(David Casals –CR) Esta semana muchas iglesias protestantes y evangélicas de Catalunya participan en la Semana Universal de Oración. Es la iniciativa más antigua en la que coinciden diversas ramas del protestantismo: se celebra desde 1878. Su objetivo es que las iglesias evangélicas recen juntas, para reforzar sus vínculos y ofrecer un testimonio cristiano eficaz.
Los materiales de esta semana los redacta la Alianza Evangélica Europea, y este año se centran en un personaje del Antiguo Testamento, que aparece citada en el libro de los Números: Caleb. Junto con Josué fueron los dos únicos israelitas que, durante el Éxodo, sobrevivieron als 40 años de periplo por el desierto y pudieron entrar en Canaán, el territorio que Dios había prometido a su pueblo, "una tierra que mana leche y miel".
Según el relato bíblico, cuando el pueblo de Israel, comandado por Moisés y después de salir de Egipto, llegó a las inmediaciones de Canaan, Moisés envió doce exploradores o espías para investigar qué pasaba eneste territorio. Diez de los doce dijeron que sería imposible conquistar esta tierra, porque allí había gigantes que aniquilarían Israel. En cambio, Josué y Caleb dijeron que Dios los ayudaría para conseguir llegar a Canaán.
A raíz del testimonio de los diez exploradores, el pueblo hebreo decidió no entrar en Canaán y como castigo por desobedecerle, Dios hizo deambular al pueblo deIsrael durante 40 años en el desierto. Los único adultos que sobrevivieron y pudieron entrar fueron Josué y Caleb, como premio por su fe en Dios.
Resignación y nostalgia
La figura de Caleb es la protagonista de los materiales, que pretenden que los fieles respondan a una pregunta que formula los textos: "¿Por qué hoy necesitamos nuevos Calebs?".
"La Iglesia en Europa ya no puede vanagloriarse de sus poderosas instituciones ni de su masiva influencia en la sociedad. Está aprendiendo cómo ser una minoría y encontrar una nueva forma de fuerza en su debilidad y también descubrir cómo salir adelante sin la conexión con el poder político. (...) Su anterior triunfalismo ya no existe (...) Los sentimientos de vergüenza, resignación y nostalgia realmente se han incrementado en la Iglesia europea y existe el riesgo de que 'contamine' a las próximas generaciones de jóvenes cristianos, que están dejando la Iglesia en un gran número", diagnostica el documento.
"Hacemos oración por Caleb que pueda haber en nuestras congregaciones. Gente con valor para reconocer la realidad y dar esperanza", indican los textos, cuyo lema es 'Tener un espíritu diferente'.
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