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Catalunya Religió
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(Jordi Llisterri - CR / Tarragona) "Cada historia de martirio está asociada a un contexto político, no se produce en el vacío. Por eso puede ser instrumentalizada". Es la reflexión de Andrea Riccardi, ex ministro italiano y fundador de la comunidad de San Egidio que este viernes abrió con una conferencia los actos de la beatificación en Tarragona.

Riccardi enmarcó las beatificaciones del domingo en el contexto del siglo XX, siglo de mártires en todo el mundo, con millones de muertos perseguidos por su fe. Desde el genocidio armenio o las dictaduras comunistas, al asesinato de monseñor Romero o de los monjes trapenses de Argelia. Es la historia de unos muertos que, como a menudo sucede en Europa, "podemos dejar en el olvido o aplastarlos en contexto político" en lugar de "mostrar la originalidad de su historia ante el odio".

Para Riccardi, el historiador que más ha estudiado las persecuciones religiosas en el siglo XX, este problema ha sido más evidente en España, "por su instrumentalización política, aunque ahora se ha avanzado mucho". Y puso como ejemplo de una lectura creyente la que ya hizo en 1937 el cardenal exiliado de Tarragona: "Vidal i Barraquer supo hablar de los mártires en medio de la tragedia con inteligencia espiritual. Porque él vivió el martirio del exilio, y el de compañeros suyos como su auxiliar, el obispo Manuel Borràs".

Vidal i Barraquer vio que "los mártires de la Iglesia no pueden adscribirse a ninguna opción política, y por eso no quiso firmar la pastoral colectiva" de apoyo al alzamiento militar. Asimismo, Riccardi remarcó que "los mártires no piden venganza", sino lo que pedía el cardenal tarraconense: "caridad, caridad y caridad".

Para Riccardi la manera de evitar la politización de los mártires es entrar en la "historia personal" y "reconocer la especificidad de cada martirio". Porque "los mártires no son héroes de una cruzada, sino gente creyente con una fuerza más fuerte que las armas".

Aunque no es habitual en este tipo de conferencias inaugurales, Riccardi se prestó a responder algunas preguntas del público presente en el Palacio de Congresos de Tarragona. Entre estas, si la Conferencia Episcopal Española debe pedir perdón por su actitud durante la Guerra Civil y el franquismo. "Yo no soy miembro de la Conferencia Episcopal Española, no soy asesor de la Conferencia Episcopal Española, por lo tanto no tengo una opinión formada al respecto, pero creo que la historia cada vez se hará más seriamente". Y a la respuesta añadió lo que Juan Pablo II siempre repetía "perdonad y pedid perdón", incluso a Polonia, su país mártir. "Creo que lo importante es pedir perdón", concluyó Riccardi.

La recuperación de los mártires de Juan Pablo II

"Wojtylano perdido" así se definió Riccardi explicando cómo Juan Pablo II estaba convencido de que había que redescubrir a los nuevos mártires, que "no debe perderse su testimonio". Esta comprensión del papa polaco se explica por su vivencia del nazismo y del comunismo, que generó muchos testimonios de mártires en un siglo que "para millones de seres humanos fue un siglo de oscuro terror". "Pero nunca fueron suficientemente oscuros para que los creyentes dejaran de encender el cirio de la Pascua" y mostraron que "se puede ser cristiano en la oscuridad". Esto es lo que muestra el hecho de que miles "de hombres, y sobre todo muchas mujeres, no renunciaran a la fe para salvar la vida".

Una experiencia compartida por las diversas tradiciones cristianas que permitió afirmar a Juan Pablo II que "en el martirio ya estamos unidos". Según Riccardi, el hilo común de todas estas persecuciones es que "el mártir es considerado por los verdugos como un no hombre. Como una nada. Una violencia inútil que tiene una raíz común: eliminar el cristianismo como reserva de humanidad". Esto muestra que "El cristianismo no es débil. El cristianismo es la religión de los humildes, de los pobres, pero tiene una fuerza".

Finalmente, Riccardi denunció que "el siglo XXI sigue siendo el siglo de los mártires, porque los cristianos son asesinados. Y no porque sean un obstáculo político, sino porque con su humanidad, caridad y fe, demuestran que hay otro camino posible". Por ello lamentó que "en el siglo de los derechos humanos, se oculte el martirio y la persecución". Y reclamó "la memoria eclesial como la única llave que puede abrir las rejas que ocultan la memoria de los perseguidos". También denunció el terrorismo religioso todavía presente que "como Iglesia, como sociedad civil, y como Estado, debemos ser responsables de desenmascarar", porque "el mártir no es un suicida".

La conferencia fue presentada por el decano de la Facultad de Teologia de Catalunya, Armand Puig, que definió a Riccardi como un hombre "que practica el catolicismo del diálogo". El arzobispo Jaume Pujol, también agradeció a Riccardi "la preparación espiritual" que había significado su conferencia.

En este primer acto del fin de semana también asistieron los obispos catalanes Joan Enric Vives, Romà Casanova y Xavier Novell, el secretario de la Conferencia Episcopal, Martínez Camino, el cardenal emérito Estepa, y el abad Josep Maria Soler. Además de representantes del Ayuntamiento y la Diputación de Tarragona, también asistió el director general de Asuntos Religiosos, Enric Vendrell.

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