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ProjecteMontserrat

Si hablamos de espacios de culto en vías de tráfico podríamos hablar de la mítica Iglesia de San Juan Bautista en la autopista del sol que hizo el arquitecto Giovanni Michelucci en Campi Bisenzio (Italia, 1960) o, más recientemente, el iglesia de estética “fórmula 1” del despacho Schneider+Schumacher en Wilnsdorf (Alemania, 2009), pero, lo siento, os hablaré de la Iglesia parroquial de la Virgen de Montserrat, en la carretera de Huesca, en las afueras de Lleida. El edificio, como tal, no guarda un gran interés arquitectónico y está rodeado de lo propio de un “no-lugar de poniente”: junto a un centro de jardinería, una rotonda viaria, una gasolinera y el concurrido y popular restaurante "open 24h".

Pero, como suele ocurrir, más que las piedras (o los ladrillos, en este caso), lo que interesa son las “piedras vivas”, las personas y, en este caso, el empuje de Mn. Manel Mercadé que es, al mismo tiempo, párroco de la parroquia, consiliario del Colegio Episcopal Mare de Déu de l'Academia, director del IREL (Instituto de Investigación y Estudios Religiosos de Lleida) y, por si no tenía suficiente, responsable de la Pastoral Juvenil del Obispado de Lleida. Es quizá esta confluencia de servicios y relaciones personales la que, aparte de la confluencia vial, posibilita que lo que podría ser un desierto se convierta en un “oasis de vivencia cristiana sui generis”.

¿Os imagináis que una celebración de Domingo de Ramos llena la carretera de fieles? ¿O que un grupo de jóvenes de la escuela realiza una actividad de Aprendizaje-Servicio arreglando locales parroquiales? ¿O que una parroquia llena sus paredes de los trabajos del bachillerato artístico e, incluso, elabora un mural devocional permanente para la iglesia?... pues todo esto es lo que ha conseguido Mn. Manel con el apoyo de la comunidad educativa de “L'Epis” (la escuela). Así lo pude testificar este pasado Domingo de Ramos y también a través de las indicaciones que me ha facilitado Mn. Manel, donde está esta entrada en las redes sociales del 22 de marzo donde explica qué ha sido el “Proyecto Montserrat”:

«Un grupo de alumnos del Colegio Episcopal han dedicado parte de este trimestre a un proyecto de voluntariado llamado 'El Projecte Montserrat'. Este proyecto tiene distintos ámbitos: el científico, el tecnológico, el social y el artístico. Dentro de estos ámbitos, han realizado diferentes actividades en la parroquia durante los últimos tres días. Entre otras tareas, se han dedicado a la limpieza del entorno de la iglesia, a la reparación de las puertas de madera, y pintar un mural de la Virgen de Montserrat de seis metros cuadrados para una capilla interior. El proyecto, finalizó ayer con un almuerzo de hermandad.»

Viniendo con el eco, de hacía unos días, del Congreso La Iglesia en la Educación, que tuvo lugar en Madrid el sábado 24 de febrero, esta experiencia hace pensar bastante. De entrada, uno se pregunta porqué esta (y tantas iniciativas) no son más conocidas y reconocidas. Pudo estar bien presente en el panel de “Parroquia – Familia – Escuela” pero, como suele ocurrir, hay infinidad de buenas prácticas silentes (que no “anónimas”) que quedan pendientes de ser comunicadas como buena noticia. , también pone de relieve la importancia del acompañamiento desacomplejado y explícitamente pastoral en la escuela como una herramienta de experiencias significativas en el aprendizaje, es decir, una visión de la presencia evangélica en la escuela, que suma y espolea la actividad docente Finalmente, destacar cómo la acción educativa puede ser también un elemento de generación de nuevo patrimonio sacro con sentido que puede ser acogido en el espacio de celebración de la comunidad cristiana local, aunque sea necesario tomar el coche o caminar un buen rato.

Persones

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