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[Foto: Defensor del Pueblo]

Jordi Llisterri –CR La presentación del informe sobre los abusos sexuales en la Iglesia española del Defensor del Pueblo ha tenido como primera repercusión una gran polémica sobre las cifras. Todo procede de la encuesta demoscópica que se realizó sobre el tema a 8.000 ciudadanos y que ocupa 29 páginas de un documento de 777 folios (un 3,7% del informe).

El resultado de la encuesta da que un 0,6% de los encuestados dicen haber sido víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes y religiosos. Y si sumamos quienes dicen que el abuso fue en un entorno religioso el total es el 1,13%. De un simple cálculo en base a la población española actual mayor de 18 años (39,4 millones) da las cifras que han marcado los titulares sobre el informe. Más de 440.000 personas habrían sufrido abusos dentro de la Iglesia y de éstos más de 200.000 estarían cometidos por curas.

La polémica de las cifras

Como en tantos otros problemas sociales la dinámica ha llevado a que el debate sobre el informe sea más sobre el dedo que le señala que sobre la luna. Por una parte, porque la mayoría de titulares periodísticos se han basado en un dato que no contiene el informe, los 440.000. Y, por otra parte, porque la primera reacción episcopal, la del presidente de la Conferencia Episcopal Española, ha sido criticar ese dato. Todo esto ha hecho desviar la atención sobre la dura realidad que describe el informe y la respuesta que debería dar la Iglesia y, también, las administraciones públicas, que en el informe no quedan exentas de responsabilidades.

Ya en su presentación a los periodistas, buena parte de las preguntas se centraron en cuál sería la cifra final de abusos, que no contiene el informe. Ángel Gabilondo, con un tono profesoral, quiso ilustrar a los periodistas porque a pesar de ser un cálculo simple no se había hecho esta extrapolación.

"CREEMOS QUE NO HAY QUE EXTRAPOLAR", DIJO GABILONDO. Y QUE DAR LA CIFRA DEL 0,6% YA ERA ILUSTRATIVO Y "NO MENOR"

Primero porque hay cifras diversas y que deben valorarse de forma diferente. No se puede dar el mismo valor a las 487 víctimas que se han entrevistado con la comisión del Defensor del Pueblo y “que se han sentado frente a una persona que no conocen y hayan hecho la experiencia de narrar y explicar lo que ha significado esto para su vida”, decía Gabilondo. Tampoco comparar los 1.060 casos documentados y contrastados que enviaron la Conferencia Episcopal Española y la Conferencia de Religiosos de España (CONFER), con las 2.206 víctimas que cifra con criterios periodísticos siempre mucho más laxos El País .

"Creemos que no hay que extrapolar", dijo Gabilondo. Y que dar la cifra del 0,6% ya era suficientemente ilustrativo y “no menor”. En su última intervención ante la insistencia en el tema, dijo a los periodistas: “Yo no he hecho la extrapolación. Es más, estoy diciendo que les animo a que no lo hagan, pero ya veo que voy por el mal camino. ¿No les parece suficiente decir que el 0,6% de la población...? ¿Debe ser con 6 o 12 ceros para que parezca más noticia?”. El éxito de su llamada es descriptible.

Quienes sólo miraron al titular o los resúmenes de 2 minutos televisivos evidentemente se quedaron con esa idea. Que el informe del Defensor del Pueblo decía que en la Iglesia católica española había habido documentados 400.000 casos de abusos. Y, como consecuencia, con la vergüenza, desafección, indignación que esto causa también a cualquier católico. En cualquier caso, la misma de saber que los casos conocidos y no conocidos seguramente suman algunos miles.

LA DEMANDA DE PERDÓN Y ACOMPAÑAMIENTO A LAS VÍCTIMAS QUE QUIERE TRANSMITIR LA IGLESIA Y QUE EXPONÍA OMELLA, QUEDARON EN SEGUNDO TÉRMINO

En este contexto, la primera frase de la primera reacción de un portavoz autorizado al episcopado, su presidente, precisamente se fija en ello. "Las cifras extrapoladas por algunos medios son mentiras y tienen intención de engañar", decía el cardenal Juan José Omella en la primera respuesta publicada en "X" que hizo el sábado. Los titulares del sábado al mediodía eran que Omella decía que el informe mentía. Por eso, a media tarde hizo un segundo mensaje para aclarar que la crítica no estaba en el Informe, sino “en la extrapolación que hacen intencionadamente algunos medios de comunicación”.

Seguramente era necesario desmentir la idea que se había instalado en el discurso mediático, que ya daba voz a quienes habían decidido que la consecuencia del Informe era que es necesario sacar la financiación a la Iglesia, cerrar las escuelas religiosas y anular los Acuerdos Iglesia-Estado. Pero la idea de demanda de perdón y acompañamiento a las víctimas que quiere transmitir la Iglesia y que exponía Omella, quedaron en segundo plano. Quizá no había que empezar por ahí.

¿Ha habido 400.000 abusos en la Iglesia?

No puede decirse que 400.000 abusos en la Iglesia sea una cifra inventada. Sale de una encuesta. Pero tampoco puede decirse que sea cierta. Sobre todo, porque es una cifra imposible.

Primero hace falta fijarse en que es una encuesta. Se ha preguntado a 8.013 personas lo siguiente: "¿Usted ha sufrido algún tipo de abuso o violencia sexual durante su infancia o adolescencia (siendo menor de 18 años)?". A esta pregunta contestaron “Sí” 796 personas, de las que 48 dicen que fue cometido por un religioso.

¿Por qué Gabilondo decía que no podía extrapolarse y deducir cuántas personas habían sido víctimas de abusos por parte de religiosos en España? Toda la extrapolación de esta encuesta se basa en la respuesta de 48 personas que representan el 0,6% de la muestra. En las mejores y fiables encuestas, los resultados en torno a un 0,6% no permite realizar extrapolaciones.

TODA LA EXTRAPOLACIÓN DE ESTA ENCUESTA SE BASA EN LA RESPUESTA DE 48 PERSONAS QUE REPRESENTAN EL 0,6% DE LA MUESTRA

Cogemos como referencia las encuestas electorales o las que hablan de afiliación religiosa. Dos encuestas seguidas pueden dar datos con diferencias de varios puntos porcentuales. Son encuestas que indican tendencias, pero no la realidad numérica de cuáles serán los votos o cuánta gente está apuntada a una religión. Al mismo tiempo, hay que tener presente que la pregunta no especifica más sobre qué considera cada uno un “abuso o violencia sexual” y, por tanto, permite detectar quién se considera víctima -tema no menor-, pero no cuantificar hechos.

También ha pasado bastante por alto una nota en la página 167 del informe que dice que la encuesta tiene un margen de error del +/-1,1%. Y que casi la mitad de encuestas no son presenciales (3.211). Un 0,6% sólo nos dice, como decía Gabilondo, que no es un tema menor, pero no cuánto mayor.

Diez abusos por cada cura

A raíz de los titulares, algunos medios de comunicación cercanos a la Conferencia Episcopal Española han empezado a realizar sus cálculos. Si hoy en España hay 23.977 curas y religiosos, de las 236.000 víctimas que se extrapolan del 0,6%, corresponderían 10 a cada cura.

Haciendo algún cálculo más se muestra por qué no cuadra. Podríamos suponer que hoy hay muchos menos curas que hace 50 años. Pero si tomamos una cifra de curas y religiosos de 1978, que serían el doble, 50.631, salen casi 5 abusados ​​por cada religioso. Y si llegan a suponer que un 10% de curas son abusadores, querría decir que cada cura habría abusado de casi 50 personas. Aunque hay casos contrastados de verdaderos depredadores sexuales, dar por bueno el dato sería decir que la mayoría de abusadores han cometido cientos de abusos, lo que no cuadra con los casos conocidos.

SUPONIENDO QUE TODOS LOS CURAS Y RELIGIOSOS DE CATALUÑA FUERAN ABUSADORES, LA MEDIA SERÍA DE 7,2 VÍCTIMAS POR CURA

Y si llevamos los datos a Cataluña son también imposibles. El cálculo es más extrapolativo porque la encuesta no ha ofrecido todavía datos por territorios. Aplicando el 0,6% sobre una población mayor de 18 años de 6,3 millones, salen 38.440 catalanes que hoy dicen haber sufrido abusos por parte de curas o religiosos. En 1978 había 5.266 curas y religiosos en Cataluña. Por tanto, suponiendo que todos los curas y religiosos de Cataluña fueran abusadores, la media sería de 7,2 víctimas por cura.

Puestos a extrapolar, los datos de la encuesta permitirían también dar cifras sobre los 4,6 millones de españoles (un 11,7%) que hoy dicen haber sufrido abusos antes de cumplir los 18 años. Por ejemplo, habría 293.000 víctimas de abusos en el ámbito deportivo, 376.000 en el sanitario o 117.000 en las escuelas no religiosas (teniendo en cuenta que durante el franquismo la mayoría de escuelas eran de religiosos). No consta que nadie esté pidiendo un estudio o comisión parlamentaria en estos ámbitos. Por no comparar al más de un millón de personas que reconocerían abusos en el ámbito familiar y proporcionarlo con el debate social y mediático al respecto.

HABRÍA 293.000 VÍCTIMAS DE ABUSOS EN EL ÁMBITO DEPORTIVO, 376.000 EN EL SANITARIO O 117.000 EN LAS ESCUELAS NO RELIGIOSAS

La respuesta a las víctimas

“Entre los objetivos de la unidad de atención a las víctimas no estaba primordialmente llegar a conocer una cantidad concreta y concluyente de personas afectadas y pretender realizar una estimación del número de víctimas”. Así lo decía Gabilondo en la presentación del Informe.

Y, lo más importante, lo que describía el Defensor del Pueblo y que ha quedado sepultado por debate de las cifras: “La comisión asesora ha conocido el sentimiento de soledad que han experimentado muchas víctimas cuando han dado el paso de denunciar los hechos y prestar testigo. Hasta el punto de tener que afrontar en pocas ocasiones un nuevo mal: la victimización secundaria causada por la respuesta de la Iglesia católica, de la sociedad y del sistema de Justicia”.

LO QUE DEBERÍA HACER MÁS DAÑO A LA IGLESIA NO SON LOS DATOS SINO LA VALORACIÓN DE LA DEFICIENTE RESPUESTA QUE SE HA DADO A LOS CASOS CONOCIDOS

El núcleo del documento son una serie de propuestas y recomendaciones dirigidas a todas las instancias sociales, también a los poderes públicos, que los religiosos ya han dicho que agradecen, que estudiarán y que el lunes valorarán en una reunión extraordinaria los obispos españoles.

Seguramente, lo que debería hacer más daño a la Iglesia no son los datos sino la valoración de la deficiente respuesta que se ha dado a los casos conocidos. Y en toda la sociedad las consecuencias que puede tener de por vida haber sufrido un abuso en cualquier ámbito y todo lo que no se ha hecho para proteger a los niños. Por eso, el documento del Defensor del Pueblo incluye varias propuestas no tanto de prevención -que es un campo que en el informe se reconoce que ha avanzado la Iglesia, como reconoce las normativas impulsadas desde la Santa Sede-, sino sobre todo de restauración del mal que han sufrido las víctimas. Sería el momento de mirar de cara a la luna y no quedarse discutiendo sobre el dedo.

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