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Catalunya Religió

(CR) Ante la situación económica que está afectando gravemente a los colectivos más vulnerables, y concretamente a la infancia en situación de riesgo, el Patronato y el Consejo Asesor de la Fundació Pere Tarrés ha hecho pública una declaración donde reivindican la atención a la infancia. Proponen valores y una intervención en estos sectores basada en la subsidiariedad para salir de la crisis.

El texto denuncia que valores como el individualismo "como ya sucedió en el pasado, generan mucha pobreza y desequilibrios sociales". Por eso, ofrece su proyecto educativo que "se dirige a la infancia y a la juventud, y promueve una persona comprometida, que se esfuerza, que coopera, que construye". "Desde nuestra identidad cristiana mantenemos la esperanza en el futuro. No se puede educar desde el miedo y desde la idea de que no hay futuro. Trabajar con jóvenes y con niños implica hacerlos responsables de su crecimiento para que se sientan agentes del mundo en el que quieren vivir, con esperanza, amor y solidaridad", dice el documento.

La Fundació Pere Tarrés reclama también "una mejor distribución de la riqueza, que propicie una economía al servicio de todas las personas" y que "la vertiente productivo-económica no sea el único parámetro para medir la "utilidad social".

La declaración concluye que "esta crisis debería suponer el fin de una manera de hacer, que a veces ha sido ineficiente a pesar de su buena intención, lo que supone consensuar formas de evaluación de nuestras intervenciones, con el objetivo de compartir los aciertos, no repetir errores, delegar mejor en la sociedad las tareas que cada uno asumirá y rendir públicamente cuentas de lo que se ha hecho ".

Publicamos el documento íntegro.

Reflexión de la Fundació Pere Tarrés a propósito de la crisis actual, con especial atención a la infancia, la educación y la acción social

Desde la Fundació Pere Tarrés, ante el sufrimiento de muchas personas y de la situación social que vivimos, queremos hacer pública nuestra reflexión sobre cómo afrontar el presente, proyectar el futuro, así como nuestro compromiso concreto de seguir haciendo el trabajo en coherencia con nuestra misión: la promoción de la persona desde la educación, especialmente en el ocio y la acción social, fundamentada en los valores del humanismo cristiano.

La actual es una crisis de valores. La situación presente no representa sólo un momento de declive ni un mero obstáculo económico. Ante la crisis que afecta a todos, debemos plantearnos el tipo de sociedad que queremos, lo que pasa por explicitar lo que valoramos y lo que estamos dispuestos a valorar. Las causas de la injusticia social que nos rodea radican en el modelo de sociedad actual: individualista, hedonista y economicista. Debemos ser conscientes de que estos valores, como ya sucedió en el pasado, generan mucha pobreza y desequilibrios sociales.

Una economía ética: al servicio de las personas, con responsabilidad social. Desde la Fundación reclamamos una mejor distribución de la riqueza, que propicie una economía al servicio de todas las personas, y pedimos que ese reconsidere el mundo del trabajo, mundo que excluye a gran parte de la población. Estas transformaciones tienen como objetivo evitar la injusticia, la exclusión, la fractura social. Reiteramos el modelo de economía social de mercado como el más válido.

Queremos contribuir a repensar el concepto de "utilidad social". Es importante que la vertiente productivo-económica no sea el único parámetro para medir la "utilidad social" de la población, ya que mucha gente que no puede estar ocupada en el mundo laboral puede seguir siendo un agente social útil y con un sentimiento de pertenencia.

Valores y virtudes. En la Fundació Pere Tarrés nos interesan valores concretos, valores encaminados al bien y que se fundamenten en la perseverancia y el esfuerzo. Por este motivo, nuestro proyecto educativo se dirige a la infancia y a la juventud, y promueve la persona comprometida, que se esfuerza, que coopera, que construye.

La mirada desde las personas más vulnerables. Proponemos hacer protagonistas a las personas, que deben constituir el centro de los servicios; queremos que reciban una atención adecuada y que no sean sólo destinatarias de proyectos. Es necesario que la sociedad en general garantice derechos y proporcione a todas las personas recursos morales para que puedan ser protagonistas de sus vidas y hay que hacerlo especialmente con los más débiles: los niños.

Desde la Fundación Pere Tarrés trabajamos con los jóvenes y los niños a partir de cuatro elementos de acción social directa: Prevención, Promoción, Participación y Protección. Desde nuestra identidad cristiana mantenemos la esperanza en el futuro. No se puede educar desde el miedo y desde la idea de que no hay futuro. Trabajar con jóvenes y con niños implica hacerlos responsables de su crecimiento para que se sientan agentes del mundo en el que quieren vivir, con esperanza, amor y solidaridad.

Desde la subsidiariedad queremos cooperar con todos los demás agentes sociales, pero con una mirada a largo plazo y constante, no sometida a los vaivenes electorales. Hay que establecer prioridades y delegar responsablemente en los que estén más capacitados para hacer cada trabajo. Por su intervención directa, el tercer sector representa una mirada específica insustituible, dotada de una capacidad de espontaneidad y flexibilidad que otros agentes no tienen. Cada uno, en su responsabilidad individual y colectiva, debe contribuir a la sociedad desde sus posibilidades, porque puede ser que las soluciones que se proporcionen sean asimétricas, diversas, pero al fin y al cabo son válidas y efectivas. Es importante repensar y mejorar la calidad de la democracia, en la que todos debemos responder socialmente de lo que hacemos, incluidos los gobiernos, las administraciones, las ONG y las empresas.

Esta crisis debería suponer el fin de una manera de hacer, que a veces ha sido ineficiente a pesar de su buena intención, lo que supone consensuar formas de evaluación de nuestras intervenciones, con el objetivo de compartir los enciertos, no repetir errores, delegar mejor en la sociedad las tareas que cada uno asumirá y rendir públicamente cuentas de lo realizado.

Desde el compromiso con las personas -en especial con los niños, los jóvenes y los más vulnerables-, hemos creído oportuno compartir una reflexión que debe inspirar y comprometer el trabajo de la Fundació Pere Tarrés en unos momentos especialmente difíciles para muchas personas.

Patronato y Consejo Asesor de la Fundación Pere Tarrés. Diciembre 2011

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