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Catalunya Religió
revolta pagesa
Foto: Albert Hernàndez. ACN

Glòria Barrete –CR El campesinado de Cataluña ha dicho basta. Y lo ha dicho a través de la revuelta campesina que ha colapsado durante algunas jornadas las principales vías de transporte del país. Las reivindicaciones son numerosas y han puesto el foco en un sector, principalmente de los entornos rurales, que ejemplifica el cuidado de una tierra común que es la base y el alimento del presente y del futuro. Y si alguna institución social está presente en el mundo rural, aparte del campesinado del país, ésta es la Iglesia, a través de las parroquias y sus rectores, diáconos y laicos comprometidos. Hemos preguntado a algunas personas de Iglesia que tienen presencia en el mundo rural sobre las reivindicaciones del campesinado y el papel que debe jugar la Iglesia en este sector.

Sebastià Aupí no dudó ni un momento el martes en apoyar a la revuelta campesina. Lo hizo acompañando a los campesinos con el corte de carretera que hicieron en la N-II, a la altura de Medinyà, de donde es el párroco. Aupí explica que cuando se es cura a labrador lo que descubres es que “hay momentos en que uno debe apoyar a los demás, en campo todo el mundo ayuda”.

El martes, afirma, "fue uno de estos momentos". Momento de apoyar, de ayudar ante unas reivindicaciones sociales "que encajan con el pensamiento de la Iglesia sobre la justicia social y con las palabras del Papa sobre la casa común que debemos cuidar entre todos".

"EN CAMPO TODO EL MUNDO AYUDA. TODO EL MUNDO FORMA PARTE DE LA COMUNIDAD"

Aupí tiene una larga trayectoria en el mundo rural como párroco. Nombrado rector de

Cervià de Ter, Fellines, Medinyà, Orriols, Sant Julià de Ramis i Viladasens en 2011; de Vilafreser en 2016; de Flaçà, Sant Joan de Mollet i Sant Llorenç de les Arenes, en 2019; administrador parroquial de Galliners, Orfes, Parets, Sant Esteve de Guialbes, Sant Marçal de Quarantelles, Terradelles i Vilademuls, en 2022; i encargado de Olives, en 2022.

Reconoce que "si no cuidamos el campesinado, la ganadería, la agricultura, nuestra tierra no la cuidará nadie". Y es por eso que pensar que es importante “sentir el clamor del campesinado, hacerlo nuestro, y hacer el esfuerzo que todos nosotros podemos tener al alcance para hacer que su situación sea más sostenible”.

Para él esto pasa, como párroco, por hacer presencia, “como ellos hacen presencia y están en muchas otras circunstancias de la vida de payés y de la vida de los pueblos donde todos somos importantes, todos contamos y donde todos formamos comunidad”.

La religiosidad en la montaña

Una situación, la de hacer comunidad en el mundo rural, que también conoce bien el diácono del obispado de Urgell, Josep Montoya, que, junto a su mujer Conxita Salvadó, llevan años al servicio de parroquias rurales de diferentes lugares del obispado.

Los años que estuvieron en la Vall Fosca sí tuvieron una estrecha relación con los campesinos. “Eran parroquias muy rurales, la gente que venía a la parroquia eran todos agricultores y ganaderos, y vivían una religiosidad muy típica de montaña, de cumplimiento, pero en el fondo aconteció para nosotros, Conxita y yo, la posibilidad de ver a la Iglesia como una comunidad suya, un lugar querido”.

Un colectivo, el campesinado, que han conocido mucho y que son gente que "saca adelante con subvenciones, con pocas ayudas y con un relevo generacional a veces inexistente".

En la Cerdanya, donde han estado tres años, el relevo y el campesinado es casi inexistente, "anecdótica". Es una zona en la que han ido cerrando explotaciones. "La gente allí ha preferido venderse el trozo, que da más dinero, que hacer apacentar vacas".

En Ribes, donde están ahora, el campesinado no existe. “La verdad es que no hay nada, ni campesinos ni pastores, ni nada. Se vive exclusivamente de segundas residencias”.

Dignificando el mundo rural en el Movimiento eclesial de Pueblos y Comarcas

Jaume Dantí también es buen conocedor de la situación del campesinado y del mundo rural. Él es presidente del Movimiento de Pueblos y Comarcas y afirma que en los pueblos rurales la proximidad de la Iglesia a la vida cotidiana de los campesinos "es un hecho en buena parte de casos", compartiendo, explica, "el sufrimiento y la injusticia que sufre este sector de la sociedad, tal y como lo han manifestado públicamente algunos rectores o diáconos que están presentes".

Más que comunidad parroquial, explica, existe "comunidad de pueblo". Por otra parte, más allá de algún documento de la Conferencia Tarraconense, de hace bastante tiempo, señalando la dignificación de aquellos y aquellas que cuidan de preservar la tierra, Dantí ve en el Papa Francisco la figura eclesial "que explícitamente ha apoyado el derecho de poder vivir del trabajo de la tierra y en la obligación de protegerla de intereses expoliadores".

Y a nivel eclesial en nuestro país no podemos olvidar el Movimiento de Cristianos de Pueblos y Comarcas, que Dantí lidera actualmente. Nació, recuerda, "vinculado a la inquietud de la dignificación del mundo rural, en todo tiempo desprotegido frente a otros intereses económicos y de los responsables políticos".

Actualmente el movimiento sigue denunciando la falta de apoyo y la desconsideración hacia aquellos que pueden abastecer de alimentos de calidad al resto de la sociedad.

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