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Catalunya Religió
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Roger Vilaclara –CR Ya son 30 años apostando por la educación, la innovación y, sobre todo, la transformación. Son tres décadas de trabajo con los niños y jóvenes vulnerables del barrio del Casc Antic de Barcelona para garantizarles el derecho a la vivienda y para ayudarles en su crecimiento personal, académico y laboral. La Fundación Comtal, una de las obras sociales de La Salle de Cataluña, se encuentra este año de celebración y hablamos con el director de la entidad, Jordi Jover. A pesar de las dificultades de financiación y las complicaciones con la administración, celebra "los pequeños logros semanales" que dan sentido a la labor que realizan voluntarios y profesionales.

"A lo largo de estos años, con logros y fracasos, hemos podido atender a miles de niños y jóvenes; esto nos hace sentir que hemos hecho un buen trabajo”, valora Jover. A pesar de hace poco más de un año que es el máximo responsable de la Fundació Comtal, lleva toda una vida dedicada a la atención y acompañamiento de los jóvenes del barrio. Él formó parte del equipo que impulsó la entidad hace 30 años y con una sonrisa en la cara asegura: "Como director, llego en un momento personal de final de etapa laboral a un lugar que estimo mucho. Con él hacemos balance del recorrido de la fundación, pero también hablamos de su trayectoria en La Salle, el papel de los laicos y las congregaciones y la situación de pobreza que se vive en el centro de Barcelona.

Toda una vida al servicio de los demás, ¿qué te ha llevado por ese camino?

No te podría decir un elemento único, pero obviamente una familia de ambiente de Iglesia en casa ayudaba, ¿no? Yo creo que el punto fue ir a petar a una escuela de La Salle que me hizo ver que desde un ámbito de la fe podías vivir una vida plena a partir de un servicio . Nosotros vivíamos en el barrio y el colegio más cerca estaba La Salle Comtal. No hay más historia que ir a charlar a una escuela cristiana e ir creciendo encontrándose muy a gusto y después encontrándose muy a gusto haciendo actividades para ser activos y sensibles en el tema social y viviendo en un barrio en el que las necesidades han ido cambiando, pero todavía son muy importantes las necesidades de los vecinos y vecinas.

Eres asociado lasaliano.

Sí, como en otras congregaciones, están los religiosos y consagrados y hace ya muchos años que la propia institución de La Salle abrió toda una vía en el ámbito de seglares. Inicialmente, se hablaba de "Familia Lasaliana" o "Misión compartida" y, bajo estos paraguas, hay personas laicas que quieren seguir la identidad de la institución desde el ámbito humano, cristiano y lasaliano más específicamente. No se trata de asociarse a un proyecto concreto, te asocias a la institución. Al final es un compromiso público y la gran diferencia es que debe vivirse en comunidad. Este "vivir en comunidad" también tiene una apertura diferente. No hablemos de comunidad de religiosos propiamente o de vivir las 24 horas en comunidad como si fuera tu casa. Hablamos de comunidad como ejemplo de convivir y participar en la fe.

"SI TODO FUERA MENOS CURIA Y MÁS HORIZONTAL HABRÍA MÁS PROFETAS EN EL MUNDO"

¿Y esto en qué se concreta?

En nuestro caso, todos los asociados estamos vinculados a una comunidad que puede ser de hermanos religiosos en su totalidad, de hermanos y seglares como es mi caso o que haya sólo laicos. Con esto lo que queremos es poder dar continuidad a la institución.

¿Está en peligro la institución?

La continuidad no vendrá por los hermanos o los religiosos, sino que vendrá por los seglares que siguen esa identidad. El futuro está aquí y pienso que en esto debemos trabajar. Y es verdad que aunque todas las congregaciones pueden tener similitudes en este aspecto, la institución de La Salle fue algo pionera con el tema de la misión compartida y fue una de las que inició ese camino.

¿Y cómo ha sido esa evolución del papel de los laicos?

En España el 90% de los equipos directivos están formados por seglares y aún podríamos subir un poco más este porcentaje. Evidentemente, las cúpulas de las instituciones están formadas por hermanos como por toca. Pero, más allá de eso, la realidad es que La Salle tiene en Cataluña 25 obras y en todo el estado hay 120. Esto significa que hay un montón de instituciones con equipos y personas que salen adelante y que sólo con las fuerzas de los religiosos no podrían ser realidad. Desde esta visión, que creo que es muy positiva, la congregación vio que era necesaria esta apertura. Es verdad que al final hablamos de congregaciones con derecho canónico y esto hace que quizás, a menudo, hay demasiadas limitaciones en cuanto al mandato de los laicos dentro de la estructura eclesial. El tiempo dirá y el tiempo hará. De hecho, la estructura ya se mueve, pero se mueve cada 50 años, no cada 5 como quizás necesitaríamos, ¿no?

¿Entiendo que te gustaría que se moviera más?

Por supuesto. Si la estructura se moviera más, serían muchos más profetas en el mundo. Si quizás todo fuera menos curia y más horizontal. Pero, mírate con perspectiva, hemos avanzado, esto seguro.

“PARA NOSOTROS, EL 'FE, FRATERNIDAD Y SERVICIO' DE LA SALLE TIENE MUCHO SENTIDO EN EL TRABAJO DE LA FUNDACIÓ COMTAL”

¿De dónde surge la idea de la Fundació Comtal?

En La Salle Comtal había un grupo de jóvenes y de ahí surgió el espíritu que teníamos que hacer algo por el barrio, por el Casc Antic de Barcelona. Empezamos con un pequeño grupo que le decíamos “grupo motor” y con el que empezamos a realizar campos de trabajos en verano. A lo largo de estos días ayudábamos a limpiar y pintar pisos de gente vinculada a servicios sociales y que no tenía recursos básicamente. A raíz de esto, surgió que debíamos hacer algo en el ámbito de la educación porque vemos que en este ámbito había muchas carencias y que había necesidades de apoyo educativo y refuerzo. De todo ello, surgió la idea de abrir un centro abierto con el objetivo de que por las tardes se pudiera atender a este tipo de niños. Y de eso han pasado 30 años.

¡Se dice pronto!

En este camino, el Centre Obert se convirtió en una fundación y ésta abrió otros servicios. Desde el “grupo motor” hasta esta realidad han pasado un montón de años. Y hemos ido haciendo un servicio que pensamos, en nuestro caso, desde una perspectiva de Iglesia. Para nosotros, el “fe, fraternidad y servicio” de La Salle tiene mucho sentido en este trabajo. Siempre hemos mantenido que la institución es una obra más de la congregación con la voluntad de seguir exclusivamente el trabajo del fundador que era dedicarse a las personas más vulnerables, especialmente desde el ámbito de la educación que puede abarcar muchos más aspectos como la vivienda, la inserción laboral u otros.

¿De qué cifras estamos hablando?

Evidentemente, este trabajo en un inicio surgía desde el ámbito del voluntariado. Pero en el segundo o tercer año vimos que si queríamos hacer algo con algo de peso teníamos que tener personas contratadas. Ahora, desde hace años, tenemos un modelo mixto que ha crecido mucho con 51 trabajadores y con casi un centenar de voluntarios al año. Son cifras que dan un poco de miedo.

"SI ANALIZÁRAMOS LAS CONDICIONES DEL SECTOR SOCIAL SEGURO QUE NADIE VENDRÍA A TRABAJAR"

Hace un año que asiste el nuevo cargo de director de la Fundació Comtal.

Sí. Primero tengo que decir que yo nunca me he marchado de la fundación, siempre he estado en el patronato, como parte de la representación o dentro del “grupo motor fundador en su día”. Yo tenía un mandato temporal en la institución de La Salle que era el de la dirección general de toda la red de obras de la congregación y acababa el año pasado. Y después de este cargo como siempre había estado vinculado a la fundación acordamos que pudiera llevar la dirección contractualmente. Hasta entonces, mi vinculación fue un tema de voluntariado, no. También es verdad que yo vengo aquí con la voluntad de que sea un final de etapa laboral en un ámbito, como es la fundación, que quiero mucho.

¿Y cómo debe ser el director de la fundación?

El modelo que yo quería por la institución era un modelo para darle mayor proyección, más apertura, más externalización y más posibilidades de captación en el ámbito relacionado. La realidad es que no hemos podido aplicar este modelo porque ha sido un año muy difícil por la fundación a nivel interno y hemos tenido que hacer algo de todo. El sector social es muy precario. Siempre digo que el ámbito de la educación o de la salud están muy regulados, pero que el social no lo está en absoluto. Nos quedan muchos años y muchas penurias todavía.

¿Cuál es la prioridad ahora mismo en esta regulación?

Para ser corto, nivelar el apoyo institucional y administrativo. Objetivamente, el sector social está a años luz de un reconocimiento a la labor realizada y sus profesionales. Este reconocimiento permitiría tener unas organizaciones más fuertes y luchar contra la precariedad que tenemos ahora. Esto de entrada, pero también es necesario trabajar el aspecto formativo o el legislativo. En un porcentaje demasiado elevado vivimos de las subvenciones, de la captación, trabajamos de forma asistencial y con recursos o especies que encontramos de debajo de las piedras. Evidentemente, ni la escuela pública ni la concertada está en esa línea, por ejemplo. Tienen sus reclamaciones lícitas, pero si analizáramos nuestras condiciones seguro que nadie vendría a trabajar.

“LA FE Y LA IGLESIA SON UN VALOR AÑADIDO Para NUESTRA LABOR”

¿Qué balance haces del trabajo de la fundación durante estos 30 años?

Hemos podido atender a muchas y miles de personas, sobre todo de niños y jóvenes. Este hecho, evidentemente, con logros y fracasos, nos hace sentir que hemos hecho un buen trabajo. Sientes que has podido cerrar el círculo y no sólo haciendo un refuerzo, sino también haciendo formación, orientación o trabajando temas de vivienda. Con este último tema, hemos abierto muchos caminos, hemos estado junto a quienes hemos podido atender y lo hemos hecho desde una atención muy personalizada, muy cuidadosa y respetuosa con las personas. Cabe decir que esto también es muy misional de la institución de La Salle. Después, cuando hemos podido, hemos crecido y cuando ha tocado nos hemos encajado de nuevo. Todo ello se ha ido engordando, pero si la financiación y la estabilidad es precaría, vivimos en cierta incertidumbre permanente.

¿Qué es lo que hace diferente a la Fundació Comtal del resto?

Es complicado porque hay muchas entidades y hacen muy buen trabajo por supuesto. Pero creo que nosotros hemos podido estar en un entorno muy acotado, un barrio. Esto nos ha hecho diferentes en el sentido de ser referentes para este barrio y también nos ha ayudado en un modelo más metodológico. Al final estamos atendiendo a una persona con unas dificultades y le prestamos una atención personalizada. No es un modelo de 360 ​​grados pero casi.

¿Y la fe y la Iglesia?

Son un valor añadido por nuestra labor, por supuesto. Desde la perspectiva de una persona creyente, pensamos que esto forma parte de la fe y de ofrecer a los demás un servicio para estar al 100% por ellos. En este sentido, cuando la Iglesia recibe palos por todas partes, debería sacar provecho más de esto. Seguro que le saldría más a cuenta que cerrarse.

"LA VOLUNTAD ES QUE, MIENTRAS SE PUEDA, EL REPRESENTANTE DE LA FUNDACIÓ COMTAL SEA UN HERMANO DE LA SALLE"

¿Con qué momento te quedas de esos 30 años?

En muchos inicios, uno de los momentos clave es la apuesta por la contratación de personas. Y, por otra parte, también uno de los puntos clave de estos treinta años ha sido todo lo referente al área residencial: abrir un piso de menores, tres pisos de mayores de edad de emancipación y, sobre todo, la apertura del CRAE. Este último ha sido un escenario totalmente diferente: tener niños viviendo con unos educadores que desarrollan este trabajo y el apoyo de toda la entidad. Con todo, intentamos estar allí y hemos ido probando cositas a lo largo de los años. En este aspecto, tozudos sí que lo somos.

¡Qué valor!

Inicialmente, la congregación también lo miraba con cierta inquietud. Se preguntaban si saldríamos con todos los miedos que esto supone. Pero los años nos han aportado confianza y recorrido. Es evidente que todo ello surge de un grupo de jóvenes algo inconscientes y no de una realidad eclesial e institucional que se valida. Al final las cosas van así: salen las cosas al empujar un poco más de la cuenta de lo que parecería oportuno. Si tuviéramos excesivos miedos no haríamos nada nunca.

¿Cómo se plantea la celebración de los 30 años?

La verdad es que no lo planteamos de forma muy extraordinaria. Pero sí queremos que sea un reconocimiento a todo el mundo porque esto no va de una persona, ni de dos que lo llevan adelante. Va de mucha gente a reconocer. El cumpleaños también nos da la oportunidad de dar a conocer lo que hacemos y nuestra historia. Al final celebramos que llevamos 30 años aquí. Es cierto que no podemos echar la casa por el tejado y debemos aguantar con lo que tenemos porque nos encontramos en un momento complicado internamente, sobre todo en el aspecto de la financiación. Pero, sin embargo, lo viviremos como un momento de gratitud y agradecimiento a mucha gente.

Una gratitud y agradecimiento que comparta también con los hermanos de La Salle, ¿verdad?

Por supuesto. Nos sentimos totalmente ayudados. Ya hace unos 20 años que estamos en la red de obras de la institución como una entidad más y desde que nos convertimos en fundación, en el patronato hay presencia de los hermanos. Actualmente, son cuatro los patrones hermanos y, además, el presidente de la fundación es el visitador auxiliar. La voluntad es que, mientras se pueda, el representante de la Fundació Comtal sea un hermano. La congregación está implicada y hay hermanos en el patronato, pero también los hay que lo están desde el ámbito del voluntariado.

LA FUNDACIÓ COMTAL TRABAJA EN UN BARRIO DONDE “CONVIVEN LAS TENDENCIAS CON LA MISERIA”

¿Te preocupa la falta de vocaciones?

Me preocupa que los curas de 80 o 90 años, que todavía están vivos, están más abiertos que los curas que llegan y van abotonados hasta los pies. No siempre es así y no podemos generalizar, pero hay cierta ola de... sería complicado ponerle una etiqueta. Con la congregación no pasa tanto, pero es un tema de porcentajes: si tienes 200 hermanos, tendrás 20 que quizás ciertos temas les cuestan más y tendrás 180 que serán fantásticos; si tienes cinco, las posibilidades son menores. Esto es producto de la Iglesia, pero también de nuestra realidad. Todos debemos sumar para tener más vocaciones y ahora mismo en España, en La Salle, tenemos un joven en noviciado. Por eso, siempre defiendo mucho que debemos cuidar a los laicos. Creo mucho en que la misión es una, pero si no hay manos será difícil. Y para mí lo que dice La Salle cuando habla de misión compartida está muy bien. Todo no lo vamos a compartir, ya lo sabemos porque la evolución de los laicos todavía tiene su camino. Pero se han dado pasos inimaginables hace 30 años en muchas congregaciones. Quizás lo que toca el ámbito diocesano cuesta más, pero todo llegará.

¿Cómo has visto evolucionar la pobreza durante estos 30 años de acción en el barrio?

El Casc Antic siempre ha sido, y eso lo decimos siempre, la puerta de entrada a Barcelona. Y en un primer momento, al inicio también de la fundación, se vivió una ola de inmigración interna del estado. Se trataba de una población con muchos niños y con muchas dificultades. El paso de los años trajo una segunda ola de inmigración no comunitaria: personas de Marruecos, América del Sur, Filipinas, entre otras. Todos ellos llegan para construir un proyecto de vida desde cero. Actualmente, sigue existiendo esta población que llega, que no tiene medios y que tiene muchas dificultades, pero también hay un barrio con población que hace quedar muy bien y que va de modernita. En el barrio hay cosas fashion, pero a la vez hay mucha miseria. Y eso es malo porque estas personas más vulnerables al final serán expulsadas de su barrio porque nadie puede alquilar un piso con precio normal aquí. Es absolutamente prohibitivo. El problema es que éste es un tema que seguimos teniendo después de gobiernos municipales de todo tipo y todos los colores. Nadie lo ha querido o ha sabido arreglar, por muy social que pudiera parecer, y eso significa que es un tema muy complicado.

"HAY GENTE QUE LLEVA ENCIMA MOCHILAS MUY COMPLICADAS QUE SON MUY DIFÍCILES DE SACAR, PERO LO IMPORTANTE ES QUE HEMOS ESTADO A SU LADO"

¿Cuáles son los retos actuales de la Fundació?

Ahora mismo los retos son de sostenibilidad y sobrevivir. Debemos ser mejores en buscar financiación. Yo creo que lo somos y lo hacemos bien, pero antes éramos 50 entidades buscando y ahora somos 500 y eso cuesta. También tenemos una vía en el ámbito educativo en lo que respecta a las escuelas de segundas nuevas oportunidades. Es un tema con el que debemos aplicarnos porque las cifras de absentismo y abandono cada vez serán mayores. Tenemos muchas dificultades con colectivos muy desmotivados y creo que debemos buscar buenas alternativas. Pero por el camino se pierden demasiadas sábanas todavía y se pierden más de las que estadísticamente se dicen, porque faltan recursos. Después, también está todo el tema de la vivienda o residencial con todos estos jóvenes que carecen de los recursos. Y lo preocupante es que tienen estos problemas las personas sin recursos y también los tiene una persona que trabaja y que tiene, en teoría, un trabajo estable. Algo de forma contundente debe hacerse. Como fundación y futuro, no podemos arriesgar porque los recursos son muy escasos.

Si tuvieras que destacar una historia con nombres y apellidos de la Fundació a lo largo de todos estos años...

Podría hablar de los niños o jóvenes que han hecho una progresión, que han tenido un apoyo por nuestra parte y que después de vez en cuando te encuentras por la calle o te vienen a ver y te dan las gracias o te dicen sencillamente que han encontrado trabajo. Esto ya es un éxito. A menudo las voces ilusionadas porque han tenido a aquella persona al lado que en un momento dado les ha ayudado sea con tema educativo o con cualquier historia. Estos pequeños logros, digamos semanales, hacen que tenga mucho sentido todo lo que hemos hecho. Los grandes logros existen, pero no mucho. También los hay que al final no lo logran. Y podríamos pensar: "¿Qué no hemos hecho bien?". Pero lo que debemos pensar es que hicimos lo posible para que salieran. Hay gente que lleva encima mochilas muy complicadas que son muy difíciles de sacar, pero lo importante es que hemos estado a su lado y les hemos acompañado mientras hemos podido.

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