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Catalunya Religió
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Austin Camilleri, Leiva, Malta, 1972 | Cortesia de l'autor.

Josep Gordi –CR En CaixaForum de Barcelona se puede ver hasta el 9 de junio la exposición, 'Veneradas y temidas. El poder femenino en el arte y las creencias'. Se trata de una muestra organizada por el British Museum y la Fundación "La Caixa" que intenta dar respuesta a preguntas como: ¿Qué caracteriza a la imagen de una diosa? ¿Cómo se ha imaginado el poder divino femenino a lo largo de los años? ¿Cómo ha estado representado?, entre otros.

La respuesta a estas cuestiones saldrá de la observación de un conjunto de imágenes, algunas de ellas bastante controvertidas, como la figura de Eva en el jardín del Edén comiéndose el fruto del árbol del conocimiento del bien y el mal y ofreciéndolo a Adán, o la imagen desnuda de la diosa Afrodita o Venus que según las leyendas tenía la capacidad de devolver locos a los hombres.

Pese a su innegable didactismo, la exposición está muy marcada por su lugar de origen, el British Museum de Londres y la religión anglicana. British es un museo que, en gran parte, es resultado del colonialismo británico. Así pues, la muestra presenta un claro sesgo oriental, es decir, mucha presencia del hinduismo y el budismo, más una pizca de animismo de África y del mundo clásico y muy poca presencia del cristianismo, donde la devoción a María como Madre de Dios es casi anecdótica.

Un segundo elemento que puede ayudar a entender la selección de obras de arte que comentamos es que la Iglesia anglicana, desde su nacimiento entre 1534 y 1662, era antimariana y en sus inicios se dedicó a eliminar todas las prácticas tradicionales relacionadas con María y en consecuencia se destruyeron todos los santuarios del país e incluso se prohibió rezar el rosario entre otros hechos.

A LA FEMINIDAD, HISTÓRICAMENTE HABLANDO, SE LE HA EXIGIDO UNA PERFECCIÓN Y UN CONOCIMIENTO ABSOLUTO QUE QUEDA A AÑOS LUZ DE LO EXIGIDO A LA MASCULINIDAD

La primera parte de la exposición se dedica a hablar de la creación y la naturaleza y se afirma que la fragilidad que comporta depender de la benevolencia y la fertilidad del mundo natural podría ser la causa de que, a lo largo de la historia, la Tierra se haya personificado con el género femenino. Hablamos de la Madre Tierra o la Pachamama, de los pueblos indígenas de los Andes. Cabe recordar que la Constitución de Ecuador, de 2008, establece que la Pachamama es una entidad legal. El resultado es que las creencias que conectan el poder femenino con la creación, la naturaleza y la fertilidad de la Tierra están muy extendidas por todo el mundo y están presentes en el pensamiento humano desde hace miles de años.

La segunda parte está dedicada a la pasión y el deseo. Se reflexiona, a partir de imágenes y/o esculturas, que el amor, la lujuria y el deseo son elementos poderosos en la vida de los humanos y pueden comportar armonía, desorden, alegría, unidad, sufrimientos o conflicto. Esta variedad de adjetivos ha estado presente en las diferentes tradiciones religiosas como una bendición que eleva la mente y nos acerca a la esfera divina o bien como una distracción peligrosa y maligna a la que hay que resistirse.

Cuando Constantino promulgó el cristianismo como religión del estado, los primeros teólogos cristianos condenaron a todas las demás religiones y calificaban a sus dioses como demonios disfrazados. Otra idea que se difundió fue que el deseo sexual era la antítesis de la experiencia espiritual y no una parte de ella. Este precepto supuso la aparición de conceptos teológicos sobre la inferioridad espiritual de la mujer a través de la concepción de Eva como la primera pecadora o la primera tentadora del pensamiento cristiano. A modo de ejemplo, la exposición muestra una xilografía del siglo XVI de Lucas Cranach el Viejo en donde la serpiente toma la forma de una mujer.

Por tanto, el arte cristiano del Renacimiento interpreta el relato del Génesis a la luz de la doctrina patriarcal. Esta concepción parte del relato del Génesis y del momento en que la serpiente, el más astuto de todos los animales, necesita cinco versículos para convencer a Eva de que Dios ha mentido, que comerse el fruto no la llevará a la muerte sino que se parecerá a un dios, puesto que poseerá el conocimiento del bien y el mal. Este deseo de sabiduría es lo que hace que Eva coma el fruto. De la participación de Adán, las escrituras dicen: “Dió también a su hombre, y comieron ambos.” Al dar el primer mordisco se les abren los ojos, toman conciencia de su cuerpo desnudo y corren a esconderse. Cuando Dios descubre su transgresión les expulsa del Paraíso.

El relato de Adán y Eva también aparece en el Corán, pero a diferencia de la narración bíblica ambos son tentados, comen a la vez y después se les castiga y expulsa a la vez. Por tanto, por una Eva es la mujer que busca la sabiduría y por otras es la primera pecadora. Ahora bien, detrás de esta visión aparece el afán de eximir a los hombres de la culpa de la caída.

Tertuliano en el siglo II decía respecto a Eva: “Tú eres la puerta del demonio; tú eres quien abrió el sello de ese árbol; tú eres la primera transgresora de la ley divina”. La noción cristiana según la cual el sexo y la influencia femenina eran elementos que alejaban a la persona de la divinidad se extendió por todo el mundo con la evangelización.

Un concepto dual sobre la maternidad

El tercer apartado de la muestra trata de la magia y la maldad, gira en torno a los demonios, monstruos o brujas que pretenden destruir o corromper a la humanidad. También encontramos como las sociedades que valoran la sumisión femenina, tanto las antiguas como las más modernas, aprovecharon la posibilidad de emitir acusaciones de brujería por encarcelar, torturar o ejecutar a mujeres por su supuesto poder maligno.

El cuarto apartado habla de la justicia y la defensa, en el sentido de que también han existido muchas guerreras, mujeres soldado o reinas al frente de grandes ejércitos. Es cierto que, en su mayoría, se trata de casos aislados que no han podido contrarrestar el hecho de que la estrategia, la valentía o la fuerza física son rasgos mucho más presentes en la masculinidad. La antigua diosa Sekhmet y la contemporánea Kali son madres que protegen a sus devotos del mal y los liberan del miedo. Representan el concepto dual de la maternidad, es decir, amable y fuerte o compasivo y feroz.

La conexión de la mujer con la naturaleza, el agua o la Luna

En quinto lugar, se menciona la composición y salvación. La Virgen María es una de las figuras espirituales más venerada en todo el mundo. El culto y la devoción a María ha crecido en los dos últimos mil años y ha adquirido una gran variedad de significados en las diferentes ramas del cristianismo y del Islam. Las referencias de María a la Biblia son escasas, también aparece en el Corán donde se desgranan detalles de sus primeros años. La sura diecinueve sobre María la recitan las mujeres antes y después del parto. En el catolicismo y en la iglesia ortodoxa, María ocupa una posición destacada: es la guía y la madre de los fieles, los escucha, los acompaña e intercede ante ellos ante Dios, ya que María, al aceptar el plan del Señor de engendrar y parir a su hijo, tiene un papel activo en la salvación de la humanidad.

Por todo ello se la representa sentada en un trono, regiamente vestida, con una corona sobre el velo mientras agarra a su hijo con el brazo izquierdo. Se trata de una escena llena de naturalidad en la que, ocasionalmente, por debajo de su traje sale su pie que aplasta a un monstruo que simboliza su participación en el triunfo del bien por encima del mal.

La devoción a la Virgen creció a partir del siglo XIV y algunos estudiosos afirman que, este hecho, coincidió con una época en la que existía una fuerte influencia social de las mujeres aristocráticas, del gobierno de diferentes reinas y de una nueva espiritualidad femenina desarrollada por nuevas voces como la de Hildegarda de Bingen.

La muestra cierra con un conjunto de obras contemporáneas que hablan de la conexión de la mujer con la naturaleza, el agua o la Luna. Quiere hacer reflexionar al visitante sobre el poder del patriarcado y del papel femenino en la sociedad actual. Dice María Zambrano que la mujer debe obedecer su interior, la voz de sus propias entrañas para saber lo que cada una, como si fuera una chispa divina, ha venido a hacer al mundo, y conocer lo que es bueno para una misma y para las personas que tienen en su entorno más cercano y también al más lejano.

A modo de conclusión, a la feminidad, históricamente hablando, se le ha exigido una perfección y conocimiento absoluto que queda a años luz de lo que también, históricamente hablando, se ha exigido a la masculinidad.

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