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Catalunya Religió
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Roger Vilaclara –CR La población indígena en México está en el punto de mira de los grandes proyectos que quieren destruir territorios para establecer empresas y hacer dinero. La situación de vulnerabilidad se agrava con la historia de estados como el de Guerrero que se ha visto inmerso en los conflictos de guerrillas, el cultivo de drogas y la represión. “Hoy necesitamos un ecumenismo que nos haga trabajar juntos para cuidar la casa común”, asegura Zarel León, miembro del Centro de Estudios Ecuménicos, financiado por Manos Unidas, que trabaja en el territorio para mejorar la situación de estos pueblos.

Zarel trabaja en el Centro de Estudios Ecuménicos desde hace más de 12 años. Comenzó en el área de comunicación y al poco tiempo ya participaba en el área de procesos territoriales sobre el desarrollo comunitario.

Explica que, con su labor, promueve a través de los derechos indígenas una mejor participación y toma de decisiones para todos los problemas que afrontan las comunidades indígenas. Una participación que trabajan para que sea asamblearia ya través del diálogo. También trabajan mucho la participación política de las mujeres, pero en el ámbito comunitario.

Todo este trabajo lo realizan, en parte, gracias a entidades como Manos Unidas que colabora aportando una parte de la financiación. Y lo hacen con campañas anuales como la presentada esta semana. 'El efecto ser humano' es el lema de este año que pone de relieve el papel de las personas y la sociedad en la crisis climática. Asimismo, la campaña quiere reivindicar y reflexionar sobre cómo la propia sociedad que ha causado esta situación es la única capaz de revertir la situación. Y sobre este papel fundamental para impulsar el cambio hablamos con Zarel, que ha venido desde México para explicar su trabajo y está en la sede de Manos Unidas Barcelona.

¿Cómo es la situación de las comunidades indígenas en México?

México es un país muy grande y tiene muchas diferencias en el territorio. La república federal tiene muchos estados en los que hay población indígena que puede ser o no la mayoría. De hecho, existen 63 pueblos indígenas. También existen grandes ciudades que concentran gran cantidad de población y el acceso a los servicios educativos, sanitarios, de transporte, entre otros. En los territorios donde existe población indígena también es donde está la gente que ha sabido conservar, desde tiempos ancestrales, los recursos. Por este motivo, en estas zonas de México encontramos agua, bosque y gran biodiversidad. Los pueblos lo han cuidado pero, en cambio, las ciudades han permitido que se extinga toda esta riqueza.

¿Estos territorios están en peligro?

En muchas de estas zonas donde viven indígenas existe la intención de aprovechar los recursos con megaproyectos. Pero no sólo eso, en estos territorios es donde se concentra el empobrecimiento y la gente se ve obligada a migrar para poder tener mayor acceso a derechos. Éste es un panorama general, nosotros concretamente, con el Centro de Estudios Ecuménicos trabajamos en el estado de Guerrero.

¿Y se vive lo mismo?

El estado de Guerrero es un estado en el sur del país, en la costa del pacífico, y es uno de los estados que tiene mayor población indígena del país. Hay cinco diferentes con cinco lenguas distintas. En Guerrero también existe una importante presencia del pueblo afrodescendente. Guerrero es un estado con una larga historia de represión, guerrillas y siembra de drogas. Todo esto, evidentemente, siempre recae en mayor vulnerabilidad.

"EL CENTRO DE ESTUDIOS ECUMÉNICOS DE MÉXICO ES UNA INICIATIVA DE UNOS CURAS CATÓLICOS Y UNOS PASTORES LUTERANOS Y ANGLICANOS PARA GENERAR ESPACIOS DE DIÁLOGO DESDE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA"

¿Qué trabajo realiza el Centro de Estudios Ecuménicos?

Nosotros trabajamos en el estado de Guerrero desde hace 14 años acompañando procesos de los pueblos indígenas, pueblos campesinos y también de los pueblos afromexicanos. Les ayudamos en lo que nos piden y a partir de ahí hemos tejido una relación muy grande. Una de nuestras intenciones principales es que se fortalezca la organización y toma de decisiones de estos pueblos para poder afrontar las vulnerabilidades del territorio. La población pide muchos derechos al gobierno y esto está muy bien, pero sabemos que estas demandas tardan y pueden cambiar de un gobierno a otro. Por este motivo, junto a los habitantes de estos pueblos, hemos llegado a la conclusión de que lo mejor es tener autonomía para tomar decisiones. Pero esto no se logra si no existe mucha organización y el tejido social también se deshabilita con estas condiciones de vulnerabilidad. Actualmente, acompañamos en un proceso para tener un gobierno que represente a la población indígena, que no se haya elegido por partidos políticos y que siga un modelo asambleario. Ha sido un proceso que ha costado mucho trabajo, con un proceso legal, pero también con un proceso social de exigir, manifestarse y debatir.

¿Por qué es tan importante proteger a estas comunidades indígenas?

Creo que, más allá de para proteger la biodiversidad, que es fundamental para el planeta y las especias; el riesgo también es que nosotros no podamos aprender de esa biodiversidad. En el caso del proyecto en Guerrero el ejemplo está claro. Nuestro país no funciona con los candidatos de los partidos políticos porque el poder está dañado. Nuestro proyecto de gobierno nos ha enseñado cómo hacer una administración después de que nos dijeran que no podríamos hacerlo, que nosotros no sabíamos gobernar. Pero lo intentaremos y puede que no nos salga perfecto a la primera, pero lo haremos porque tenemos la capacidad. Estos aprendizajes no sólo podrían perderlos indígenas, sino que nosotros podemos perder la posibilidad de ver la sabiduría y de aprender de otras formas de vivir. En este sentido de protección, tener un gobierno ha implicado poder defender ese territorio, pero también defender la lengua. Todos sabemos que los procesos de colonización han llevado a una pérdida de las lenguas indígenas y originarias. Tener en un espacio donde, quienes gobiernan, hablan tres lenguas distintas es proteger a esta población.

¿De dónde ha surgido todo esto?

El Centro de Estudios Ecuménicos es una ONG que no sólo trabaja en Guerrero, trabajamos en seis estados distintos de México. Surgió en 1968 en un momento muy importante para el país. En el 68 hubo una matanza de estudiantes muy importante en un mitin electoral por culpa del ejército. En ese momento, el país empezó a vivir una convulsión muy grande y se polarizaron las perspectivas. Es en este punto que surge el Centro de Estudios Ecuménicos como una iniciativa de unos curas católicos y unos pastores luteranos y anglicanos con la idea de generar espacios en los que se pudiera dialogar desde diferentes puntos de vista. Y éste es nuestro sentir, que en su momento incluía una perspectiva religiosa y en ese momento ha ampliado la visión ecuménica a pensar que, en una comunidad, todas las personas pensamos diferente y todas somos necesarias para transformar una problemática.

¿Y se pone en práctica este ecumenismo?

Pues mira, en nuestro trabajo con la población indígena nunca hemos preguntado por las creencias a las personas. Pero, un día, por azar del destino, hicimos un ejercicio para presentarnos ya mí se me ocurrió decir: "Soy Zarel y soy atea". Entonces, todo el mundo empezó a presentarse así y de un grupo de 60 personas surgieron 12 creencias religiosas diferentes. Algo extraordinario, pero que no había sido relevante porque luchábamos por un objetivo común. No era relevante la creencia religiosa porque en lo que todos creemos era conseguir un nuevo gobierno. Yo creo que esto es el ecumenismo que hace falta hoy: encontrar la forma de trabajar juntos para cuidar nuestra casa común.

“SE HACEN PEQUEÑOS CAMBIOS QUE VAN ABRAZANDO A LOS DEMÁS CAMBIOS Y, SIN DARTE CUENTA, TIENES UNA MAYOR TRANSFORMACIÓN”

¿Cómo podemos ayudar desde aquí a minimizar estas vulnerabilidades que sufre la población indígena en México?

Mira, como dice la campaña de Manos Unidas este año, el ser humano es quien ha llevado al planeta a este punto extremo, pero también es el único que puede revertirlo. Cualquier acción en un sitio tiene repercusión en otro sitio porque este planeta es único, está conectado, por un lado, con el otro. Por este motivo, es importante pensar cómo vive cada uno, que consumes, qué tiras. En el caso concreto de Guerrero, por ejemplo, la droga es un claro ejemplo de ello. Y no sólo es un tema de consumo de drogas, también el hecho de comprarse un pantalón específico, una camiseta determinada o consumir un chocolate concreto. Cabe pensar que todo está ligado a una cadena de producción y sucesiones que tiene un impacto en otro territorio. Y, al mismo tiempo, el hecho de dejar de hacer estas cosas también conduce a unas consecuencias concretas.

Es difícil pensar así cuando cuesta cuidar los territorios de aquí en Cataluña. Lo hemos visto estos días con las protestas de los campesinos en la ciudad.

Creo que en su caso, por todo un tema de territorialidad, lo que hace falta es valorar lo que se produce aquí. En términos económicos, la producción de alimentos de un campesino nunca dará las ganancias que da a las grandes empresas de leche, tomates y otros. Estas megaempresas no tienen necesariamente cultivos sanos o tradicionales ya menudo tienen cadenas de explotaciones de otras personas más empobrecidas que trabajan en ellas. Los campesinos de Cataluña nunca podrán competir contra este tipo de producción que, además, tiene un impacto mucho más dañino en el planeta. ¿Y que les queda entonces a los pequeños campesinos? Aquí entra la decisión del consumidor. Nosotros podemos elegir qué compramos y aunque digan que comprar este tipo de producto es mucho más caro, la solución radica en las redes de solidaridad entre la gente. Si queremos apoyar este territorio hay que escuchar a los campesinos y empatizar con su situación.

¿Tú crees de verdad en los cambios?

No puede cambiarse todo, ni todo el mismo tiempo. Pero se hacen pequeños cambios que van abrazando a los demás cambios y, sin darte cuenta y de repente, tienes una mayor transformación. Y esto es lo más importante. Es como lo que decía del gobierno. La primera intención de este nuevo gobierno era simplemente acceder a ese espacio de poder. Y ahora, desde este espacio, se puede pensar que se sembrará en el territorio, cómo haremos para eliminar la violencia contra las mujeres en este territorio, cómo haremos para que aquí no entre el cultivo de drogas.

"VISIBILIZAMOS LAS VIOLENCIAS SOBRE LAS MUJERES INDÍGENAS EN EL TERRITORIO"

También has trabajado mucho en torno a los derechos de las mujeres. ¿Cómo es su situación en Guerrero?

Partimos de la base de que en el mundo se configura como un patriarcado. Y este patriarcado afecta aún más, por supuesto, a las poblaciones más vulnerables y al género más vulnerable. Si hablamos de vulnerabilidad, las mayores compañeras indígenas en el ámbito rural, en un país como México están abajo de la pirámide de derechos. En el estado de Guerrero existen todas las violencias posibles contra las mujeres, más todas las violencias contra su pueblo y todas las de su lengua y su tierra. Por eso es fundamental que formemos parte de las decisiones y, por este motivo, en el nuevo gobierno asambleario hay representación masculina y femenina por igual.

¿Se dan pasos al respecto, sin embargo?

Sí. Hay un cambio mundial. En el caso de Guerrero, lo que estamos impulsando es el Observatorio de Violencia Comunitaria Contra las Mujeres. Hacemos un buen trabajo porque intentamos visibilizar, no sólo las violencias directas, sino la violencia cultural y la violencia estructural que hay sobre los cuerpos de las mujeres indígenas en el territorio. Lo más importante es que estas violencias siempre hay alguien que la permite directamente o con su silencio indirectamente. Pueden ser decisiones banales como que una niña pueda elegir si llevar una falda o un pantalón. Pero también puede haber cosas tan graves como que obliguen a una niña a casarse con alguien. En todo esto hay una comunidad, unos hermanos, unos abuelos, unos tíos o una autoridad comunitaria que lo ve y decide normalizarlo sin intervenir.

“ES NECESARIO UN LLAMAMIENTO A TODOS LOS CURAS DEL MUNDO PARA QUE ESTÉN AL LADO DE LOS POBRES Y LAS PEQUEÑAS CRIATURAS”

¿Tiene la Iglesia un papel activo en la lucha de estas desigualdades y en la ayuda a los más vulnerables?

Yo creo que nuestra Iglesia es muy diferente a la vuestra. Esto ha sido algo que me ha sorprendido.

¿En qué sentido?

Creo que nosotros, los mexicanos, no tenemos demasiado compromiso con la Iglesia diocesana ni con la estructura vertical en la institución. En Latinoamérica nos marcó la teología de la liberación que fue un reducto de la Iglesia de los pobres y de andar junto al pueblo. La Iglesia de la liberación fue un pequeño reducto, pero tuvo un gran impacto. Hubo un momento en que un seminario formó a muchos curas liberadores que marchaban a las montañas ya los pueblos con las comunidades empobrecidas y hacían allí su labor y su servicio. Ahora bien, hay mucha Iglesia que no tiene ni idea de ese trabajo. Hay territorios con rectores a tres o cuatro horas en camioneta de las comunidades y nunca van a ver. Las hermanas religiosas acuden a dar la palabra ya llevar las hostias que han consagrado previamente a los rectores que no quieren moverse.

Y con su trabajo en concreto en Guerrero, ¿cómo es la relación con la Iglesia?

En el proceso que estamos actualmente, existe una relación cordial. Los curas son importantes, la gente les ha pedido que bendigan al nuevo gobierno, que les hagan una misa o que les den su bendición antes de que comience alguna de las asambleas. Pero los curas no están inmersos en la vida de estos proyectos. También se viven situaciones en la montaña que no deberían vivirse como que algunos sacerdotes realizan matrimonios infantiles. Puedes decir que hay familias muy inculturadas en el territorio o sin suficientes conocimientos, pero el cura que permite una boda de una niña de 12 años con un hombre de 40 ha tenido una formación y debería tener un criterio para no hacerlo. En este sentido, creo que es necesario un llamamiento a todos los curas del mundo para que estén junto a los pobres y las pequeñas criaturas. Creo que, en esa línea, también va el mensaje del papa Francisco.

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