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Algunos comentaristas llaman los capítulos 34 y 35 del libro de Isaías el segundo apocalipsis. El primero estaría formado por los capítulos del 24 al 27. Efectivamente hay elementos de la apocalíptica en los cc. 34 y 35: fenómenos cósmicos extraordinarios (34,4); pedir cuentas y castigar a las naciones que han oprimido a Israel (34,8); Dios que viene a hacer justicia o (según otras versiones) venganza (35,4). Un pequeño fragmento del capítulo 35 (35,4-7a) leemos este domingo en la primera lectura. El texto se ha escogido para apoyar el texto del evangelio que narra la curación de un sordo - mudo.

El texto está confeccionado a base de integrar temas que se encuentran en otros lugares de la Biblia y, sobre todo, en el resto del libro de Isaías. Dar ánimo a los débiles (vv. 3i 4), más concretamente cuando dice "decid a los que desfallecen, sed fuertes, no temáis" (v.4). Encontramos el tema en el segundo Isaías cuando el profeta es instado a no tener miedo de proclamar la venida de Dios (40,9). También el segundo Isaías recuerda que Dios "da nuevas fuerzas a los cansados, robustece a quienes son débiles" y "los que confían en el Señor retoman las fuerzas ... y caminan sin cansarse" (40,29.31). Cuando Josué debe emprender la conquista de la tierra prometida, Dios le dice: "Sé firme y decidido" (Js 1,6-7); semejantes palabras escucha Salomón cuando debe iniciar la construcción del templo de Jerusalén: "Sé firme y comienza" (1Cr 28,20). Cuando hay que emprender la reconstrucción del segundo templo, Dios, a través del profeta Ageo, dirá a Zorobabel y Josué: "Sed firmes ... Poneros al trabajo que yo estoy con vosotros" (Ag 2,4) y Daniel a fin de escuchar y guardar la revelación sentirá: "No temas, preferido de Dios. La paz sea contigo ... coraje, sé fuerte. (Dn 10,19).
Los ejemplos expuestos muestran que, cuando las fuerzas humanas han llegado a su límite y parece que se cierran todas las puertas y que no se ve por ninguna parte ninguna posibilidad de salida, es entonces que aparece la ayuda de Dios, imponiéndose con fuerza a cualquier desfallecimiento. Hay que tener en cuenta que los cc. 34 y 35 están insertados en la primera parte del libro de Isaías, que predicó el s. VIII aC. La predicación del segundo Isaías, de la que formarían parte estos dos capítulos, posterior en el tiempo, estimula a los desterrados en Babilonia a que no desfallezcan y retornen a la tierra de Israel y el argumento a favor es esta salvación de Dios que ya se ve venir. También cuando Dios confía a un personaje de la historia de Israel una tarea importante y decisiva, no le falta la promesa de la ayuda inquebrantable de Dios. Emprender el retorno es el trabajo que se encarga a los desterrados en Babilonia.

Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, el cojo saltará, el mudo gritarà. Expresiones que nos son familiares y ponen en relación la primera lectura con el evangelio. También tienen su eco en otros pasajes de Isaías: "Ese día los sordos estudiarán la lectura del libro y los ojos de los ciegos verán, liberados de la oscuridad" (29,18); "Los ciegos recobrarán la vista y los cautivos saldrán de la cárcel, dejarán el calabozo los que habitan en la oscuridad" (Is 42,7). Son imágenes que pretenden hacer evidente la venida de Dios, anunciada también en el texto. Históricamente anuncia el fin de la cautividad de Babilonia, teológicamente proclama el advenimiento de los tiempos mesiánicos, caracterizados, no sólo para la salud corporal, sino por el estado de pureza ritual, ya que ciegos, sordos, cojos y mudos eran ritualmente impuros y incapaces para la alabanza a Dios, alabanza indicativa del estado de perfecta relación con Dios.

Domingo 24 durante el año. 6 de Septiembre de 2015

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