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El libro bíblico Sirácida es el libro más extenso de la literatura sapiencial. También es conocido con el nombre de Esclesiástico que significa "libro de la asamblea" porque la iglesia latina lo usó en los primeros siglos con mucha frecuencia para la formación de los catecúmenos. La mayoría de manuscritos griegos lo llaman: “Sabiduría de Jesús hijo de Sira”. Del hebreo Ben (hijo) Sira deriva el nombre Sirácida que es que actualmente se usa para designarlo. Ben Sira aparece en el libro como su autor y es el único del Antiguo Testamento del que sabemos el nombre de su autor. Ben Sira era un judío de Jerusalén, culto y con una buena posición social que le permitió el estudio de las Escrituras y la búsqueda de la sabiduría. Organizó en Jerusalén una escuela destinada a iniciar a los jóvenes en la búsqueda de la sabiduría. Alrededor del 180 aC. recogió por escrito sus reflexiones y enseñanzas. De este libro leemos un fragmento en la primera lectura de este domingo (Sir 27,4-7)

La obra de Ben Sira es un toque de atención para contrarrestar la influencia de la cultura griega que desde las conquistas de Alejandro Magno no paraba de expandirse en Oriente Próximo. Viendo que esta influencia no tardaría en entrar en conflicto con la fe de Israel, quiso contrarrestar el peligro y puso todo su empeño en preservar el patrimonio religioso y cultural del judaísmo. El mensaje que quieren comunicar los versículos que leemos hoy es que el interior del ser humano es puesto a prueba a través de las palabras que salen de su boca. El tema de la prueba puede ser una oportunidad de echar un vistazo a pasajes y textos del Antiguo Testamento relacionados.

Nada más empezar, en la Escritura nos encontramos con que Dios, aunque el texto no lo diga explícitamente, pone a prueba al hombre y la mujer en el paraíso, ordenándoles que no coman del árbol del conocimiento del bien y del mal (Gn 2,15). El resultado es: prueba no superada.

Abraham también es probado por Dios. El capítulo 22 del libro del Génesis narra con detalle el orden que Dios le da para que sacrifique a su hijo Isaac. Al margen del trasiego humano que representa para un padre tener que sacrificar a su hijo, en el interior de Abraham pesa muy fuerte la voluntad de mantenerse fiel a Dios considerando que éste es capaz de mantener la promesa de hacerlo padre de un gran pueblo a pesar de sacrificar a aquel hijo que debería ser el que hiciera posible la perpetuación de su descendencia.

En la historia de Israel, la prueba de las pruebas es su travesía por el desierto y la experiencia del Éxodo. “Acuérdate de todo el camino que el Señor, tu Dios, te ha hecho recorrer por el desierto durante cuarenta años. Te he afligido, te he puesto a prueba para conocer las intenciones de tu corazón y ver si observarías o no mis mandamientos” (Dt 8,2). Existe una cierta coincidencia entre el texto del Deuteronomio y el Sirácida. El texto de Torá señala que la prueba sirve para aflorar las intenciones del corazón de la persona. El texto de Sirácida piensa que la prueba pone en evidencia lo que existe en el fondo de la persona.

También en los salmos está presente el tema de la prueba: “Examíname, Señor, ponme a prueba, depura al fuego el corazón y las entrañas” (Sal 26,2). "Nos has probado, Dios nuestro, como la plata nos depurabas al fuego" (Sal 66,10).

El mismo libro del Sirácida aporta, en su comienzo un texto bastante notable. “Porque, como en el fuego se prueba el oro, en la hornal de la humillación son probados los escogidos. En las enfermedades y en la pobreza, haz confianza a Dios” (Sir 2,5). Según este texto, con las contrariedades de la vida Dios pone a prueba y purifica la fidelidad de los justos. En la teoría de la retribución, sin embargo, las adversidades de la vida son un castigo de Dios. A partir del libro de Job esto es puesto en cuestión: ¿cómo es posible que el justo sea castigado con el sufrimiento por algo que no ha hecho?. Sirácida aporta una nueva perspectiva: el sufrimiento es una prueba mediante la cual Dios purifica a los justos. Es una forma de explicar la adversidad del sufrimiento.

Quizás Ben Sira con el pasaje que leemos hoy no quería ir tan lejos y se quería limitar a una reflexión humanista, pero el tema de la prueba en el libro está ahí y el autor, como buen judío, debía tenerlo presente al escribir un texto que de una u otra manera habla de la prueba.

El domingo 8 durante el año. 27 de Febrero de 2022

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