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El salmo 51 es uno de los más populares de todo el salterio por el hecho de inspirar el canto: "Piedad oh Dios" Lo leemos o cantamos, no en su totalidad, en este 5º domingo de Cuaresma (51,3-4.12-15.18 -19). Se puede decir que es el salmo penitencial por excelencia. La estructura del salmo podría ser la siguiente: v, v. 1-2 título. El espacio oscuro del pecado (vv. 3-11). Ruego para obtener el perdón vv.3-4; confesión del pecado vv. 5-8; nuevo rezo de perdón vv. 9-11. El ámbito luminoso de la gracia vv.12-19. El espíritu de Dios regenerador vv. 12-14; el sacrificio agradable a Dios vv.15-19. Intercesión sobre Jerusalén vv.20-21.

Hasta el versículo 11 el autor nos sumerge en la tenebrosa región del pecado. Seis veces (vv 4.5.6.7.d9.11) nos encontramos con el verbo "pecar", además de seis sinónimos: "transgresión, iniquidad, mal" (vv, 3.4.5.6.7.11). Seguramente quiere transmitir el mensaje de que el pecado se esparce por doquier, se ramifica, se entromete por todos los lugares de la existencia y llega a crear una angustia obsesiva: "El pecado lo tengo siempre presente y he nacido culpable" (vv. 5.7).

Cuando el salmo habla de pecado cabe preguntarse de qué clase de pecado se trata. El término pecado (en hebreo "Jatta") significa errar en el tiro, no alcanzar el blanco correcto; cuando una flecha no consigue el blanco significa que se desvía y de ahí se deduce que "Jatta" significa desviarse del camino. Si el camino correcto, tal como dice el Deuteronomio, es el cumplimiento de la Ley, desviarse del camino será incumplir la Ley (Dt 30,16).

Según un criterio de interpretación bíblica, la primera vez que aparece un término en la Escritura determina el sentido que se impone sobre los matices que el término pueda tener en otros lugares. El término "Jatta" aparece por primera vez en el libro del Génesis en el relato de Caín y Abel (4,1-16): "si no obras bien, el pecado acecha a la puerta". Por el contexto donde está situado, el pecado de Caín hace referencia al crimen cometido contra Abel. Caín se desvía del mandamiento del decálogo "no matarás" (Ex 20,13) y con su comportamiento peca contra Dios desviándose de su voluntad que quiere la vida por encima de todo.

El segundo versículo del salmo pone en relación el término "pecado" con el pecado que cometió David matando a Urias y tomando pecaminosamente su mujer. David reconoce que ha pecado contra Dios (2Sa 12,13) ​​y la ha ofendido al igual que el orante del salmo que reconoce: "contra ti, contra ti solo pequé y he hecho lo que es malo a tus ojos" (v .6). Pecar es emprender, pues, un camino, una dirección, un estilo de vida que se aparta de la voluntad de Dios expresada en lo que ha mandado. Caín y David, se han desviado del querer de Dios incumpliendo uno de los principales mandamientos del decálogo.

Hemos dicho que el término "pecado" va acompañado de sinónimos que nos sitúan en este universo turbio de la maldad humana pero, paralelamente, van apareciendo unos términos que apuntan al perdón, al gozo de la salvación, a la intervención de la bondad divina: lávame, purifícame, aspérgeme con el hisopo, borra, aparta, blanquéame. Los términos nos preparan al giro que hace el salmo en su segunda parte (vv.12-19) que nos abre al ámbito luminoso de la gracia. Crear un corazón puro, renacer un espíritu firme remiten al crear de Génesis. El salmista pide que en su interior dañado se produzca una nueva creación. Así como Génesis del Espíritu de Dios actuaba estimulando el paso de la oscuridad a la luz (1,2), aquí se pide el paso de la oscuridad del pecado a la luz de un interior transformado. El pecado de Caín hace que este tenga que esconder de la presencia de Dios, el orante del salmo desea poseer el Espíritu de Dios que le permite vivir en la esfera santa participando de la presencia gratificante de Dios.

Domingo 5º de Cuaresma. 21 de Marzo de 2021

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