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Unos versículos del capítulo 13 de la carta de Pablo a los Romanos los leemos en la segunda lectura de este primer domingo de Adviento (Rm 13, 11-14). El texto pertenece a la parte más avanzada de la carta en la que el escrito toma un tono más práctico, más exhortativo, habla de temas éticos, consecuencia de la primera parte de la carta en la que ha dicho lo que son los cristianos, ahora dice lo que deben ser.

"Sabemos en qué tiempo vivimos" (v.11). Pablo no habla aquí de un tiempo cronológico, de ser así usaría el término "chronos", el tiempo de que habla es un tiempo significativo, por eso usa el término "kairos". Este tiempo no debe entenderse como el tiempo de la inmediatez del regreso de Jesús, sino que el cristiano bautizado ha adquirido o debe adquirir la convicción de que el tiempo marcado por la presencia de la salvación ya se ha inaugurado. Los escritos apocalípticos hablaban del "día del Señor" para designar este tiempo nuevo y definitivo.

El momento en que se abrazó la fe (v.11) es el momento del bautismo y, a partir de ese momento, la salvación definitiva se va consolidando porque la fe, proclamada en este bautismo, no determina una situación establecida y acabada sino que inicia un dinamismo que, aunque se puede detener, avanza.

Por este motivo hay que despojarse de las obras de la oscuridad. Pablo juega con el simbolismo luz - oscuridad, con el contraste día - noche, muy presente también en la Escritura: "Si das tu pan a los hambrientos ... tu luz se alzará en la oscuridad" (Is 58,10). Jesús invita a ser luz del mundo (Mt 5,14) y, más adelante, en los escritos de Juan se pondrá en boca de Jesús: "Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no caminará en la oscuridad sino que tendrá la luz de la vida "(Jn 8,12). En la teología de los escritos esenios de Qumram se dice que los miembros de la comunidad son "hijos de la luz" que están en permanente lucha contra los "hijos de las tinieblas".

"Revestíos de Jesucristo, el Señor" (v.14). En lenguaje bíblico el vestido tiene un simbolismo muy marcado. El vestido hace referencia a la persona. El vestido blanco de Jesús transfigurado es indicativo de una dimensión de la persona de Jesús, que para los discípulos quedaba oculta (Mt 17,2). El vestido inadecuado del invitado al banquete indica que su persona no reúne en su interior las condiciones que le permiten ser digno para ello (Mt 22,11-14). Revestirse no significa incorporar un añadido (el vestido) sin que en mi yo profundo nada cambie. Revestirse de Cristo quiere decir que en la persona del que lleva el vestido se ha producido una transformación total de su yo. Los creyentes que han recibido el bautismo han sido revestidos de Cristo, dirá el mismo Pablo en la carta a los Gálatas (3,27). Revestirse de Cristo es el equivalente en 1 Corintios a revestirse de inmortalidad (1 Co 15,53). En ambos casos se pretende enseñarr que el yo del creyente ha sido totalmente transformado. La manera de expresar esta transformación en los mártires de las primeras comunidades cristianas perseguidas era usar la imagen de los vestidos lavados con el rojo de la sangre (el martirio) que se vuelven del color blanco típico de los seres divinos (Ap 7,14).

Vestidos de Cristo o vestidos con la armadura de la luz serán equivalentes. Paralelamente, Pablo dejará claro en qué consiste quedarse vestido de tiniebla; con las orgías y borracheras Pablo hace referencia a las prácticas llevadas a cabo en los templos paganos, por tanto vivir en la tiniebla es vivir según los criterios de la sociedad pagana. Con esto Pablo deja bien claro cómo entiende la dicotomía luz tiniebla.

Domingo 1º de Adviento 27 de Noviembre de 2016

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