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Catalunya Religió

(Bernat Ferrer - Festes.org ) "¿Qué vale esto? 250 euros". "¡500!", "¡630!", "800". Hasta 1.000 euros se ha llegado a pagar por la coca de gozo que se sortea cada 24 de agosto en Roda de Barà, en la tradicional subasta del Pan Bendito enmarcada dentro de la fiesta majoro en honor a San Bartolomé.

El rito de bendición arranca a las 11 de la mañana del día 24 desde el polideportivo, donde las parejas de rodenses llevan las tortas -llamadas barquillas- hasta la iglesia para ser bendecidas. Antiguamente, las parejas de rodenses casados ​​iban de la mano al principio de la fila, mientras que las parejas solteras iban detrás, también de la mano. La festa, pues, se convertía en una clara ocasión para propiciar emparejamientos, donde el chico soltero proponía a la chica que le hacía más gracia que formara pareja con él. Al terminar la fiesta, era habitual que el chico pagara el vermut a la chica, dando pie a una conversación que, en algunas ocasiones, podía desembocar en apareamiento, noviazgo y boda.

Cada uno de estos dos grupos iba precedido de una pareja de niños del pueblo, que llevaban las llamadas cocas de gozo. Actualmente, sin embargo, con la gran cantidad de parejas separadas, divorciadas, reajuntades y demás, la estructura de la hilera ha variado. Las dos parejas de niños preceden la hilera y, detrás, se sitúan las demás parejas de rodenses, una vigésima quinta, cualquiera que sea su situación matrimonial.

De pasacalle a procesión

La hilera por parejas sale en pasacalle desde el polideportivo, precedida por los grallers y las dos parejas de gigantes de Roda de Barà: Rodus y Berania, los pequeños, y en Rigoletto y la Traviata, los mayores. El pasacalle se dirige al ayuntamiento a buscar las autoridades y, todos juntos, hacia la iglesia, precedidos por una banda. En la rectoría, el cura recibe la comitiva y todos juntos hacen hacia la iglesia. Desde allí comienza la procesión, precedida por la imagen de San Bartolomé llevado por cuatro personas.

La procesión del Pan Bendito, realizada por el casco antiguo, suele durar hasta las 12 del mediodía, hora en que comienza la misa. Llegada la hora del ofertorio, las parejas ofrecen las barquillas y las tortas de gozo para que sean bendecidas, acompañadas por un solemne toque de gralla (dulzaina).

Al finalizar la misa, una de las tortas de gozo se queda en la iglesia, mientras que la otra se subasta. Uno de los cofrades grita el tradicional "¿Qué vale esto?", Dando por iniciada la subasta. El precio de salida es de 250 euros, aunque se llegan a pagar 1.000, en una especie de juego de ostentación entre las familias ricas de la villa. Sin embargo, el catalán que tiene dinero es poco amante de hacer lucir demasiado la riqueza propia ante los demás, por lo que la subasta, algunos años, no es tanto lucida como podría llegar a ser.

Barquillas para todos

El pan que se bendice, las barquillas, son tortas elaboradas por el horno Nogués en forma de barco, forma que ha servido para acabar bautizándolas. Cada una de las 25 parejas lleva tres barquillas sobre una madera cubierta con un manto, al tiempo que cada una de las barquillas se adorna con dos ramitos de flores, por lo que las bandejas acaban siendo de lo más vistosas.

Las tortas de gozo, por el contrario, son tortas de pan redondas, adornadas tanto con flores como con confites. Quien no pueda participar en la subasta de la torta de gozo, siempre puede volver a casa con una de las más de 300 barquillas que se han bendecido, que la cofradía vende a 3 euros la unidad o 5 euros si se compran dos. Asimismo, la cofradía talla algunas barquillas en trocitos pequeños y los reparte entre los fieles que han asistido a la misa.

Convite de los cofrades

Al salir de misa y habiéndose subastado la torta de gozo, la fiesta llega a su punto y final. Años atrás, sin embargo, la misma orquesta acompañaba a los dos cofrades en su casa, donde tenían que invitarlos a un vermut.

Los dos cofradíasnada no eran otros que dos de los rodenses que se habían casado a lo largo de ese año. Sobre ellos recaían las tareas de organización de la fiesta y, al mismo tiempo, de buscar los cofrades del año siguiente y transmitirles los conocimientos adquiridos para que la próxima edición fuera tanto o más lucida que la anterior.

Desde hace unos 20 años, el sistema tradicional de elección de los cofrades ha variado. Hoy por hoy, la organizadora de la ceremonia es la Cofradía del Pan Bendito, formada por una docena de personas que, por petición del ayuntamiento, se encargan de que todo funcione correctamente.

Muestra Elements festius d'origen religiós en un mapa mmás grande


Texto
: Bernat Ferrer y Frigola, a partir de la información facilitada por cofrade Joan Martorell

Fotografía: Rafael García

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