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Hoy Empezamos la 15ª Sesión del Seminario Interno de Patrimonio Sacro de la Fundación Joan Maragall con unas breves palabras papel Nuestro estimado Enric Comas sj, que desfalleció El pasado 4 de septiembre. El trobárem de menos porque era uno de los más fieles Asistentes a Nuestras sesiones. Por ESTE Motivo encontrará també el vestíbulo del auditorio 1 breve Muestrario de Detalles constructivos, Artículos de y libros de referencia sobre arquitectura religiosa contemporánea que he podido ENCONTRAR de haciendo Limpieza de super en la comunidad de jesuitas del Clot.

Cabe decir que hay 1 extraño vínculo entre ESTE Recordatorio y el tema de la Sesión de hoy, el legado de Antoni Gaudí, ha que entre a los libros que ha dejado defecto 1 de las septiembre obras que la Isidre Puig Boada proyectó papel Obispado de Urgell y que en la revista "arquitectura 63", donde publicó super visión sobre la arquitectura religiosa moderna, también hay 1 artículo donde aparecen obras de Jordi Bonet Armengol, que també NOS acompaña hoy y con quien Enrique tenía relació també para super taberna pastoral: los Minyons Escoltes.

Enrique nació en 1924 en Barcelona. Ingresó como "vocación tardía" una vez terminó los estudios de arquitectura, en 1950, el noviciado de Veruela (Zaragoza), siendo ordenado en 1962 en Sant Cugat del Vallés. Fue de aquella generación de jesuitas que entender la vida laboral como una misión, cuando las órdenes religiosas aún se podían permitir el "lujo" de enviar en misión a sus miembros en lugares no institucionales, ya fuera en el campo de la arquitectura, el despacho de T-50, o como consiliario de los Minyons Escoltes.

Dicen que en su mesa de dibujo puso la siguiente frase: "Serva ordinem te ordo servavit té". Una citación monástica que vendría a indicar "guarda el orden y el orden te guardará a ti". Para Enric la arquitectura era orden, al igual que los Ejercicios Espirituales de San Ignacio también buscaban ordenar la propia vida a Mayor Gloria de Dios. Quizás esta era la necesidad vital de un "quijote del s.XX" como lo fue Enric. Un hombre de aquellos de una pieza, de cantería. Dicen que, cuando estuvo en Bolivia, la gente comentaba "El padresíto no está enojado, el padresíto es así", en referencia a su fuerte carácter y su manera de hacer tan expeditiva y minuciosa.

Tuvimos la suerte de poder contar aún con una charla su dentro de las sesiones del presente Seminario de Patrimonio Sacro. En aquella ocasión, en febrero de 2016, tratábamos la recepción del Concilio Vaticano II, especialmente la Sacrosanctum Concilium, en la arquitectura contemporánea. Por aquellas fechas su obra principal, así como la niña de sus ojos, la iglesia del Colegio Claver, ya había recibido la distinción del DOCOMOMO. De aquella obra surgió su lenguaje posterior que lo identifica: el altar como centro generador del espacio litúrgico. Durante la sesión me sorprendió descubrir un Enrique muy pacificado y, extrañamente, muy humilde. Como quien encarnando aquella frase de la Contemplación para Alcanzar el Amor de San Ignacio "Vos me lo dado, a Ti, Señor, lo vuelvo".

Ahora no tenemos tiempo para más y lo tenemos que dejar aquí. Quedan sus obras y quien quiera disfrutarlas o interpretarlas, junto con un gran sentimiento de agradecimiento. Agradecimiento a Enric, agradecimiento a la Compañía de Jesús y, en definitiva, agradecimiento a la pasión de su vida, que fue Jesucristo.

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