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Catalunya Religió

(Jordi Llisterri - CR) "La fe cristiana no debe ser una evasión de la realidad que nos rodea, ni encerrarse en uno mismo para buscar sólo el propio perfeccionamiento, sino un compromiso social y un trabajo por los derechos nacionales del país, todo como fruto del amor al prójimo". Así recogió el abad Josep Maria Soler el testimonio del abad Marcet en el acto que recordaba el centenario de la elección de Antoni Maria Marcet como responsable de la Abadía de Montserrat. Una abad menos conocido que sus sucesores, pero también perseguido por su defensa de la lengua y la cultura catalana.

El abad Solé cerró su intervención recordando un mensaje del abad Marcet a los miembros de la Lliga Espiritual de la Mare de Déu de Montserrat durante la dictadura de Primo de Rivera. Marcet, con el lenguaje de la época, los alentaba a testimoniar a Jesucristo como dador de vida a todas las realidades humanas y, animados por la fe cristiana, a llenarse "de aquella pasión nobilísima y fortísima que sabe detener los ejércitos, resistir tiranías, soportar calamidades y engendrar héroes de aquella pasión santa bautizada por el gran León XIII 'con el nombre de "Caridad de Patria".

También los llamaba a alejar de Cataluña "el espíritu de discordia" y ser capaces de sacrificarse, "cuando sea necesario, por el bien de nuestro pueblo". Un mensaje que el abad Soler dijo que hoy todavía está vigente y que "ponerlo en práctica cada día, con coherencia cristiana, puede ser nuestro mejor homenaje al padre abad Marcet y el mejor servicio en Cataluña".

Así cerró el homenaje al abad Marcet que este jueves llenó la sala de actos del Ateneu Barcelonès, organizado por varias entidades vinculadas a la Abadía de Montserrat. Soler definió Marcet todo como un "hombre de Dios" del que destacaba su humildad.

Como muestra, su resistencia a aceptar la elección de los monjes en 1912, que esperaban que liderara una regeneración de la vida del monasterio. Marcet, sólo aceptó la elección abacial cuando se lo mandó el prefecto de la Congregación de Religiosos, el cardenal capuchino catalán Vives y Tutó, "el cual le había dicho, además, que, si su mandato no bastaba, vendría un mandato directamente del Papa". Y, una austeridad que le llevaba a rechazar ser el primero en tener un baño de agua corriente en su celda, si eso lo diferenciaba de los otros monjes.

Soler remarcó que Marcet no tuvo una abadiato fácil y que por su catalanismo fue "incomprendido y hasta calumniado, debido a muchas circunstancias adversas eclesiales, políticas y sociales". Pero destacó como momento más duro la guerra civil, con el abandono de Montserrat y el asesinato de veintitrés tres monjes. Precisamente, una veintena serán beatificados en Tarragona el próximo 27 de octubre.

En el acto, el monje e historiador Josep Massot, recogió trayectoria de Marcet, destacando como "sin intervenir directamente en cuestiones políticas se mantuvo fiel a la cultura de su pueblo". También, de la misma manera "que, como el cardenal Vidal y Barraquer, aceptó siempre los poderes constituidos, pero nunca dejó de favorecer la cultura catalana, que consideraba intrínseca a Montserrat ".

Massot relató cómo Alfonso XIII había pedido al Papa que removiera el abad porque era "un peligro catalanista" o como tuvo que luchar para impedir que, tras la Guerra Civil, Montserrat fuese ocupado por una comunidad de monjes de fuera de Cataluña. Situaciones que llevaron a menudo a la presencia de la Guardia Civil para controlar las actividades del monasterio y a algunas ausencias temporales de Marcet. Incluso, tuvo que sortear observaciones tan estrambóticas como que el acento del latín de los monjes de Montserrat no era bastante castellano.

El acto en el Ateneo Barcelonés también contó con la participación de Francesc Fontbona, historiador del arte, que describió los criterios y la aportación del abad Marcet para adquirir los primeros fondos pictóricos de lo que hoy es el Museo de Montserrat: "Marcet creó las bases para que hoy Montserrat tenga un museo de primer orden".

En el homenaje a Marcet se sumaron el director general de Asuntos Religosos, Xavier Puigdollers, y el director de Asuntos Religiosos del Ayuntamiento de Barcelona, ​​Ignasi Garcia Clavel.

Aquí se puede leer el texto íntegro de la intervención del abad Josep Maria Soler .

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