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Catalunya Religió

(Josep Crivillé y Bargalló, Ramon Vilar y Herms y Robert Rovira i Ferré - Ayuntamiento de L'Arboç )

El esquema de L'Arboç, con el doble patronazgo de un santo anterior al siglo IX-San Julián en este caso-, y de unas reliquias llegadas a partir del siglo XVII se repite en muchas poblaciones catalanas, donde ya es habitual encontrar la Fiesta Mayor «pequeña», la de invierno, y la «grande», correspondiente al verano. En el caso de L'Arboç la Fiesta Mayor de verano (el 4 º domingo de agosto, actualmente) se hace en honor especialmente de San Julián -según la documentación que hay al alcance- pero también hay la referencia a los santos mártires, al menos, en la misa que en su honor se celebra el lunes de este fin de semana festivo de agosto.

La otra base importante para la configuración de estas fiestas mayores será un discurso didáctico religioso basado en la lucha entre las fuerzas del bien y las del mal. El bien tiene sentido porque existe una fuerza plenamente antagónica: el mal. Por eso, San Miguel y los ángeles lucharán contra los diablos; san Jorge contra el dragón; el rey David contra el gigante Goliat, los caballeros cristianos contra los soldados turcos. Es el dualismo en que se fundamenta la creación del entremés medieval pero que adquiere una dimensión más espectacular en la época del barroco, en los siglos XVII y XVIII. A menudo se sirve de escenarios móviles, que se convierten en tribuna de representación y decorado teatral, así como emplearán una serie de efectos especiales adecuados para la teatralidad en la calle, alguno de los cuales pervivirá hasta los tiempos presentes. La pirotécnica como herramienta para representar el fuego del infierno o para saludar las apariciones de los personajes celestiales será el ejemplo más paradigmático. En el caso de L'Arboç es evidente que esta simbología se muestra plenamente en su baile de diablos donde el fuego, siguiendo una costumbre antigua, toma un cariz emblemático e imprescindible a través de sus saltos en la calle, en el acto sacramental y a la carretillada.

Finalmente-como dice Jordi Bertran-, los siglos XVI y XVII fueron el Siglo de Oro de las letras españolas, que también tuvo su correspondencia en el ámbito teatral. En cambio, la alta cultura catalana se hunde arrastrada por la crisis política, social y económica que proviene de finales del siglo anterior. No obstante, en el dominio catalán detectamos una fortísima tradicionalzación de procesos culturales populares, motivada sin duda por una impermeabilidad mucho más pronunciada que la que tenía la alta cultura. (...).

Baile hablado de San Julián

Del Baile hablado de San Julián de L'Arboç nos da noticia sacerdote Gaietà Vilaplana quien nos informa de su representación en las fechas siguientes:1842, 1846 y 1876. De esta última fecha también se hizo eco la prensa tarraconense, concretamente el Diario mercantil de avisos y noticias y el Diario de Tarragona. Pero no es exactamente hasta 2003 cuando se vuelve a recuperar este baile hablado a partir del texto que ofrece Joan Vallès y Ribas (1884-1911) en su Libreta Vallès. Esta restauración ha ido iva actualmente a cargo del Elenco Artístico Arbocenc.

Es un baile hablado de tradición religiosa, y más concretamente, relacionado con los santos, es decir, de aquellos que forman parte de un ciclo hagiográfico. También se había representado en Vilafranca del Penedès. El Baile hablado de San Julián, presentado escénicamente como retablo o auto sacramental, es más propio de ser ejecutado en iglesias o plazas, que en un escenario convencional. La puesta en escena queda configurada en tres espacios alternativos: casa del rey Marciano - la cárcel - casa de Julián. Los personajes se mueven individualmente en el mismo espacio o con cortos desplazamientos hacia otro ámbito.

En otra escena, pero no de manera simultánea y como elemento separador de los diferentes momentos del guión, una pareja de trovadores medievales (hombre y mujer) danzan una melodía interpretada por dulzaina y tabal, según la partitura del Baile de San Julián que Antoni Insenser recogió a principios del siglo xx. Esta danza se basa en dos piezas cortas: «el toque de camino del martirio» y «la pasada».

Breve resumen del argumento

El rey Marciano decreta persecución y guerra declarada al cristiano, a pesar de los ruegos de su mujer y el enfrentamiento con su propia hija, seguidora de la fe cristiana.

Dignatarios y cargos militares de Marciano aconsejan ajusticiar a Julián y a su familia, al no querer renegar de Dios Nuestro Señor, ni abrazarse a las creencias paganas.

No satisfecho con esta medida, el rey tirano ordena también el encarcelamiento de su esposa e hija.

Pero el buen Dios envía un ángel para otorgarles la gloria para toda la eternidad y hace entrega al mártir Julián, como premio, de la palma y la corona de laurel.

Con esta palma y corona podemos ahora contemplar San Julián en la cabeza del altar mayor de la panparroquia de la villa de L'Arboç, que lo tomaron como patrón.

La representación culmina con los gozos de Sant Julià cantados por todos los fieles.

«Si l’Arboç us escollia
i el preníeu de la mà:
Feu-nos sempre companyia,
Sant i màrtir Julià.
»

[La Fiesta Mayor de Sant Julià de L'Arboç se celebra este año desde el 22/08/2012 al 08/26/2012. Ver noticia del año pasado, aquí ]

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Foto: Generalitat de catalunya (carretilladaa)

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