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Por Ramon Bassas .

1. El deseo de Mèlich

Conocí Joan-Carles Mèlich hace un año, nos hemos visto en un par de ocasiones, y ya me pareció un tipo excepcional. Sabio, modesto y divertido, colabora este verano con Catalunya Ràdio comentando frases de pensadores una vez a la semana [podcasts aquí]. Esta que os propongo hoy (aquí) es sobre una frase de Sigmund Freud ("los sueños son la realización disfrazada de un deseo insatisfecho"), que le sirve para hablar del deseo, para ilustrarlo con canciones (No me quitte pas, de Brel), poemas (el Cernuda de La realidad y el deseo), libros o el cine (Pscosis, de Hitchcock).

Dos apuntes. El primero, cuando explica tan bien la función de la cultura, las instituciones o el súper-yo como "represores" del deseo. El segundo, cuando afirma que el paraíso, la felicidad absoluta, está "fuera del mundo". Y dos contrapuntos. Primero, que es siempre mucho más interesante lo que transforma represión en conducción, en la cultura, es decir, que sin negar el deseo consigue aflorarlo aunque sea representativamente (el fútbol, ​​los toros, el desnudo en el arte ... ya hemos hablado de ello bastante aquí). Y segundo. Ciertamente, el paraíso, la felicidad, el cumplimiento de todo deseo, no es en esta vida ("del infierno hay quien ha vuelto, del paraíso no" ejemplifica Mèlich), pero también es cierto que podemos probarlo A menudo en la representación, también, pero también a menudo en propia carne. De esto último hablaremos a continuación.
2. El deseo de Grané
El mataronés Francesc Grané ha publicado este año un libro (Desig d'aliment infinit, Ed. Claret, Barcelona 2012) que reinterpreta la comunión católica, también con un lenguaje muy llano, a través del deseo. Un deseo que va más allá de los deseos más cotidianos (más allá muchas veces veces significa pasar por ellos) y que él califica de infinito. En otro libro muy interesante sobre el deseo, de Javier Melloni, lo califica de esencial (El Desig essencial , Fragmenta Ed.., Barcelona, ​​2009).
Dos apuntes: Grané, en este vídeo del programa Signes del Temps que se emitió hace unas semanas (TV3), afirma la importancia -como decíamos antes- de "hacer carne propia" esta dimensión infinita del deseo, como una cata que ya avanza su realización, y de la que la Eucaristía cristiana es un símbolo. Segundo. El autor sostiene que la "cosificación" de Dios y la casi obsolescencia de esta palabra en el lenguaje actual es la que nos hace volver a hablar sobre sus atributos, en este caso, el de este deseo más pofundo que, cusiosament, aparece a menudo como un malestar interno en nuestra vida en un momento de fuerte adversidad. Buenas noches.
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