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Por Lluís Serra Llansana .
En Gerasa

El hecho ocurrió el 11 de abril de 2019. A las 5 de la tarde, el papa Francisco pronunció un discurso-meditación en la Casa Santa Marta, a los líderes de Sudán del Sur que realizaban el retiro espiritual por iniciativa del arzobispo de Canterbury y que asumirían sus cargos el 12 de mayo. Los líderes políticos estaban acompañados por miembros del Consejo de las Iglesias de su país. Tras una lucha interna entre el presidente Kiir y su entonces vicepresidente Machar, que ocasionó 400.000 muertos y cuatro millones de desplazados, se había llegado a un acuerdo de paz [Revitalised Agreement on the Resolution of Conflict in South Sudan] que había que apuntalar. Tanto el texto del discurso del papa Francisco como el video entero de la sesión pueden consultarse en www.vatican.va

Francisco, tras finalizar su discurso, pronunciado en italiano y traducido consecutivamente al inglés, se acercó al presidente, a la vicepresidenta y a los dos vicepresidentes de la futura Presidencia de la República. El anciano Papa se arrodilló ante cada uno de ellos, y les besó los pies. Uno tras otro. Levantarse le resultaba más fatigoso, pero se reincorporaba con ayuda de cada uno de los líderes de Sudán de Sur y de su traductor. La sorpresa de su acción fue acompañada de un silencio profundo. La humillación del Papa era su gesto más elocuente. Un grito silencioso a favor de la paz para detener de una vez por todas el sufrimiento de millones de personas. Su actitud humilde representó un estímulo a los líderes y una invitación a que aparcaran los egos para servir al bien común. Alguien podria sentirse incómodo por interpretar erróneamente la humillación del ego como una pérdida de dignidad. No hay que olvidar que la dignidad de la persona se fundamenta en la humildad del yo.

Rebecca Nyandeng Garang, vicepresidenta de Sudán del Sur, declaró que se sintió profundamente conmovida por la actuación del papa Francisco: «Nunca había visto algo así. Las lágrimas brotaban de mis ojos».

El Papa lo aprendió de su Maestro, que realizó el lavatorio de los pies a los comensales de la última Cena. Una humillación en toda regla.

Lluís Serra i Llansana – CC – 30 de enero de 2022 – núm. 2210 – pág. 24.

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Duración: poco más de dos minutos

https://www.youtube.com/watch?v=wqoxT6OXvwg

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