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Terminado el discurso del pan de vida (Jn 6,26-59), el evangelio de Juan dedica unas palabras a la reacción de los discípulos. Son las que leemos en el evangelio de este domingo, (Jn 6, 60-69), a pesar de la lectura litúrgica omite los dos últimos versículos. Hasta ahora, las reacciones a las palabras de Jesús las habían protagonizado la gente (vv. 28.30.34) y los judíos (vv. 41.52) sobre cuestiones o problemas muy concretos: "No es Jesús el hijo de José?" (V. 42); "Como podrá darnos su carne?" (V.52). Ahora los que cuestionan las palabras de Jesús son los propios discípulos y no plantean una cuestión concreta, sino que presentan una especie de enmienda a la totalidad. Así se desprende del calificativo que otorgan al discurso de Jesús: un lenguaje duro (v.60), que hay que entender en el sentido de difícil, inaceptable, incluso, ofensivo.
"Cuando veréis al Hijo del Hombre subiendo donde estaba antes" (v.61). La frase conlleva su dificultad. Va ligada con "Esto os escandaliza?". Es decir, si lo que he dicho os escandaliza, pues os escandalizará aún más ver al Hijo del Hombre subiendo donde estaba antes. Jesús dijo que él ha bajado del cielo (v.38), por lo tanto, si debe volver donde estaba antes, es que debe volver el cielo. En Juan no hay ningún relato de Ascensión como en los sinópticos (Mc 16,19; Lc 24,51; Hch 1,9), la vuelta hacia el cielo es la glorificación y la glorificación se identifica con la cruz (12 , 20-35). Por tanto, si las palabras del discurso del pan de vida causan escándalo, mayor será el escándalo de la cruz, paso ineludible para el regreso al Padre (Jn 14,12), para el regreso al cielo.
Los discípulos de Jesús se quejan del lenguaje difícil. No dejan de tener razón si nos fijamos en las palabras de Jesús: "la carne no sirve de nada" (v.63). No acaba de decir que su "carne es vida para el mundo" ?(v51). Se impone aceptar que "carne" puede tener varios significados, que van desde designar la carne animal hasta referirse a la totalidad del ser humano. Ya en el diálogo con Nicodemo, Juan distingue entre nacer de la carne o nacer del Espíritu (3,5-6). Pablo opone carne y Espíritu (Rom 8,5.9); según él, carne es todo lo opuesto a Dios y teológicamente describe el ser humano sometido por el pecado (Rom 7,5.14). El conflicto de nuestro texto proviene de la inclusión, en el discurso del pan de vida, los versículos 51c-58 donde un autor anónimo usa el término "sarx" en vez de "soma" (tal como hacen los sinópticos Mt 26,26; Mc 14,22; Lc 22,19) para referirse al cuerpo de Jesús y lo hace para dar un tono más realista y así hacer frente a los docetas que afirmaban que el cuerpo de Jesús era simple apariencia. En el pasaje que comentamos la carne que no sirve para nada significa la sustancia corpórea del ser humano, su limitación y fragilidad física. Evidentemente para Jesús esta carne sirve de poco y no vale para entender sus palabras. Éstas sólo lo serán con el don del Espíritu.
Muchos discípulos abandonan a Jesús. Con sólo las capacidades humanas es imposible seguir a Jesús. Él mismo lo dice: "nadie puede venir a mí si no se lo concede el Padre" (v.65). Tan sólo seguirán los doce (mencionados sólo aquí y 20,24), que son puestos a prueba por Jesús cuando les dice: "Vosotros también queréis marcharos?" (V.67) Juan hace su versión de la confesión de Cafarnaún ( Mt 16,16 y par) que se encuentra en los sinópticos y Pedro responde en nombre de todos "Tú tienes palabras de vida eterna y nosotros creemos y sabemos que tú eres el santo de Dios" (v.68 y 69). La comunidad cristiana que lee el evangelio de Juan ha sido expulsada de la sinagoga. Las propuestas del mundo pagano no satisfacen. Solamente ofrece atractivo la palabra y el proyecto de Jesús. La opción se impone. Con todo, Jesús sabe que el seguimiento no será unánime; muchos Judas se quedarán por el camino.
Domingo 21 durante el año. 23 Agosto de 2015

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