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Catalunya Religió

(Jordi Llisterri-CR) Este lunes ha fallecido a los 81 años el cura diocesano de Barcelona Salvador Cabré. Su inconfundible voz fuerte y profunda era la mejor expresión de su carácter contundente y resolutivo que le llevó a implicarse en las necesidades de los barrios y las parroquias en las que sirvió. En especial durante los años 70 en el barrio del Singuerlín de Santa Coloma de Gramenet, uno de los puntos más olvidados de la periferia de Barcelona. Este martes por la mañana se ha celebrado el funeral y el proximo martes se celebrarà una misa en Santa Coloma de Gramenet.

Nacido en 1931, entró en el seminario a los 12 años, marcado por la trayectoria de un tío sacerdote y por figuras como la del beato Pere Tarrés. Sacerdotes y laicos como Guillem Rovirosa, vinculados a la acción católica obrera, también fueron determinantes en su formación. Después de un tiempo como vicario en Barcelona, ​​en 1965 llega a Santa Coloma donde en el Singuerlín se encuentra una parroquia por hacer. Estuvo 22 años y durante la etapa del franquismo fue uno de los principales impulsores de la lengua y la cultura catana en este barrio de inmigrantes. Puso allí en marcha los primeros cursos de catalán. Un compromiso catalanista que siempre combinó con su vocación social y con el ejercicio de la corresponsabilidad parroquial que emanaba del Concilio Vaticano II.

Esta tarea en Santa Coloma de Gramenet se le reconoció recientemente y por iniciativa popular la nueva Biblioteca Singuerlín abierta en 2010 lleva el nombre de Salvador Cabré. También lleva su nombre el premio que otorga cada año el Centro de Normalización Lingüística de Santa Coloma de Gramenet.

En 1988 volvió al Ensanche de Barcelona como párroco de Sant Oleguer, y también fue arcipreste. En un entorno social distinto también hizo realidad la participación del laicado en la vida parroquial y promovió la implantación de los movimientos de acción católica y de promoción de los laicos. En 2001 volvió a Santa Coloma para continuar colaborando en la vida parroquial y cívica de la ciudad. Los últimos años de su vida los paso en la residencia de las Hermanitas de los Pobres de la plaza Tetuan de Barcelona.

Publicó varios libros de recopilación de escritos, como L'Església del segle XXI y Diàlegs d'un rector, donde mezclaba memorias con documentos pastorales y los recuerdos de su lucha política y social en Santa Coloma. También publicó Per què teniu por, bisbes de poca fe? [Por qué tenéis miedo, obispos de poca fe?], en el que criticaba el inmovilismo de la jerarquía a raíz del Congreso "Cristianismo en el Siglo XXI", organizado por diversas entidades de base y desautorizado por los obispos. Un discurso directo y sin demasiadas contemplaciones con lo políticamente correcto que se justificaba por su entrega total a las causas que defendía.

Entre otros, recibió el premio Francesc Macià, en la categoría de trabajo de la Generalidad (1988) y el premio Ciutat de Santa Coloma (1990) por su trayectoria.

Su dedicación pastoral podría quedar resumida en la presentación que hacía de uno de sus libros: "Ya es hora de que el Pueblo de Dios se anime a fondo en el buen sentido de la palabra y, siguiendo el ejemplo de la Virgen María, ore y trabaje para afrontar los problemas pastorales que son los problemas de la felicidad de los hombres y mujeres nuestro mundo. ¡Gracias y adelante! "

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