Pasar al contenido principal

Hemos leído durante varios domingos fragmentos de la carta de Pablo a los Romanos. El texto de hoy (Rm 14,7-9) cierra este conjunto de lecturas y, acertadamente, lo hace con una proclamación del señorío de Jesús. Ningún cristiano osaría discutir las afirmaciones contenidas en estos versículos. Los cristianos provenientes del judaísmo veían que el señorío de Jesús compartía y perpetuaba el señorío del Señor, Dios de Israel; para los cristianos provenientes del paganismo el señorío de Jesús se contrapone y supera el del emperador dado que se extiende sobre vivos y muertos, una universalidad que el señorío del emperador nunca tendrá.

Estas afirmaciones sobre el señorío de Jesús adquieren un sentido más profundo si se tiene en cuenta el contexto donde han sido ubicadas, es decir, la totalidad del capítulo 14 de la carta a los Romanos. En la comunidad de Roma convivían dos grupos: uno proveniente de judíos fieles a su ley, mantenían un estilo de vida de acuerdo con las prescripciones de esta ley. No comían carne para evitar comer carne sacrificada a los ídolos, ya que en Roma no se podía estar nunca seguro que las carnes vendidas en los mercados no hubieran sido sacrificadas a los dioses paganos. Además de ello seguramente seguirían celebrando las fiestas judías. El otro grupo lo formaban cristianos provenientes del paganismo o que habían dado el paso de liberarse de la influencia de la ley judía; comían carne y bebían vino sin ninguna mala conciencia ni ningún prejuicio. Los reproches de un grupo contra el otro estaban asegurados. La situación es similar a la descrita en los capítulos 8-10 de la primera carta a los Corintios que también, como aquí, habla de los fuertes y de los débiles.

Ante el problema, el mandato de Pablo es muy claro: "Tú, pues, por qué juzgas a tu hermano?" dirá en el versículo inmediatamente posterior a la lectura que nos ocupa y, más adelante (v.13): "No os juzguéis más los unos a los otros!". Y esto debe ser así porque la potestad del juicio sólo la tiene Jesús y la tiene porque es Señor y, de este modo, se explica la inclusión de las afirmaciones sobre el señorío de Jesús. Él es Señor y como tal le corresponde el juicio y por tanto queda invalidado cualquier juicio emitido entre hermanos.

Pablo recuerda a los romanos, tanto a los unos como al os otros, que su vida está totalmente supeditada a un único Señor. Aquí va bien recordar la costumbre romana del clientelismo. Desde el hombre más insignificante, hasta el más poderoso patricio no había ningún romano que no se sintiera obligado a alguien más poderoso que él. El dueño se sentía comprometido a proteger y obsequiar a sus clientes. Estos, de buena mañana, iban a visitar y saludar a su dueño. Cuantos más clientes tenía un dueño más grande era su poder. El dueño proporcionaba buenos negocios al comerciante y trabajo al artesano.

Como un dueño que tiene muchos clientes, Jesús es un señor muy poderoso porque es Señor de vivos y muertos. El mayor beneficio que concede es el de la vida que posee en plenitud por su condición de resucitado. Todos los grupos de la comunidad de Roma son clientes de un mismo dueño por eso Pablo dice: "tanto si vivimos como si morimos somos del Señor" (v.7) Ningún cliente puede inmiscuirse en los asuntos de un cliente de otro dueño, en tal caso, será a este otro dueño a quien le corresponde averiguar sobre los asuntos de este cliente. Tampoco puede emitir juicio sobre un compañero cliente. Es el dueño a quien le corresponde hacerlo. Por eso Pablo pedirá más adelante: "No os juzguéis unos a otros" y por ello presenta a Jesús como Señor porque es el único dueño autorizado a emitir juicio y, por ser único, es factor de una unidad que se impone por encima de todo. Admitido Jesús como Señor, quedan diluidas, invalidadas y sin sentido las desavenencias y los reproches entre hermanos.

Domingo 24 durante el año. 17 de Septiembre 2017

Us ha agradat poder llegir aquest article? Si voleu que en fem més, podeu fer una petita aportació a través de Bizum al número

Donatiu Bizum

o veure altres maneres d'ajudar Catalunya Religió i poder desgravar el donatiu.