“Una pregunta que tiene ahora la Sagrada Familia es: ¿qué haría Gaudí en el siglo XXI en el ámbito social?”

La recta final del templo genera cada vez más noticias que los admiradores de la Sagrada Familia han esperado durante décadas. Aunque no estará finalizada en 2026, sí se prevé tener culminadas todas las torres centrales y encarar la construcción de la última fachada, la de la Gloria.

En este contexto, desde hace unas semanas en el equipo de la junta constructora se ha incorporado como responsable de comunicación a la periodista Anna Roig. Diploma en Estudios Avanzados en comunicación por Blanquerna, durante más de una década ha trabajado como jefa de comunicación y relaciones institucional de Cáritas Barcelona y ha sido miembro de la Junta Directiva de la Mesa del Tercer Sector. También tuvo una etapa profesional en Madrid en la ONG Entreculturas con experiencia en cooperación internacional con Fe y Alegría de los jesuitas. Asimismo, siempre ha bebido de la espiritualidad de Taizé.

Aunque pasar de la comunicación de Cáritas a la Sagrada Familia puede parecer un cambio muy importante, Anna Roig explica en una conversación con Catalunya Religió que no lo ve así: “Forma parte de la continuidad de mi proyecto vital. Por suerte puedo encaminar mi vocación cristiana con la vocación como periodista”. Y llega reconociendo que, sobre todo, siempre ha tenido la suerte de encontrarse con gente que le ha dado confianza.

“Yo no le veo el salto, porque al final todo es anunciar el Evangelio. En Cáritas, con los más pobres. Y en la basílica explicando la vida y el mensaje de Jesús en el mundo. Esto es un espacio sagrado y, por tanto, puede ser una puerta a lo trascendente, porque el espacio te conmueve, la belleza puede ser camino hacia Dios”, razona Anna Roig. Y añade que ese sentido se transmite a toda la gente implicada en la construcción y en la atención en las visitas a través de formaciones regulares.

La Basílica, una Biblia en piedra

Precisamente uno de los problemas que puede tener la comunicación de la Sagrada Familia es que se hable demasiado de las piedras o de los turistas y poco del templo, y que los periodistas nunca pregunten por las celebraciones litúrgicas. De hecho, los turistas y visitantes ya vuelven a llenarlo todos los días. Para Anna Roig, en este momento final de la obra, la gran pregunta que marcará la comunicación es qué quiere ser y contar la Sagrada Familia en la Barcelona del siglo XXI: “La Basílica es un gran monumento turístico. También es un museo donde tenemos un legado muy importante de Antoni Gaudí. Pero también somos una basílica y, por tanto, somos Iglesia y esta identidad nos define”. Como ejemplo de lo que representa esto pone las noticias de estos días sobre las torres de los evangelistas, en las que es imprescindible explicar qué significan estas figuras y porqué tienen la posición que tienen una cabeza de buey y una cabeza de león sobre un libro alado.

“Es una gran oportunidad de contar la cultura religiosa. Gaudí era lo que quería: que la Basílica fuera la Biblia en piedra. Antes, en las catedrales esto ocurría dentro, y ahora la catequesis está fuera”, dice. Y más aún por lo que ha significado arrancar las obras tras el parón de la pandemia. “Ahora, hace un año que con la Torre de María pudimos dar el mensaje que seguíamos, y la ciudad de repente vio en la Basílica un faro de esperanza después de la Covid-19”.

Por tanto, “el objetivo es aquel triángulo del que hablaba el monje de Montserrat Lluís Duch: comunicación, comunión y comunidad. La comunicación, con la comunión y con todo lo que significa, y con la comunidad de la ciudad de Barcelona y nuestra casa. Las tres son imprescindibles. Necesitamos que la gente de aquí vibre de la misma forma que atrae a la gente de todo el mundo. Inauguraremos las dos torres que faltan de los Evangelistas en 2023, la Torre de Jesús, en 2026. Y después vendrá el final de la construcción. Cuando en pocos años acabemos la construcción será un gran evento, pero ¿qué queremos que sea la Sagrada Familia para la ciudad? Y para hacer esto bien, deben hacerse muchas cosas antes. ¿Cuál es el mensaje de Sagrada Familia hacia la sociedad de los próximos años?”.

Una de las respuestas está en la dimensión social. Hasta ahora, la Sagrada Familia ha puesto en marcha programas educativos y culturales, y ha abierto las visitas a colectivos vulnerables. Pero desde el patronato se está pensando también en ampliar la dimensión social. Por eso, Roig recuerda que “Gaudí ya en su momento hizo las escuelas por los obreros y por la gente del barrio, porque veía una falta de educación. La pregunta es: ¿qué haría Gaudí en el siglo XXI en el ámbito social? Es una gran pregunta estratégica que ahora está sobre la mesa”.

Roig aclara que "es una pregunta que no se responderá mañana mismo" pero que se está en este camino: "De la misma manera que se hacen conciertos o talleres educativos, habrá que pensar en una obra social".

Tejer relaciones de confianza con la sociedad

“La comunicación es contenido. Por tanto, lo que haga o lo que se haga en la Sagrada Familia genera un relato en el que participa la comunicación. Lo que se hace explica nuestros valores, quiénes somos, la identidad. Y para mí esto es muy valioso. Es una oportunidad poder estar aquí en este momento y sumarme a todo el equipo que lleva años trabajando en el proyecto”.

Para dar esta respuesta la Sagrada Familia ha buscado a una persona muy marcada por su trayectoria eclesial. Alguien que supiera entender esta dimensión desde la identidad del templo. Para Anna Roig lo importante es “seguir tejiendo relaciones de confianza con toda la sociedad para poder transmitir la riqueza de significados de la Basílica y, al mismo tiempo, abrirnos a toda la ciudadanía. En ese camino estamos”.