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Existen actuaciones en el patrimonio arquitectónico meramente “restaurativas”. Son actuaciones que preservan el legado arquitectónico y, a menudo, de paso, se pone un “restaurante” junto a los visitantes hambrientos de cuerpo y cultura. A buen seguro conocerá algún santuario o ermita reformada que cuenta con servicio de manutención muy cerca.

Ahora bien, hay otras intervenciones que van más allá y buscan que el bien inmueble se actualice en su función y tenga vida en ofrecer o, más bien, en acoger. Éste es el caso del “Hogar Amadeu”, la reciente rehabilitación de los espacios inferiores al camarín de la Virgen de Núria para acoger actividades pastorales, preferentemente con jóvenes, que tuvimos la suerte de poder estrenar las cuatro familias provenientes de un grupo de revisión de vida cristiana de la que formo parte. Se trata de un conjunto de tres espacios con literas, dos cámaras higiénicas con duchas y un espacioso comedor equipado con cocina; arreglado todo de forma sencilla, cuidadosa y práctica.

El acceso al “Hogar Amadeu” se realiza desde la parte posterior al santuario, dando directamente a las pistas ya la zona de camping, lo que facilita su independencia y no estorba a la actividad propiamente litúrgica o espiritual de quienes acceden a Núria con esta intencionalidad o, al menos, cuentan con esta perspectiva dentro de las múltiples actividades que se ofrecen. Aun así, también existe la posibilidad ocasional de acceder al santuario desde el interior del “Hogar Amadeu”, que es una propuesta muy interesante, por ejemplo, de cara a hacer ratos de oración nocturna como fue el caso de la Nochevieja con todos los niños de las familias mencionadas.

¿Qué había anteriormente en estos espacios? Pues un montaje expositivo de difícil acceso en el recorrido interior del complejo de Nuria. Desconozco en qué consistía esta exposición - ni siquiera sabía de su existencia -, pero es evidente que para nuestros niños han sido unos días muy especiales donde han conocido a la Virgen de Núria y las historias de San Gil y San Amadeo, que ahora forman parte de su imaginario compartido en el marco de una vivencia con amigos y familiares.

Valgan estas líneas como felicitación por esta iniciativa, especialmente para las personas que la cuidan y la han llevado a cabo. Restar acogidos bajo el amparo de la Virgen de Núria es ahora una posibilidad muy “directa” que puede posibilitar la labor evangelizadora de un valle que cuenta, por ejemplo, con el primer monumento dedicado a la Encíclica Laudato Si', una ruta donde visitar las dos cuevas de los santos mencionados o un Vía Crucis moderno subiendo hacia el Albergue del Pic de l'Àliga. No me queda más que animaros a descubrir la invitación de los Gozos de la Virgen de Núria: «La Virgen de Núria vamos todos a visitar.»

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