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Catalunya Religió
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(Laura Mor –CR/Manresa) Primer debate público compartido entre el abad de Montserrat Manel Gasch y la abadesa de Sant Benet, Maria del Mar Albajar. Ha sido en Manresa, en el marco de la Universidad Catalana de Verano. Ambos han analizado cuál es la experiencia religiosa, lo nacional y la propuesta social de la Iglesia para nuestro país. Y han situado la misión de la institución en "recordar quiénes somos y quién podemos llegar a ser" y en "la conciencia profunda de que las cosas se pueden cambiar".

El presidente de la Lliga Espiritual de la Mare de Déu de Montserrat, Carles Armengol, ha moderado la mesa redonda en la que han coincidido este viernes. Ha descrito "una Cataluña que ha evolucionado en pocos tiempos de un cristianismo culturalmente predominante a una pluralidad de confesiones, convicciones y vivencias sobre el hecho religioso". Y les ha preguntado "cómo ejerce la Iglesia católica el rol de anunciar el evangelio" en este contexto que a veces puede ser de "religión a la carta".

"Debemos hacer un duelo de la Iglesia que hemos vivido hasta ahora; está naciendo una Iglesia más sencilla, más pequeña, y es el momento del testimonio", ha apuntado Albajar. En su intervención ha descrito la crisis que viven las religiones, en un momento en el que una tercera parte de la población mundial se define "sin pertenencia religiosa". Aquí ha situado la crisis institucional que vive la Iglesia católica, que es una de las instituciones que genera menos confianza, según varias encuestas de opinión.

Una crisis, ha dicho, que "es compartida con todas las instituciones" y que considera "la gran oportunidad de cuestionar la propia institución". "Si la sociedad no le ve sentido es que quizás no estamos ofreciendo respuestas a la demanda de espiritualidad y de sentido", ha apuntado.

El abad ha relacionado la crisis institucional con la "rotura de la transmisibilidad" y con la "fragmentación que ha llevado a la indiferencia religiosa". Recordando el pensamiento del monje benedictino Lluís Duch, ha apuntado que "el peligro no es el ateísmo, sino que la gente no se preocupe ni hable de Dios".

Entretenimiento, inmediatez y poca capacidad de estar con uno mismo

Sobre el análisis social que lleva a arrinconar a las religiones en el día a día, Albajar ha hablado de individualización de la religiosidad. Ha alertado de que "en nuestro mundo está desapareciendo la subjetividad" y que detecta "personas con poca capacidad crítica, con poca capacidad creativa y de reconocer su propia originalidad y trascendencia". Lo ha atribuido, en parte, a la inmediatez y la velocidad de las nuevas tecnologías, que disminuyen "la capacidad de estar con uno mismo y de responder a la preguntas esenciales de la vida".

En el mismo sentido se ha expresado el abad Gasch, que ha hablado de la sociedad del entretenimiento en la que "constantemente hay algo que hacer", pero que ha perdido capacidad de lectura. En este sentido, ha reivindicado una "madurez subjetiva" como "previa de una comprensión religiosa".

Una propuesta contracultural de sentido

En un contexto de descrédito social de las instituciones, la abadesa de Sant Benet ha defendido: "La Iglesia católica tenemos la gran oportunidad de preguntarnos cuál es el sentido de nuestra fe, cómo la fe nos ha ayudado a ser más persona, más libre y más creativa para poder comunicarlo a las nuevas generaciones". También ha defendido la necesidad de "ser testigos más reales, una propuesta más aterrizada" conscientes de que "todos tenemos la misma dignidad, que somos seres capaces de Dios, únicos e irrepetibles".

También el abad ha dicho que en este marco "el cristianismo tiene mucho sentido como contracultural" y que "hoy la propia espiritualidad es algo constitutivo". Por ejemplo, en algunos de los hábitos de la vida monástica: "El silencio, la oración, la cultura son contraculturales y tienen sentido". El abad de Montserrat ha hablado de un presente de comunidades pequeñas y de la importancia de acompañar a las personas. Y ha defendido una "cierta estabilidad de las opciones de vida y de las relaciones", que se asocia a la felicidad.

Sobre qué puede aportar la vida monástica a la sociedad, Gasch ha dicho que es necesario "fortalecer la experiencia de acompañamiento y de acogida" de los monasterios, así como la "oración pública que llega a miles de personas". Y Albajar ha defendido que necesitan "vivir con autenticidad", ofrecer acogida y un lugar "donde descansar interiormente" a las personas que llegan a la hospedería. También ha apuntado la función de ofrecer "formación que ayude a caminar desde esta utopía".

Una Iglesia inclusiva que acoge a todos

El presidente de la Lliga ha apuntado que "muchos creyentes piden arraigo a la Iglesia catalana, sin perder el carácter universal". Y les ha preguntado cómo implicarse en la defensa de los "derechos de los pueblos", de acuerdo al documento Raíces cristianas de Cataluña.

Para Manel Gasch, "dentro de la Iglesia catalana hay unas instituciones sensibles que velan por esta identidad", como son la Conferencia Episcopal Tarraconense, la Unión de Religiosos de Cataluña o la Reunión de Abades y Provinciales. "Algunos lo encuentran demasiado y otros demasiado poco", ha observado.

Pero que también ve que "hay una importante secularización y cierta falta de vocaciones" que hace que "en torno al seminario haya gente que no comparte esta visión de Cataluña". Así ha apuntado como una "cierta realidad" lo que decía el obispo Joan Carrera que "la Iglesia catalanista ha sido bastante estéril" en el sentido de "producir seminaristas".

Según el abad, este dato afecta a las estructuras que deben velar por el país, así como también a las órdenes y congregaciones que deben fusionarse con otras realidades territoriales por razón de supervivencia numérica. Con todo, Gasch considera que "la Iglesia catalana siempre ha sido muy fiel a la realidad que se ha encontrado" y que "fiel a su tradición, la Iglesia debe ser lo máximo de inclusiva y acoger a todos".

"El derecho a la autodeterminación es personal, y también de las naciones y las comunidades"

En este punto, Mar Albajar ha señalado que la Doctrina Social de la Iglesia dice "cosas preciosas de lo que es el ser humano". Unos textos que recuerdan "el valor único, la originalidad y la sacralidad de cada persona". Y que este fundamento "se aplica a la persona y a la comunidad".

Así ha hablado del "derecho a la lengua y a la cultura" que expresan "una soberanía espiritual". Para Albajar, el magisterio de la Iglesia defiende "el derecho a construir el propio futuro" y que en derecho internacional también reconoce "los derechos de los pueblos y particularmente el derecho a la independencia". En este punto ha recordado la respuesta del papa Francisco, cuando se le preguntó por el proceso en Cataluña. Bergoglio distinguió entre la independencia por emancipación, válida para el caso de las colonias, de la independencia por secesión, que era necesario "coger con pinzas".

Para la abadesa, "es esencial para la Iglesia recordar que existen unos derechos humanos intrínsecos" entre los que se encuentra "el derecho a la autodeterminación no sólo personal, sino de las naciones y las comunidades".

Preguntados por el público por la respuesta eclesial a la represión política después del 1 de octubre, Gasch ha reconocido los "intentos de mediación" y el "seguimiento de los presos" por parte de su antecesor, el abad Josep Maria Soler. Y Albajar ha apuntado que es muy triste y doloroso cuando no se defiende la verdad.

"La Iglesia está llamada a ser auténtica y a reflejar lo que dice"

Armengol les ha pedido también qué propuesta social debe tener la Iglesia, más allá de la acción social. Y cómo combinar "la radicalidad en el vivir" del Evangelio, que exige una "ética de máximos", con el amor y la misericordia.

Albajar ha explicado que "la ética exigente del evangelio muchas veces se ha propuesto como una norma exigente". Ha hecho referencia a la encíclica Humanae vitae de Pablo VI, sobre moral sexual, en la que "la Iglesia marca unos valores que los propios cristianos no cumplen".

En este sentido, ha dicho que "la Iglesia está llamada a ser auténtica y a reflejar lo que dice" y que "tiene la misión de recordar quiénes somos y quién podemos llegar a ser". Esto pasa por el "reto de humanizar a la sociedad". "Necesitamos las utopías, necesitamos quien nos recuerde el infinito que vive en nosotros, las posibilidades inmensas que empujan a la persona humana", ha dicho.

"Tenemos las mismas necesidades y dificultades de la sociedad"

Albajar considera que "la Iglesia ha comunicado el mensaje a veces como si nosotros tuviéramos la razón" y ha criticado que se haya convertido en "una moral que juzga" en vez de entender que "estamos en camino y que la propuesta es también para la Iglesia". Aquí ha hablado del abuso sexual y del abuso espiritual que se produce en situaciones de poder en las que "es fácil no respetar la subjetividad o la libertad de los demás". Y ha concluido que "los miembros de la Iglesia tenemos las mismas necesidades y dificultades de la sociedad" y que es un hecho que hay que "acompañar".

Para Gasch, "una de las funciones de la Iglesia en el mundo es esa conciencia profunda de que las cosas se pueden cambiar". Como ejemplo, ha hablado del discurso ecosocial del papa Francisco y que, al mismo tiempo, "es uno de los grandes intereses de la gente joven". Pero ha dicho también que "pide sacrificios personales" y que hay que "reconocer ambigüedades para avanzar juntos".

El abad cree que "la Iglesia debe tener su moral y principios, y que no podemos pretender que sean los de toda la sociedad". Y que la clave es "gestionar la diferencia entre la utopía y la realidad".

Sobre la mujer en la Iglesia: "Vamos 200 o 300 años tarde"

El público también ha preguntado a los ponentes por la discriminación de la mujer en la Iglesia. El abad de Montserrat ha dicho que "la Iglesia va 200 o 300 años tarde", y que ahora Francisco ha dado pasos pequeños, pero significativos como abrir la posibilidad a que haya mujeres al frente de los dicasterios, con rango de ministros. También ha señalado como algo positivo que la Conferencia Episcopal Española, en los documentos finales del sínodo, no haya censurado la petición de un mayor reconocimiento de la mujer, que ha salido reiteradamente en el diálogo previo de las comunidades.

Para Albajar en este campo "se da una situación de injusticia". Y recordó que ya Pablo VI creó una comisión de estudio sobre los fundamentos teológicos que hacen que la mujer no pueda ser ordenada cura, y que no la encontraron.

Al acto han asistido, entre otros, la directora general de Asuntos Religiosos, Yvonne Griley, el presidente de la Universidad Catalana de Verano, Jordi Casassas, y el gerente y secretario, Joan Maluquer, y la hermana benedictina Regina Goberna.

Puede recuperar aquí la mesa redonda:

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