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El relato de las tentaciones de Jesús en el tres sinópticos aparece a continuación del relato del bautismo de Jesús sin interrupción alguna. En este domingo 1º de cuaresma del ciclo A corresponde leer el texto de Mateo (Mt 4,1-11). En el relato del bautismo, la voz del cielo que se sobreentiende es la voz de Dios, acaba de decir, refiriéndose a Jesús, "Este es mi Hijo". En las tentaciones el tentador intentará desmentir esta proclamación. Dos veces dirá: "Si eres el Hijo de Dios". El tentador viene a decir: ahora veremos si es verdad que tú realmente eres el Hijo de Dios.

La expresión "Hijo de Dios" no debe entenderse en el sentido que le da la posterior teología cristiana. En la antigüedad el calificativo hijo de dios se aplicaba a muchos tipos de personajes; lo eran los reyes, los faraones, los héroes. En Israel había corrientes de pensamiento que consideraban el mesías hijo de Dios (Sal 2,7). Este es el sentido que prevalece en el texto de Mateo. El tentador se enfrenta con Jesús como mesías de Israel, representante del pueblo y destinado, desde el episodio del bautismo, a llevar a cabo una misión. En el transcurso de su vida Jesús experimentará más tentaciones. "Si eres Hijo de Dios" se volverá a repetir. El gran sacerdote en el juicio ante el sanedrín dirá: "Si eres el Cristo, el Hijo de Dios" (26,33) y los que pasan por el camino delante de la cruz dirán: "Sálvate a ti mismo, si eres Hijo de Dios, y baja de la cruz "(27,40). Como en la segunda tentación se pide una intervención espectacular de Dios. La característica común a todas las tentaciones es averiguar cómo y de qué manera piensa llevar a cabo Jesús su mesianismo. La solución del enigma se producirá cuando el centurión, una vez muerto Jesús, diga: "Es verdad este es el Hijo de Dios" (27,54), es decir, el mesianismo de Jesús pasa por la cruz. La respuesta adecuada sólo puede llegar cuando se produzca la muerte de Jesús. Un mesianismo que se quiera ahorrar la cruz es un mesianismo falseado.

Mateo amplía el primitivo relato de Marcos y lo hace construyendo una especie de debate rabínico en el que Jesús responde a las ofensivas del tentador con citas del Deuteronomio (8,3; 6,16; 6,13), uno de los cinco libros de la Ley. Las tentaciones tipifican las opciones de llevar a cabo un mesianismo basado en obrar prodigios para obtener seguimientos entusiastas o en desafiar la intervención divina o en buscar el poder y prestigio político. Además de esto; Mateo nos sitúa en tres escenarios emblemáticos de la religiosidad de Israel: el desierto donde el hambre hace que Israel ayune a regañadientes y se encienda así la tentación; el templo centro neurálgico de la fe de Israel; la montaña alta, el Sinaí, relacionada con el don de la Ley.

Estos escenarios nos llevan a relacionar las tentaciones con tres de las experiencias más significativas de la religiosidad de Israel: el ayuno, el culto practicado en el templo y la primacía de la ley. Saltarse el ayuno, convertir el templo en un espectáculo o anteponer el culto idolátrico a la primacía de la Torá, la Ley son propuestas tentadoras. Si Jesús sucumbe a las pretensiones del tentador quedan en entredicho las experiencias básicas de la religiosidad de Israel, como puede pretender entonces ser el mesías de Israel ?.
Las tentaciones describen el mesianismo que no debe ser o lo que es lo mismo el que Jesús rechaza. El mesianismo en positivo queda apuntado con la mención de los ángeles que sirven a Jesús. El servicio es lo que tipifica el mesianismo de Jesús. Un servicio que está en las antípodas de la ostentación, de la búsqueda del propio beneficio, de poner a Dios al servicio de los propios intereses. Es el servicio que tipificará las comunidades - ángeles seguidoras de Jesús.

Domingo 1º de Adviento. 5 de Marzo de 2017.

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