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Por Lluís Serra Llansana .
En Gerasa

El tema de la inteligencia artificial (IA) suscita reacciones de todo tipo, desde entusiasmo y fascinación hasta desconcierto, preocupación, miedo… EL GPS que utilizamos para circular por la realidad actual ya no sirve porque no sabemos bien donde estamos [ubicación] ni a donde podemos llegar [destino]. Se quiere controlar la IA antes de que nos controle a nosotros. Muchos organismos políticos pretenden regularla, como el Parlamento Europeo que quiere aprobar el año próximo la primera gran legislación diseñada sobre este tema. Tarea difícil porque hay usos que son altamente problemáticos y los derechos de los ciudadanos puede diluirse ante las nuevas normativas. No estamos seguros de lo que va a ocurrir. Bill Gates, fundador de Microsotf, afirma que una serie de profesiones se pueden ver profundamente afectadas, entre ellas destaca la actividad docente. Cuando en la actualidad corregimos un trabajo escolar, ¿a quién estamos puntuando? ¿Un original del alumno, un plagio de internet o un escrito del ChatGPT? Hablé con el director general de una editorial importante en el campo de la educación y vi que en su plan estratégico contemplaba la IA como una oportunidad más que como una amenaza. Me pareció una decisión inteligente, pero me encantará saber cómo pretenden conseguirlo.

Mientras el mundo debate este tema de manera apasionada, debate que sigo con interés, me he aproximado al ChatGPT. Sin este mínimo conocimiento, la IA representa un concepto abstracto que no se sabe bien cómo funciona o que resultados puede dar. Como profesor, he presentado una novedad a mis alumnos de la facultad. He diseñado la prueba final de una asignatura del siguiente modo. La prueba tiene seis preguntas que, en ocasiones anteriores, los alumnos debían responder para culminar su evaluación. Esta vez es distinto. Formulo cada una de las seis preguntas al ChatGPT. Incorporo la respuesta obtenida, indicando que proviene del ChatGPT. Cada alumno debe responder a cuatro cuestiones en cada una de las seis preguntas: (1) ¿Qué ideas fundamentales están recogidas en la respuesta del ChatGPT?; (b) ¿Qué carencias presenta la respuesta del ChatGPT? Hay que indicarlas y argumentarlas; (c) ¿Qué temas son discutibles en la respuesta, que no estás de acuerdo, y por qué motivo? ¿Cómo debería ser la respuesta a tu juicio?, y (d) ¿Quieres añadir alguna observación al conjunto de la respuesta a la pregunta formulada?

El ChatGPT puede tener sentido si las personas están bien preparadas para analizar sus resultados. Asumirlos sin un espíritu crítico es perder los papeles. No podemos abdicar ante la IA. En vez de cultivar el miedo, el silencio, hay que afrontar los hechos, es decir convertir la IA en una oportunidad más que en un problema, que sin duda también lo será.

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