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GIEC Los obispos de Cataluña centran sus escritos dominicales en hablar de la celebración de la Diada en clave sinodal, así como de ensanchar la tienda y salir para evangelizar, del buen diálogo, del duro trabajo, de la clausura del Sínodo por el Esperanza, de propuestas diocesanas para este curso, de ganar el hermano y de remover obstáculos.

El cardenal Joan Josep Omella recuerda que el lunes “se procede la Diada de Cataluña, una celebración civil, pero que también puede ser un momento oportuno para que los católicos recordemos nuestros deberes con la sociedad en la que vivimos y así colaboramos en el bien común”. Expresa que "celebraremos esta Diada con el horizonte de la próxima reunión de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos que tendrá lugar en Roma del 4 al 29 de octubre de 2023". Recuerda también que “hace unos meses se publicó el documento de trabajo —Instrumentum laboris, en latín— con el que se quiere articular el trabajo que se llevará a cabo en las reuniones de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos”. Afirma que "la Iglesia católica se ha puesto en movimiento, sumando a todo el mundo", que "el camino recorrido hasta el día de hoy ha permitido identificar y compartir las peculiaridades de las situaciones que vive la Iglesia en las diversas regiones del mundo” y que “este camino nos ayuda a respetar y amar la diferencia, y a apreciar en todo momento lo mucho que nos une”. Manifiesta que "la Diada de Cataluña es una jornada festiva y una buena oportunidad para compartir y poner en práctica el espíritu de comunión, escucha y trabajo en equipo del Sínodo". Mientras esperamos la celebración de la próxima asamblea sinodal, nos propone “orar por nuestro pueblo, esta tierra de acogida que siempre ha sido alegre y trabajadora” y “porque los catalanes nunca perdemos la fe, puesto que se encuentra en nuestra identidad más profunda”. Por último, ante la Diada de este año, nos pide que “en las celebraciones eucarísticas de este domingo, cumplamos el deber que nos recuerda a san Pablo de rezar por nuestros gobernantes, a fin de que podamos llevar una vida tranquila y pacífica, con toda piedad y honestidad (cf. 1Tm 2,2)”.

El arzobispo de Urgell, Joan Enric Vives, recuerda que «Ensancha tu tienda» es como “se titula el Documento de trabajo para la Etapa Continental del Sínodo que el próximo octubre llega a su reunión de los Obispos con el Papa y los demás miembros e invitados”. Recuerda también que el papa Francisco insiste en que la naturaleza de la Iglesia no es ser una fortaleza cerrada, "sino "una tienda de campaña" capaz de ensancharse para recibir a todos". Nos invita a mirar “el camino de fe realizado por “Abraham, nuestro padre en la fe”, el cual “ensanchó su tienda, su futuro, porque aceptó la llamada de Dios, a “dejar su pueblo, la su casa… y marcharse hacia el país que Dios le mostraría””. Afirma que "hay que ir haciendo el camino de la vida, con la compañía y la amistad del Señor y la de los hermanos que nos pone a nuestro lado" y que "al salir a sembrar, nos conviene abandonar los prejuicios y los miedos sobre las personas”. Considera que “hay que salir de nosotros mismos, escuchar más, ir a donde vive la gente, salir de los ambientes demasiado confortables, dejarnos interpelar y renovar el estilo pastoral en lo que convenga”, todo para anunciar con una nueva audacia el 'Evangelio”. Pide que “seamos conscientes de que somos pobres y débiles, y que será necesaria siempre la ayuda de Dios”, que “seamos humildes y bondadosos” y que “busquemos lo positivo en cada persona, su deseo de felicidad y de salvación, que sólo Jesucristo sacia”. Manifiesta que "los "signos de los tiempos" nos animan a dar un salto cualitativo en la dedicación evangelizadora a nuestra Diócesis". Por último, expresa que “hay muchos que anhelan que les hablemos de Jesucristo, que valoren la Iglesia y la dedicación de los curas, y que esperan que les abramos las puertas y la solidaridad real, con una acogida cordial, paciente y misericordiosa ” y dice que “así ensancharemos la Iglesia y seremos testigos de la Vida nueva del Resucitado”.

El arzobispo de Tarragona, Joan Planellas, dice que “al amparo del Evangelio de esta semana XXIII de durante el año, inmersos en los trabajos y los sudores del retorno a la normalidad con el inicio de un nuevo curso que, en nuestro arzobispado, se ha estrenado con un buen número de nombramientos y cambios en la organización, procede esta propuesta de detenernos a pensar en comunidad para avanzar todos en los objetivos planteados” y que “la manera más efectiva de hacer avanzar las cosas y las personas es el diálogo”. Expresa que “para nosotros, la gente cristiana, el diálogo debe inspirarse siempre en ese diálogo primigenio, que es el diálogo más fecundo posible que existe, el diálogo de Dios con la Creación, el diálogo que se da entre Dios y el ser humano”. Afirma que “decimos que un buen diálogo es garantía de progreso, de eliminación de conflictos y de futuro”, "porque teniendo presente a Dios en nuestros diálogos tenemos la certeza de un diálogo que siempre da fruto” y “porque al dialogar con los sentimientos que se proceden a hijos e hijas de Dios lo que hacemos es dar preferencia a la Revelación ya la Encarnación, los dos puntos álgidos del diálogo entre Dios y la humanidad”. Manifiesta que “así como el diálogo de la Salvación no tuvo en cuenta los méritos de aquellos a los que iba dirigido ni los resultados a conseguir, también nuestro diálogo debemos ejercerlo sin límites y sin estrategias de posibles rendimientos (cf .San Pablo VI, Enc. Ecclesiam suam , 36)”. Pide que "apliquemos ahora nosotros en nuestros diálogos mundanos este acontecimiento espiritual" y recuerda que "a dialogar se aprende" y que "nosotros debemos procurar que quien se está formando aprenda este difícil arte, sobre todo en nuestra conversación diaria y ordinaria”. Finalmente, repasa “las bases necesarias del buen diálogo: Escuchar de corazón a la otra persona; esforzarnos por entender sinceramente lo que nos está explicando, es decir, su punto de vista; reconocer que puede que tenga razón en lo que dice; contar yo, con la misma condición de libertad, mi punto de vista, mi opinión; y, por último, estar siempre en disposición de matizar, rectificar o adecuar mi idea a la de mi interlocutor”.

El obispo de Sant Feliu de Llobregat, Agustí Cortés, dice que “aceptamos como algo normal esta reacción algo depresiva que se ve a menudo en quienes deben afrontar la vida laboral después de las vacaciones”, pero que “esta reacción no deja de ser superficial”. Recuerda que "una de las llamadas que nos hizo Dios al crearnos fue la misión de trabajar" y expresa que "no nos cansaremos de proclamar el valor inmenso del trabajo humano, de la actividad creativa humana en sentido amplio, que los creyentes vemos desde nuestra fe en el Dios creador”. Recuerda que "en el jardín donde nos situó Dios se trabajaba" y admite que el problema es que no estamos en ese jardín, "sino en este mundo, donde las actividades más creativas y luminosas del ser humano, el trabajo y engendrar vida, están afectadas por el sufrimiento, es decir, por la amenaza de frustración y fracaso”. Expresa que “entró en la actividad humana la terrible ambigüedad” y que “cultivar la tierra o pastar al rebaño (Caín y Abel) se ven manchados por la envidia fratricida”. Afirma que “este tipo de contradicción aparece constantemente señalada en la Sagrada Escritura cuando trata el trabajo humano: lo bueno, según se utilice, puede convertirse en algo malo”. Manifiesta que "uno de los errores más graves en los que caemos los humanos es dejarse atrapar por el propio trabajo" y que "en realidad el culpable no es el trabajo, sino una especie de 'adicción al poder' que proporciona trabajar". Por último, recuerda que “Isaías ridiculizaba a la persona que cortaba un árbol, tomaba parte de la leña para hacer fuego y cocinar y con el resto de la madera esculpía un ídolo revistiéndolo de bellas y atractivas guarniciones, para exclamar después: “Sálvame tú que eres mi dios” y expresa que “esta es una esclavitud que se impone un mismo como autoengaño” y que “otras esclavitudes son impuestas desde fuera, que hacen inhumano el trabajo”.

El obispo de Vic, Romano Casanova, dice que "el Sínodo Diocesano es un largo proceso de discernimiento de la voluntad de Dios, en el que se implica a toda la Iglesia local" y que "han sido muchas las personas que con esperanza se han empleado". Expresa que siempre, como pastor de la Iglesia de Vic, ha estado presente “en todos los momentos, acompañando y escuchando”, así como también tomando las decisiones que le correspondían: “la convocatoria del Sínodo Diocesano; la constitución de la Comisión del Sínodo y de la Asamblea Sinodal, y ahora, la elaboración, desde lo que el Señor nos ha abierto como caminos a fresar en todo el proceso, de los decretos sinodales”. Expresa que "en este momento nos corresponde la entrega de los decretos sinodales a toda la diócesis" y "la acogida de los decretos sinodales de parte de los miembros de la Iglesia diocesana". Comunica que la expresión de agradecimiento a Dios “por todo el proceso sinodal vivido será la celebración que haremos, como ya nos es tradicional, el próximo domingo al aniversario de la consagración de nuestra catedral; este año, el 17 de septiembre” y que “este día, a las cinco de la tarde, somos convocados todos los que amamos a nuestra Iglesia de Vic a celebrar la eucaristía de clausura del Sínodo Diocesano”. Remarca que “la acción de gracias al Señor por el don del Sínodo Diocesano que celebramos y la entrega de los decretos sinodales, fruto del discernimiento de todo el proceso sinodal, serán, pues, los dos ejes de la celebración de clausura del somos convocados todos los que amamos a nuestra Iglesia de Vic a celebrar la eucaristía de clausura del Sínodo Diocesano”. Remarca que “la acción de gracias al Señor por el don del Sínodo Diocesano que celebramos y la entrega de los decretos sinodales, fruto del discernimiento de todo el proceso sinodal, serán, pues, los dos ejes de la celebración de clausura del somos convocados todos los que amamos a nuestra Iglesia de Vic a celebrar la eucaristía de clausura del Sínodo Diocesano”. Remarca que “la acción de gracias al Señor por el don del Sínodo Diocesano que celebramos y la entrega de los decretos sinodales, fruto del discernimiento de todo el proceso sinodal, serán, pues, los dos ejes de la celebración de clausura del Sínodo por la Esperanza ”. Por último, dice que “todos los miembros de la Iglesia de Vic estamos convocados, en especial todos los que han formado parte activa tanto de los grupos sinodales como de la asamblea sinodal, sin olvidar, evidentemente, a quienes, desde la oración y el cariño, acompañan ese momento de gracia que el Señor nos concede”.

El obispo de Terrassa, Salvador Cristau, dice que la frase de Jesús "si te hace caso, te habrás ganado al hermano" nos quiere "recordar el hecho de que somos hermanos en una familia, y que Dios nos pedirá cuentas también de nuestros hermanos". Reconoce que "Jesús ha puesto el nivel muy alto" y que "amar a los demás, amar a los buenos y los malos, amar incluso a los enemigos nos sitúa en un nivel muy alto y nosotros a menudo pensamos que es imposible". Recuerda, sin embargo, que “Jesús habla no con la lógica humana, sino con la sobrenatural” y que “lo imposible para los hombres es posible para Dios, porque Él nos ha hecho entrar en una vida nueva en el bautismo que es su misma vida y que ha querido compartir con nosotros”. Expresa que “es un nivel exigente porque el amor cristiano no elige a quién amar”, “quien ama, no elige al prójimo, se hace prójimo”. Afirma que "sólo hay que ver a una persona en la enfermedad, en la exclusión o el dolor para suprimir la distancia" y que "estamos llamados a hacernos cercanos, a hacernos presentes, a ponernos a su disposición". Manifiesta que “amar a los demás, en la práctica, significa ayudarles”, que “ganar al hermano debe ser un objetivo que debemos tener bien claro nosotros los cristianos” y que “ganar al hermano pasa por amarle, como Jesús nos ha amado y nos ama, y ​​nos ha ganado”. Por último, recuerda que “Dios se ha hecho hombre, y en la cruz nos ha ganado a todos para Él y ha manifestado qué significa realmente el amor, qué significa amar de verdad, y cómo debemos amarnos entre nosotros, ayudarnos, velar unos por otros como hermanos” y expresa que esto es “todo un reto. Toda una labor que dura toda la vida”.

El obispo de Lleida, Salvador Giménez, habla de este nuevo curso con el deseo de afrontarlo con aprovechamiento y corresponsabilidad. Expone dos referencias: el Sínodo de los Obispos (octubre de 2023), convocado por el Papa y el Plan Diocesano de Pastoral (2020-2024), que "nos afectan y marcan el camino para transitar con garantía buscando la universalidad y la unidad". Recuerda que "desde los primeros momentos de la convocatoria sinodal ha habido un gran interés por colaborar con este evento universal". Sobre el Plan Diocesano, expresa que "ha sido la guía para nuestra acción pastoral en todas las dimensiones de la vida eclesial". Afirma que “fijándonos en los materiales que acompañaban a las dos iniciativas, ha habido muchas sesiones de trabajo de todos los sectores pastorales que han posibilitado ricos diálogos, amplios encuentros y comprensión mutua entre las sensibilidades que existen entre nosotros” y que “el resultado de este trabajo se ha sintetizado en unas pocas páginas para distribuir entre los miembros de las diferentes comunidades con una mirada en el interior del Iglesia y otra en el exterior”. En resumen, dice que “las dos prioridades para este curso son: 1ª.- Renovación / formación y 2ª.- Evangelización / corresponsabilidad”, que en la primera querríamos “adoptar una mirada nueva ante la realidad eclesial y sociocultural en la que vivimos los cristianos , conjugando tres verbos: escuchar; contemplar y reflexionar” y que “en la segunda, nos obliga a todos los bautizados a cumplir el mandato del Señor cuando nos envía al mundo entero”. Explica que “nos comprometemos con dos objetivos: Animar a todas las comunidades a una gestión de sus tareas aplicando el espíritu sinodal; impulsar desde las Áreas de Pastoral espacios adecuados para compartir, orientar y ayudar en el camino de la acogida y del anuncio”. Por último, invita a “todos a participar de forma activa en cada uno de los eventos que se organicen a lo largo de este curso”.

El obispo de Solsona, Francesc Conesa, dice que “una tarea importante, en la que a veces es necesario invertir mucho esfuerzo, es cuidar los pasos previos a la fe” y que “nosotros no podemos otorgar la fe a nadie, pero podemos ayudar a remover los obstáculos que impiden que la luz de la fe se enganche al corazón”. Expresa que “para acoger el don de la fe son necesarias una serie de condiciones en el sujeto” y que “no se puede responder al don de Dios si siempre se miran las cosas superficialmente, si no se cultiva el aprecio por el bien o si se reduce la libertad a un simple elegir de acuerdo a mis gustos”. Afirma que “una tarea muy necesaria consiste en “derribar bastiones”, es decir, eliminar los prejuicios que muchas personas tienen y detrás de los cuales intentan evadirse de toda pregunta religiosa” y que “tenemos que luchar por deshacer muchos tópicos sobre la fe y la Iglesia”. Considera que “una segunda tarea, muy trabajosa, es antropológica”, que “vivimos en la era del “light”, de lo superficial e inconsistente” y que “es muy difícil suscitar la vivencia religiosa en personas que crecen en este ambiente y que no están acostumbradas a reflexionar en profundidad ”. Piensa que "vale la pena gastar tiempo suscitando en los jóvenes el amor a la verdad, a la belleza, al bien" y que "se trata de una auténtica "preparación para el Evangelio" que hoy es necesaria para poder creer" . Por último, dice que “otra tarea es la educación del deseo”, que “en el corazón de cada hombre está arraigado el deseo del Absoluto, pero puede estar oculto detrás de una maraña de deseos” y que “es necesaria una pedagogía del deseo que ayude a avivar en el hombre el deseo y la nostalgia de Dios”. de lo superficial e inconsistente” y que “es muy difícil suscitar la vivencia religiosa en personas que crecen en ese ambiente y que no están acostumbradas a reflexionar en profundidad”. Piensa que "vale la pena gastar tiempo suscitando en los jóvenes el amor a la verdad, a la belleza, al bien" y que "se trata de una auténtica "preparación para el Evangelio" que hoy es necesaria para poder creer". Por último, dice que “otra tarea es la educación del deseo”, que “en el corazón de cada hombre está arraigado el deseo del Absoluto, pero puede estar oculto detrás de una maraña de deseos” y que “es necesaria una pedagogía del deseo que ayude a avivar en el hombre el deseo y la nostalgia de Dios”. de lo superficial e inconsistente” y que “es muy difícil suscitar la vivencia religiosa en personas que crecen en ese ambiente y que no están acostumbradas a reflexionar en profundidad”. Piensa que "vale la pena gastar tiempo suscitando en los jóvenes el amor a la verdad, a la belleza, al bien" y que "se trata de una auténtica "preparación para el Evangelio" que hoy es necesaria para poder creer" . Por último, dice que “otra tarea es la educación del deseo”, que “en el corazón de cada hombre está arraigado el deseo del Absoluto, pero puede estar oculto detrás de una maraña de deseos” y que “es necesaria una pedagogía del deseo que ayude a avivar en el hombre el deseo y la nostalgia de Dios”.

Pueden encontrar las glosas enteras en la web de la Conferencia Episcopal Tarraconense y en la página web de cada diócesis: Barcelona, ​​Girona, Lleida, Sant Feliu de Llobregat, Solsona, Tarragona, Terrassa, Tortosa, Urgell, Vic.

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