Pasar al contenido principal

Comentario a la primera lectura del domingo 25 durante el año.

Leemos en la primera lectura de este domingo un fragmento del último capítulo del libro del Segundo Isaías (Is 55,6-9). Es un texto de una gran belleza literaria y de gran profundidad teológica. Recomendamos leer el capítulo entero.

En el primer versículo sobresalen dos imperativos: Buscad e invocad. Nos fijaremos en el primero. Buscar traduce el verbo hebreo “ darash”. La invitación a buscar al Señor la encontramos en otros pasajes del Antiguo Testamento. El libro del Deuteronomio dice: “Buscarás al Señor, tu Dios. Y si lo buscas con todo el corazón y con toda el alma, lo encontrarás” (4,29); Jeremías dice también: “Me buscaréis y me encontraréis, porque me buscaréis con todo el corazón y yo me dejaré encontrar” (29,13-14). Buscar originariamente hacía referencia en las consultas que se hacían en los santuarios o a videntes (Gn 25,22; 1Sa 9,9; 1Re 22,8; 2Re 8,8; 22,13.18), posteriormente adquiere en la Escritura la forma genérica de designar la opción por el Señor ( Am 5,4; Hueso 10,12; Sl 9,10) y a menudo aparece en oposición al culto a los ídolos. El libro de Esdras habla de quienes habían roto con las costumbres de los paganos y querían buscar fielmente el Señor, Dios de Israel ( Esd 6,21). Muy ilustrativo es el Segundo libro de las Crónicas cuando habla del rey de Judá, Josafat que no buscó los Baales sino que buscó el Dios de sus padres (2Cr 17,3.4). La contraposición entre buscar los ídolos y buscar al Señor aquí es muy clara. Buscar, pues, tiene aquí un sentido activo y positivo y hay que entenderlo como el contrario de abandonar el Señor que es el equivalente a la idolatría. Cuando se va a buscar a otros dioses se deja de buscar al Señor. Es lógico que el profeta que habla a los exiliados de Babilonia los aliente a abandonar los dioses babilonios, que seguramente muy bien conocen, y aprovechen la ocasión irrepetible que se los presenta de buscar el Señor, el Dios de Israel, su Dios.

Mis pensamientos no son los vuestros. Normalmente cuando usamos la palabra “pensamiento” entendemos que se trata de un conjunto de ideas, razonamientos propios de una persona humana y que determinan su manera de ser, su posicionamiento en el mundo y las relaciones con las personas. El término hebreo “machashaba” es el que traducimos por “pensamiento” pero su significado es más rico. Además de “pensamiento” en el sentido expuesto “machashabá” quiere decir intención, plan, designio, determinación, proyecto. Por lo tanto “pensamiento” querrá decir el propósito de actuación que Dios tiene hacia las personas humanas. Pensamiento tiene más a ver con la manera de actuar de Dios que no en la manera de pensar.

Evidentemente los planes de Dios no son como los planes humanos; dice el libro del Génesis: “Cuando el Señor vió como crecía la malicia de los hombres y que de un día y otro día solo pensaban en hacer daño”; “maquinan proyectos criminales” dirá Isaías (59,7) y Ezequiel: “tramarás un plan malvado” (38,10) y el salmo 56 “no piensan más que a hacer daño”. En general los planes humanos acaban mal, se caracterizan por su inconsistencia, así lo dicen los salmos: “El Señor deshace los planes de las naciones, tira a tierra los propósitos de los pueblos; pero los planes del Señor persisten, mantiene por siempre jamás los propósitos de su corazón”. (33,10-11) y “El Señor sabe que los pensamientos del hombre no se aguantan más que el humo”. (94,11).

El texto establece una conexión íntima entre pensamientos y caminos en cuanto que estos simbolizan la forma de comportarse moralmente. En el texto los caminos humanos son los caminos de los injustos. Igual que con los pensamientos, los caminos de Dios son totalmente diferentes a los caminos de los injustos. Un comentario rabínico al targum de Isaías dice: “En cuanto a vosotros quien se confiesa en un juicio se lo declara culpable, en cuanto a mí, quien se confiesa y renuncia a su mal camino se le concede clemencia”. El que determina la diferencia entre el comportamiento humano injusto y el comportamiento divino es que el Señor es compasivo y generoso al perdonar.

En un tiempo en que era absolutamente inimaginable calcular la distancia entre la tierra y el sol o la luna, la imagen de la distancia entre el cielo y la tierra es ingeniosamente acertada y de una poética belleza.

Domingo 25 durante el año. 24 de Septiembre de 2023.

Temàtica

Us ha agradat poder llegir aquest article? Si voleu que en fem més, podeu fer una petita aportació a través de Bizum al número

Donatiu Bizum

o veure altres maneres d'ajudar Catalunya Religió i poder desgravar el donatiu.