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notícies relacionades

Nathalie Becquart: “En la Iglesia primitiva nadie decidía solo”

(CR) “Originalmente, la sinodalidad era el estilo de la Iglesia. En la Iglesia primitiva, el gobierno era sinodal y colegiado, nadie decidía solo”. Así lo ha afirmado la subsecretaria por el Sínodo de los Obispos nombrada en febrero por el papa Francisco, Nathalie Becquart, en una charla en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas de Lleida –IREL– sobre sinodalidad.

Los monasterios, ¿iglesias particulares?

(Bernabé Dalmau –Abadía de Montserrat) La reciente elección como abad de Montserrat del padre Manel Gasch ha vuelto a poner sobre la mesa una cierta admiración o envidia entre los fieles de nuestra casa hacia la autonomía de las comunidades monásticas. El derecho les reconoce una exención respecto al obispo diocesano, y sus miembros eligen -después de discernimiento y con gran sentido de responsabilidad- su propio pastor.

Forcades sobre Sinclètica: “Los profesores deben tener una perla”

(Laura Mor –CR/Sant Benet de Montserrat) Les pareció que llamarse "escuela de vida" era "demasiado pretencioso". Al final, se han definido como escuela monástica con el nombre de Sinclètica. La monja benedictina Teresa Forcades dirige este nuevo proyecto del monasterio de Sant Benet. Una propuesta que tiene el apoyo de la comunidad y que nace con la complicidad de la abadesa, Maria del Mar Albajar. Un buen tándem. Dos religiosas que tienen tanta humildad como buenas ideas y potencia creativa.

Lucía Ramón: “La Iglesia está desperdiciando el enorme potencial de las mujeres”

(Laura Mor –CR) Este mes de octubre la teóloga Lucía Ramón ha presentado en Barcelona las líneas maestras de su estudio dedicado al diálogo entre feministas agnósticas y feministas cristianas. Un trabajo que nace por encargo de la Fundació Joan Maragall, y que tomará forma de libro, en la colección ‘Cristianisme i cultura’ que edita Viena Edicions

El Dios entrañable y sorprendente de Hilari Raguer

(Teresa Forcades) "A mí siempre me ha ido bien la técnica del caracol", me decía. "El caracol, así que le tocan los cuernos, rápidamente los esconde y apenas dejan de tocárselos, rápidamente los extiende de nuevo. Y parece que no se cansa nunca de hacerlo". Mientras lo decía torcía un poco la cabeza y le sonreían muy divertidos los ojos claros, invitándome a ir más allá de las mezquindades cotidianas hacia un horizonte de luz que es lo único que de verdad importa.

Veure la fe