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Por Oriol Domingo .
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1. "Por qué no voy a misa" es un librito de entrevistas a gente que no va a misa regularmente los domingos. El autor se Josep Gil i Ribas (Reus, 1928). Mosén Gil es uno de los teólogos catalanes contemporáneos más destacados. De su obra destaca la "Història del Pensament cristià" en diez volúmenes.

2. Este post es fruto de la lectura siempre recomendable de la sección "Vuit i nous” de Manuel Cuyàs en "El Punt Avui". El último párrafo de su artículo "Misses" dice: "El Viernes Santo pasado fui a seguir el oficio del día, que para mí es el mejor de todo el año. Tres sacerdotes leen el Evangelio de Juan. Uno hace de narrador; el otro, de Jesucristo, y el tercero da voz a los secundarios. Cuando era pequeño, esta celebración de tarde llenaba el templo. Ese día éramos cuatro, pongamos veinte, en la nave inmensa, y los curas, indudablemente afectados, hicieron una interpretación mediocre, desganada y casi inaudible. O quizás es al revés: la gente no se sintió llamada porque sabía que la 'representación' y el sermón de trámite posterior no ofrecerían alicientes. No lo sé. Sí sé, porque lo he visto, que, en cambio, las misas de muchos países europeos, algunos considerados los más laicos, son un tapón a cualquier hora. Un tapón como antes aquí. La Iglesia catalana, que debe pensar, ignoro qué conclusiones saca”.

3. José Gil se refiere a esta cuestión en "Per què no vaig a missa". Vale la pena tener en cuenta sus consideraciones. Él es un hombre de larga e indiscutible experiencia sacerdotal, pastoral y teológica.

4. En este libro, según Gil, flota la idea de que "la crisis religiosa de hoy no es una crisis de práctica religiosa sino una crisis de fe". Explica: "El libro indirectamente plantea la cuestión de si es o no es tan importante la misa del domingo. El domingo, para mucha gente, ha cambiado de signo y quién sabe si no se puede adivinar en las respuestas consignadas una tendencia que trata de situar en el centro de la vida comunitaria de la fe no tanto la Eucaristía sino la Palabra, una tendencia que podría asustar a algunos pero que en realidad responde a la convicción de la necesidad urgente y radical de un cambio de estructura de la misma Iglesia. No para minimizar el papel de la Eucaristía, pero sí para pensar cómo debe ser ahora este papel”.

5. Josep Gil recalca que la Iglesia no puede olvidar que "Dios ama este mundo y que, porque lo ama, le ha otorgado una serie de bienes que la Iglesia debería ser capaz de recibir para fecundar a su acción evangelizadora”. Concluye: “Quién sabe si no ha llegado el momento de pensar que en lugar de construir un mundo desde la Iglesia, deberíamos buscar la manera de construir la Iglesia desde el mundo".

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