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Catalunya Religió

(David Casals / CR) Hasta 1939, en Cataluña había escuelas evangélicas. Entre ellas, las que tenían los metodistas en dos barrios obreros de Barcelona -el Clot y Poblenou- y también la de Rubí. De la obra social de los primeros protestantes catalanes se hizo memoria este sábado 26 de enero en un acto en la Iglesia Evangélica del Poblenou .

Una misión metodista llegó a Barcelona en 1869, y poco después comenzó a trabajar en el barrio del Poblenou.

Seguían el modelo que habían adoptado en el Reino Unido décadas atrás: dirigirse a los obreros, a las clases populares, evangelizando, y promover al mismo tiempo una comunidad religiosa y una escuela, en un barrio donde hasta entonces sólo había un único centro educativo. Todo en un contexto donde, según la estadística oficial, tres de cada cuatro ciudadanos españoles eran analfabetos.

Después de muchos años viviendo de alquiler, en 1927 se inauguró un local de propiedad que acogía la iglesia y escuela.

Pero aquellas instalaciones, situadas entre las calles Llull y Llacuna, sólo permanecieron abiertas 12 años: en el invierno de 1939, coincidiendo con la caída de Barcelona y la llegada de las tropas franquistas, las puertas de la escuela cerraron para siempre. La iglesia pudo reabrir sus puertas después de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, después de seis años de vida en la clandestinidad.

A pesar del paso del tiempo, todavía hay antiguos alumnos de aquellas escuelas, como Joaquim Raduà, asistente al acto, al que vemos en la fotografía que ilustra esta noticia.

Espiritualidad metodista

El presidente de la mesa de la Iglesia Evangélica de Cataluña, Ignacio Simal, explicó que el metodismo nació en el Siglo XVIII, en el Reino Unido, durante la primera industrialización. Inicialmente no pretende ser una denominación aparte de la iglesia diferente de la anglicana, pero se acabó segregando. Se expandió con fuerza entre las clases populares y especialmente en América del Norte.

El metodismo es 'fundado' por dos hermanos, los Wesley, y al primer grupo de creyentes, se les llamaba despectivamente así, por el énfasis que ponían en su 'método', su camino espiritual. "Se basaba en cuatro pilares: la oración, el ayuno semanal los viernes, la lectura de la Palabra y el gran protagonismo que tiene la Santa Cena", lo que no se da en otras denominaciones protestantes, relata Simal.

"Es una espiritualidad que, en el siglo XVIII, pretendía no huir del mundo sino resistir a las estructuras de una sociedad", y para la que el fundamento es la oración y al mismo tiempo, una cosmovisión del individuo y de la comunidad religiosa donde el más débil es en el centro. "Es una concepción de Dios preocupada por los pobres y por los desfavorecidos ".

En definitiva, frente la iglesia anglicana de aquellos tiempos, aparece "la alternativa" metodista, y según Simal, de aquellos tiempos, se pueden sacar enseñanzas para los cristianos de hoy: "Es predicar el evangelio en el mundo ".

La Iglesia Evangélica de Cataluña, denominación que engloba en las comunidades catalanas la tradición reformada y la metodista, ha dedicado este último año a recordar a Wesley. El impulsor fue Enric Capó , pastor protestante fundamental para entender el protestantismo catalán, que murió el año pasado. "Como decía Enric, lo importante no es ni el metodismo ni Wesley, sino recuperar el talante evangelizador y comprometido de los antiguos metodistas y su preocupación social ".

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