreción y la sencillez, con especial preocupación por la formación de las nuevas vocaciones que, en aquellos años, fluían al monasterio. Tiene interés en revitalizar la Hermandad del monasterio abriéndola más hacia una vivencia espiritual en el surco de la Regla de san Benito. A través de sus escritos, comparte con muchas personas su búsqueda de Dios. Para los monjes, sus comentarios en la sala capitular y sus homilías son expresión de esa levadura de justicia divina que, según san Benito, deben difundir los mandamientos y la doctrina del abad.

El día 3 de diciembre de 2015, le sucede en el cargo de abad de Poblet por el Octavi Vilà i Mayo, después de presentar la renuncia preceptiva por motivos de edad.

Una despedida inesperada

Desde el monasterio de Poblet reconocen sentirse desamparados y recuerdan sus palabras: "Nosotros conocemos profundamente estas piedras de Poblet. Más aún: yo diría que somos piedras vivas, piedras de calidad. Pero debemos trabajar con inteligencia, de corazón sobre todo, más aún: con fe, con fe profunda, para ensamblarnos unos a otros en la edificación del templo de piedras vivas. Todos tenemos necesidad, en esta construcción, piedra sobre piedra, de la comunidad, del templo vivo, de pulir muchas aristas, para que las piedras estén bien compactas entre sí. Esta es nuestra tarea de cada día."

"Alegre es una piedra preciosa que ahora ya forma parte del templo de la Jerusalén del cielo", añaden. “Y para nosotros, todavía, la tarea de pulir las aristas del templo de la tierra, de esta iglesia peregrina de Poblet. Que él, que en vida nos edificó con su ejemplo, nos ayude ahora a ser buenos cortadores de piedra y hábiles constructores para formar un armonioso conjunto. En paz descanse”, le despiden desde su comunidad.