Maite Larrauri, en su libro La libertat segons Hanna Arendt, reflexionando sobre la perfomance de Sócrates escribe: «El pensamiento libre se desarrolla mejor cuanto más alejado se encuentra de las cuestiones políticas. Arendt indica un momento histórico en el que la brecha entre pensamiento y acción, teoría y práctica, filosofía y política no existía. Al mismo tiempo, justamente a partir de ese momento privilegiado, la brecha comenzó a abrirse.». Actualmente, la brecha adquiere dimensiones preocupantes.
He votado en las elecciones municipales en la ciudad de Barcelona. La campaña electoral, el día de las votaciones, la (in)digestión del resultado por los candidatos y la elección de alcalde han sido hitos de un itinerario donde esta brecha se ha ensanchado. ¿Cuál es la normativa que regula la elección de un alcalde? Las normas son claras y, a la vez, distintas de las que regulan autonomías y parlamentos. Gobierna quien presenta una candidatura que gana por mayoría absoluta o que la obtiene a base de pactos. Si no se produce este resultado, gobierna el candidato más votado. En Barcelona, nada que objetar al cumplimiento formal de esta norma. Entonces, ¿por qué se ha producido tanto revuelo?
Noises Off, obra de teatro escrita por Michael Frayn y estrenada en Londres en febrero de 1982, se tradujo en castellano Por delante y por detrás. Refleja situaciones de gran comicidad a partir de la contradicción entre lo que ocurre por delante y lo que sucede por detrás. Este mismo esquema se puede utilizar para describir lo que ha ocurrido. Por delante, en una entrevista televisada días antes de las votaciones, le formulan al nuevo alcalde la pregunta: ¿Está de acuerdo en que sea alcalde la fuerza más votada? Su respuesta: «El principio democrático es éste.» Y añadió: «Yo si no gano, pierdo, y si pierdo me voy a la oposición.». Por detrás, todo lo contrario. Por delante, comunes y populares se muestran irreconciliables. Por detrás, votan de manera conjunta. Por detrás suceden muchas cosas: mentiras, engaños, preocupación enfermiza por cargos y prebendas, ritmo frenético por salvar los muebles... No se trata de servir al bien común sino de servirse del cargo. No es la primera vez que el alcalde de Barcelona se determina desde Madrid. Hace ocho años una calumnia distorsionó las elecciones. Los ciudadanos somos moneda de cambio por intereses espurios.
Por delante y por detrás, dos mundos inconexos, separados por una brecha cada vez mayor, que llevan al desconcierto y al desprestigio de la política. En resumen, una obra de «teatro» y un juego descarnado de poder.
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