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Por Josep Gallifa .

Continuamos la reflexión. Estábamos en que hasta los años 20s. o 30s. no hubo en España conciencia de la necesidad de reforma de la Educación superior.

Efectivamente en 1930 en su libro "Misión de la Universidad" Ortega y Gasset criticó el exceso de especialización y el peso excesivo de la dedicación a la investigación teórica en la Universidad española y denominó como "nuevo bárbaro" al titulado universitario muy especializado pero sin una visión del mundo. Recordó los orígenes de la Universidad en la baja Edad Media y como sí que en aquellos inicios el conocimiento estaba enmarcado dentro de una -diríamos ahora-cosmovisión. Pedía pues una reforma de la Universidad para formar un ciudadano y un profesional "culto" en la línea de otros modelos universitarios europeos, y lo hacía, sin lugar a dudas en su caso, en nombre de una bien entendida Modernidad.

Ni que decir tiene que en las situaciones de regímenes autoritarios, bastante frecuentes en España, el control del régimen sobre las universidades estatizadas contribuyó al aislamiento de la institución universitaria de la sociedad. Ahora bien la exclusión de la Religión estaba sin embargo tan arraigada que ni regímenes dictatoriales "nacional-católicos" cambiaron esta situación. Una vez una dinámica institucional o funcionarial está creada no es fácil cambiarla. Quizás muchos profesores en su vida privada eran ya católicos, quizás tampoco había demasiada conciencia de que hubiera ningún problema...

Desde la perspectiva de la Iglesia parece que prácticamente sólo la Compañía de Jesús fue pronto sensible a la necesidad de implicarse en la Educación superior, participando así de la dinámica de otros países. Creó la Universidad de Deusto en 1886, o también otros centros como el Observatorio del Ebro (1904) y el IQS (1905 en Roquetes /1916 en Barcelona). La creación de otras universidades católicas como la Universidad Pontificia de Salamanca, creada por la Conferencia Episcopal Española, es de 1940 (un siglo más tarde que la Universidad Católica de Irlanda, por ejemplo) aplicando el modelo de una Universidad Católica en cada país, como tiene aún Portugal hoy. El Opus Dei creó en 1952 la Universidad de Navarra. Es decir que hasta los años 40 o principios de los 50 no se da la creación sistemática, por mínima que sea, de universidades y centros universitarios de la Iglesia en España, a los que se puede añadir la creación de muchas escuelas de maestros, escuelas de formación empresarial como ESADE o IESE o de Ingenieros técnicos ya con visión universitaria como la de la Salle, que se había iniciado a principios de siglo como escuela de formación técnica.

En la Universidad pública ha habido naturalmente movimientos renovadores a lo largo de los años. Aquí cabe citar por ejemplo la creación de universidades "autónomas" (UAB, UAM), haciendo referencia a la recuperación del ideal de autonomía presente en otros modelos de Universidad europea. Otra cuestión es si estas universidades fueron realmente autónomas o en cambio terminaron con el tiempo siendo muy parecidas a las otras en cuanto a la dependencia estatal. Hace unos pocos años el presidente de la CRUE (Conferencia de Rectores de Universidades Españolas) reconocía a propósito del proceso de Bologna: "Es necesaria una reforma de la Universidad española, lo estamos haciendo muy mal" decía públicamente.

Hasta la democracia reciente, con el traspaso de las universidades a las autonomías y con la creación de universidades privadas, no se introdujeron elementos para la evolución del modelo. Todo sea dicho, con relativos pocos años, y recientemente con el esfuerzo de Bologna, ha habido un avance significativo, sin embargo sin superar el "gap" respecto modelos de otros países (lo digo con cariño por la universidad pública donde yo también me he formado). En cualquier caso la presencia de la Teología y la Religión en la Universidad pública sigue siendo anecdótica. El modelo de la especialización tecnocientífica, acompañadas, cuando se da de un humanismo agnóstico combativo con la Religión, se han ido extendiendo. Seguramente ha contribuido la asociación de los años de la transición: Religión-régimen autoritario no democrático versus lucha democrática y libertades. Naturalmente esto ha tenido con los años una gran influencia en las mentalidades de los estudiantes, los profesionales, y al final de una parte significativa de la sociedad española.

Hoy es más y más importante la Educación universitaria, ya que casi la mitad de cada generación pasa por la Universidad. Son las personas que acaban teniendo puestos de responsabilidad y liderazgo en la sociedad. En la universidad pública ha pesado y pesa aún la inercia de las circunstancias históricas, las apologéticas contrapuestas, que han contribuido a crear una sociedad dual con unas élites intelectuales, en general, alejadas de la Religión en un país de tan fuertes raíces cristianas ... Y además sin demasiados elementos, ni tampoco excesivo interés, por dialogar. Una auténtica lástima ¿no creen?

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