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Catalunya Religió

(Glòria Barrete –CR) Este curso la comunidad lasaliana de Congrés se ha constituido formalmente y ya es una más de la Red de Comunidades Lasalianas. Un proyecto comunitario formado exclusivamente por laicos de la escuela que tiene entre sus muchos objetivos el de "garantizar el carisma lasaliano en el centro a pesar de que la comunidad de hermanos ya no vive".

La Salle Congrés se fundó en 1959. Como en las otras escuelas lasalianas de la época, fue animada y dirigida por la comunidad de hermanos hasta el 2006, año en que la comunidad de hermanos cerró sus puertas definitivamente. Este hecho no supuso la desaparición del carisma lasaliano de la escuela. La forma de hacer de los hermanos de La Salle se mantuvo a través de los educadores que habían compartido dedicación y vocación educadora. Así lo explica Pere Vivancos, el hasta ahora director de la escuela La Salle Congrés y miembro de la nueva comunidad lasaliana de Congrés.

"Después de un proceso largo de reflexión y gestación, el curso pasado solicitamos al Hermano Visitador la incorporación de la comunidad a la red". Esta petición fue resuelta favorablemente en el Consejo de Distrito de junio de 2021. La voluntad de la comunidad era clara: que el carisma lasaliano no abandonara nunca la escuela de La Salle Congrés, y para ello creyeron que existencia de una comunidad lasaliana que promueve explícitamente la espiritualidad y el carisma lasaliano, "era indispensable".

La espiritualidad y el carisma, los ejes de la comunidad

La comunidad lasaliana de Congrés está actualmente formada por trece personas, todos laicos. Desde la comunidad explican que su objetivo no es sólo garantizar el carisma lasaliano en el centro. "La comunidad es, también, un espacio que ayuda a sus integrantes, ya sea para crecer en la fe como para ayudar a dar sentido a su ministerio como educadores cristianos". Un espacio que su directora, Daphne Sanz, resume en "un espacio de fraternidad, de familia, donde apoyarnos unos a otros y donde hacemos explícito el mayor apoyo, el de Dios".

El proyecto comunitario lo definen como "sencillo, pero al mismo tiempo profundo". Cada jueves se encuentran para rezar al terminar las clases (cuartos de tres). Esta oración es preparada de forma rotativa por los diversos educadores que participan en ella. A veces, explican, se añaden algunos alumnos, puesto que "es una actividad abierta a todo el mundo". Una vez al trimestre también ofrecen un espacio de reflexión en el que profundizar algún aspecto, ya sea lasaliano, del evangelio o educativo, así como salidas de carácter lúdico y de convivencia. Las reuniones comunitarias las realizan los martes cada dos meses. En estas reuniones se organizan para preparar los encuentros, se ponen de acuerdo para poder participar en los diversos llamamientos de la Red de Comunidades, o dialogan sobre varios puntos de vista.

La misión compartida

Y al final esta iniciativa de comunidad en Congrés, que se suma a otras comunidades lasalianas ya creadas en distintos puntos de todo el distrito ARLEP de La Salle responde al punto de fondo de la misión compartida que promueve desde hace años el Instituto de La Salle. "Los laicos al final nos vamos corresponsabilizando de esta misión, no sólo es compartida, sino que eres protagonista de sacarlo adelante si te comprometes", reconoce Vivancos. "Una forma de hacerlo es a través de la comunidad, añadiéndose a la creada o fomentando una".

Sobre todo, también es, recuerda Daphne Sanz, "ir normalizando nuestra vida de compromiso". Si hacen oración los jueves, explica, se abren a todo el mundo. "El profesorado y el alumnado está llamado también a participar, pero en ningún caso es cuestión de niveles". Lo hacen para evitar el peligro de que la comunidad se vaya encerrando en sí misma y con la firme convicción de que la llamada al compromiso es para todos.

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