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Por Jordi Llisterri i Boix .

Yo casi que haría una propuesta. Escojan una docena de diócesis de España, las que quieran. Y, ahora que está de moda la palabra, las intervienen. Eso sí, sólo durante un año para poder subastarlas después.

Durante este año, ustedes mismos. Todo el mantenimiento del patrimonio a su cargo. Evidentemente, pueden aprovechar para gestionar de una manera más agresiva el patrimonio que puede ser más rentable. Los curas de hoy ya no saber hacer negocios. Son malos vendedores. Lo que no pueden hacer, es poner a precio de mercado aquellas propiedades de la Iglesia que se utilizan con fines benéficos. Esto sería trampa. Pero seguro que encuentran muchas otras propiedades libres para hacer grandes negocios. Sólo les aviso que a muchas les hará falta antes una buena inversión para actualizarlas.

Donde quizás les irá mejor es en la gestión del patrimonio artístico. Lo tenemos bastante adecentado. Si por ejemplo (y yo no lo haría) se quedan Barcelona, ​​pueden cobrar a todas horas para entrar en la Catedral. No sólo al mediodía, como hasta ahora. Incluso pueden probar de enderezar al Cristo de Lepanto. Sería un segundo prodigio muy apreciado. Pero, al hacer de la Catedral un museo, ya tendrán que contratar a alguien con conocimientos y nivel (y el sueldo adecuado) para dirigir la gestión de este patrimonio artístico. En realidad, necesitarán dos personas, porque el canónigo Bonet no cobra por dirigir el Museo Diocesano y a la vez estar todo el día cuidando las piedras de la Catedral. A una persona contratada no la explotarán de esta manera. Y paguen también los guías, que ahora son voluntarios y lo hacen sin cobrar.

Es sólo una sugerencia, de cómo se podría ganar dinero. De estas cosas tampoco entiendo mucho. Pero supongo que no les costará mucho hacerlo mejor. Miren: el año pasado las diez diócesis de Cataluña declararon unos 6 millones de euros de ingresos gracias a la gestión del patrimonio -poco más del 6,5% de sus ingresos totales. Y, en cambio, para mantenerlo se gastaron 13,5 millones. Seguro que lo pueden mejorar.

Ahora se me ocurre también que, por ejemplo, se podría poner una tasa para ir a misa. Confiar en la buena fe de la gente, ya se sabe. Diganselo a Càritas, que en Barcelona sólo recauda 16 millones al año. A fin y al cabo, el precio hora por el uso de un local o de un servicio es muy fácil de tarifar. Lo hace todo el mundo, menos la Iglesia, que de estas cosas no entiende y sólo lo aplicará en algunos casos a los usuarios esporádicos. A estos, yo les haría un recargo. Y con ello también podrían subir el sueldo a los curas, y pagar algo a los que abren la puerta y barren los templos. Quizá hasta solucionarían así el déficit de la Seguridad Social.

Eso sí, si se quedan con las diócesis de Cataluña deben saber que, en la mayoría de obispados, entre un 60 y el 70 de los ingresos provienen de las aportaciones directas de los fieles. La aportación de la cruz en la casilla del IRPF se queda alrededor del 20% del presupuesto. Con las diócesis intervenidas supongo que ya no habrá que pedir ayudas a los fieles. Se lo digo, porque, si de paso intervienen alguna ONG o algún partido político, les pasará al revés. Que la mayoría de los ingresos ya provienen de fondos públicos. Dependiendo de qué escojan, hasta el 90%. Si lo hacen, seguro que no lo notarán mucho y que una cosa quizás compense la otra. O no.

Volviendo a las diócesis, mi propuesta es que dentro de un año pasemos cuentas. Si la cosa ha ido bien, lo que les decía. Las subastan y todos ganamos dinero. Si se venden bancos fallidos a precio de saldo, un atractivo negocio como este tendrá buenos compradores, que además pagarán religiosamente sus impuestos e IBI correspondiente de la lucrativa actividad.

Pero si la cosa ha ido mal, entonces si que pasaremos cuentas. Todo lo que hayan tenido de pérdidas, lo apuntamos, y nos han de asegurar que durante los próximos diez años darán la misma cantidad anual a Cáritas. ¿Qué? ¿Trato hecho?

Pues miren, si es que no, entonces dejen de tocar las narices, que de esto si que entiendo un poco más. Bastantes problemas tiene ya el país; y para marear la perdiz ya tenemos el tema de Gibraltar. Y, si es que no lo hemos entendido bien, y que no es nada personal contra la Iglesia, y que sólo se trata de que todos pongamos de nuestra parte, entonces seamos serios y hagamos una reforma a fondo de fiscalidad de este país, que no brilla por su equidad. Pero de la fiscalidad de todos, laicos, moros y cristianos.

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