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Catalunya Religió
Luis Marzo, responsable del nou noviciat europeu de Sant Joan de Déu.

(Laura Mor –CR/San Boi de Llobregat) La Orden Hospitalaria de San Juan de Dios inicia un camino para la formación conjunta de los novicios de toda Europa. Los hermanos han inaugurado este sábado un nuevo noviciado europeo en la ciudad de Brescia, en Italia. A primeros de septiembre ya se instalaron los formadores y el servicio se irá implementando a medida que avance el curso escolar.

“Nos planteamos el proyecto de noviciado europeo con la finalidad de abrir la mente a un proyecto más global”, explica en esta entrevista Luis Marzo, responsable del noviciado europeo. Los encargados de la formación de las diferentes provincias detectaron la necesidad “de conocer otras realidades y escuchar el sentir de jóvenes de otros países”.

Cuando un joven llama a la puerta de los hermanos de San Juan de Dios para formar parte de la orden, se inicia un proceso de formación. La etapa inicial, el postulantado, se realiza en la misma provincia. El noviciado, la segunda etapa de formación, se había hecho durant los últimos quince años de forma conjunta para las tres provincias presentes en España, en una casa de formación en Madrid. En la etapa de noviciado, los responsables de formación hacen seguimiento y ayudan a la persona a discernir si su vocación es o no ser hermano de San Juan de Dios.

¿Quién llama a la puerta?

“La mayoría de vocaciones son gente que nos conoce por los medios de comunicación”, responde Marzo a la pregunta de cómo conocen la orden los futuros novicios. “Son gente que tiene una sensibilidad especial, alguien que dice 'siento que tengo que hacer algo por los demás dentro de la Iglesia”. Pone de ejemplo un joven que les llamó tras conocer el albergue de Jesús Abandonado en un programa de televisión: “Me ha llamado la atención porque yo estoy buscando eso que he visto en este programa”, les dijo.

Quedan lejos procesos más tradicionales, como el mismo itinerario de Marzo: “Cuando yo entré a la orden, venía de parroquia, de un movimiento de las Hijas de la Caridad, con todo un proceso que desembocaba en la búsqueda de una institución donde dar salida a una llamada”. En una realidad eclesial muy diferente, las búsquedas personales van por otros caminos: “Hoy funciona más vivir una experiencia de choque”. Una experiencia que haga decir a los participantes: “Quiero hacer un cambio en mi vida, quiero dedicar mi vida a los demás”, explica el hermano Luis.

Descubrir la vocación hospitalria

A diferencia de otras instituciones religiosas, San Juan de Dios no tiene parroquias, ni escuelas, ni movimientos juveniles. Pero sí una misión muy clara y comprensible por la majoría de la sociedad: ayudan a los enfermos y a los excluidos. En este sentido, Marzo recuerda el caso de una mujer que, tras participar en una Pascua Hospitalaria, decidió estudiar enfermería: “Son personas que han descubierto que atender el dolor y el sufrimiento da sentido a su vida”. Marzo subraya que se trata de un proceso de doble sentido: “También es un éxito descubrir desde tu vocación cristiana que tu carisma es estar con los enfermos, seas religioso o laico”.

Pero, ¿cómo se identifica una vocación? “Ofrecemos actividades durante todo el año a los jóvenes”, explica. Se refiere a diferentes experiencias, como la Pascua Hospitalaria o los campos de trabajo en verano, que proponen en sus centros. Los participantes conocen estas propuestas o bien internet o por alguien que ha participado y lo recomienda a un conocido. “A partir de estas experiencias hay gente que sigue una relación”. Y, pensando en clave de noviciado, “aunque no son mayoría, también hay quien, a a raíz de una de estas experiencias, se plantean la vocación”.

Formación religiosa y de servicio a les persones

Cuando entran en el noviciado, la formación cuenta con dos pilares básicos. “La nuestra es una vocación religiosa, discernimos que quieran seguir a Jesucristo y entregarle su vida, con un matiz muy concreto: la hospitalidad”. Los hermanos reciben formación en teología, carisma y biblia. Y hacen la experiencia fundamental de la vida en comunidad, que contempla espacios de oración diaria.

Si la vida religiosa es el primer pilar, el segundo es el servicio en el mundo sanitario o social. La experiencia de seguimiento de Jesús se completa, en el ámbito hospitalario, con el contacto directo con los enfermos, y en el ámbito social, con el acompañamiento de los más vulnerables. “Tenemos una oración que dice 'que vivamos en perfecta unidad el amor a Dios y al próximo'”.

Con los pies en el suelo

Según Marzo son dos ámbitos que no se pueden separar: “No nos podemos dedicar sólo a mirar el cielo, sino que debemos tener los pies en el suelo”. Y la tierra donde eligen caminar es sinónimo, a menudo, de dolor y de sufrimiento, por ejemplo, con los enfermos y sus familias. “En la hospitalidad, somos conscientes de que los hermanos formamos parte de esta gran familia de San Juan de Dios donde hay colaboradores, voluntarios y benefactores que aportan recursos”.

El hermano Luis Marzo es enfermero en una unidad de cuidados especiales. Un trabajo donde, asegura, “pones tu matiz como enfermero, pero también como religioso, como hermano”. Esto pasa por “acompañar el proyecto que inició San Juan de Dios siendo testigos de una llamada”. Y cuenta así la rutina de una comunidad religiosa: “Nosotros vivimos en comunidad, cada día nos levantamos y juntos empezamos el día orando, después cada uno va a un proyecto concreto”. Puede ser la planta de un hospital o los despachos de la curia en cuestiones de organización, explica, “los hermanos no somos más que los colaboradores, sino que al final somos una parte más de esta familia de San Juan de Dios”.

El reto de la diversitat

El proyecto de noviciado europeo conjunto afronta el reto de la diversidad cultural y sociológica de los países de origen. “Hay países donde la religiosidad en el ambiente aún es muy latente; y donde la institución allí es más cerrada, porque la sociedad también lo es”. Mientras que en otros países guardan mucho la distancia, explica que cuando visitan Cataluña se sorprenden de “la proximidad de los profesionales con los hermanos”.

“Aunque con el idioma no llegues a captarlo, en el fondo notas que es un hermano de San Juan de Dios como tú: inculturado en su país, pero con un ADN común”, apunta Marzo, que fue responsable de pastoral juvenil y que ha sido también, hasta ahora, responsable del noviciado en España.

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