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Catalunya Religió

(David Casals / CR) Más de 1.000 muertos, 12.000 damnificados y 2.700 millones de pesetas de la época en pérdidas materiales: este es el balance de riadas del Vallès del 25 de septiembre de 1962. Una investigación periodística realizada por el periodista Ferran Sales y el historiador Luis Salas revela por primera vez las tensiones entre el régimen y sectores de la iglesia católica durante esta catástrofe y las investigaciones que hizo la Falange después de los hechos en contra de cualquier disidencia al nacionalcatolicismo, también desde la óptica religiosa, en las zonas afectadas, como protestantes, espiritistas y masones.

Se trata del libro 'La riada de Franco' (Pagès Editors), cuya publicación coincide con los 50 años de estas riadas,que se llevaron por delante barrios enteros de Sabadell, Terrassa, Rubí y Sant Quirze del Vallès.

"Hasta ahora se ha hablado de las consecuencias del urbanismo deficiente, de la memoria de las víctimas, de la situación de miseria de los afectados y se ha descrito cómo fue el fenómeno meterológico". Pero en cambio, no se ha hablado de "las pugnas políticas, la propaganda y la corrupción "que hay detrás de estos hechos, explica en una conversación con Catalunya Religió el periodista Ferran Sales, que durante más de 20 años fue corresponsal del diario El País en Oriente Medio y Norte de África.

Ferran Sales había participado como voluntario en Sabadell en la riada, y durante una conversación informal con su hijo Luis, hace un año, decidió hacer un libro que ofreciera una perspectiva diferente de la riada. En su búsqueda en más de 16 archivos, ha encontrado también una perspectiva religiosa que se esconde detrás de los hechos.

Por un lado, las investigaciones que hicieron desde Falange en las localidades ponen en guardia contra elementos que atentan contra el nacionalcatolicismo: partidos políticos, movimientos catalanistas, pero también comunidades protestantes, masones y espiritistas.
Concretamente, un informe que hicieron sobre Rubí, advierte del supuesto peligro que supone para el municipio la obra protestante: está presente en Rubí desde 1881, con una comunidad y una escuela, aunque el colegio fue clausurado el 1939 después de la caída a manos del ejército franquista, y nunca más reabrió sus puertas.

Sin embargo se centran en una figura: Samuel Villa. Residente en Rubí, Villa era uno de los principales líderes de las iglesias bautistas en Cataluña y España: no dudó en denunciar cualquier tipo de discriminación contra los protestantes, y entre los frutos de su obra es de destacar la editorial Clie, una empresa con sede en Terrasa que se ha consolidado como el sello de literatura evangélica más importante en castellano a nivel internacional.

En declaraciones a Catalunya Religión, el presidente de la Iglesia Evangélica Española, Joel Cortés, que en aquellos años era miembro de la comunidad de Rubí, recuerda la "implicación" de todos los miembros con las víctimas. "Repartiendo ayudas, yendo a recoger cadáveres, todos se implicaron" y es una muestra del compromiso social que históricamente ha definido el protestantismo histórico en Cataluña.

Inquietud con Cáritas

Las investigaciones de Fernando y Luis Salas también ponen de manifiesto el malestar que tenía el régimen con el trabajo que hacían desde la base las parroquias y también entidades como Cáritas.

Los inspectores de Falange investigaron en sus informes entidades católicas, desde Cáritas hasta movimientos scouts, como los 'Minyons de Montaña'. Por ello, Salas diagnostica que las riadas incrementaron aún más la distancia entre varios sectores de la iglesia catalana con el régimen, que llegó a dejar de financiar la reconstrucción de parroquias, edificios e instituciones caritativas afectadas por la riada.

Cáritas llegó a denunciar ante el gobierno civil que donaciones que recibía la Sección Femenina para los damnificados se vendían ilegalmente en el mercado de las Glòries, como colchones y ropa. A pesar de las pruebas aportadas, este episodio no se investigó.

En Rubí, el alcalde de la población, Miquel Rufea, católico practicante, 'fue invitado' a dimitir por haberse negado a que los scouts que colaboraban en las tareas de desescombro y apoyo a las víctimas se vistieran con la 'camisa azul', símbolo de la Falange.

Reunión Tarradellas-Escarré

Por otro lado, Salas pone de manifiesto que tras las Riadas, se produjo el primer acercamiento desde la Guerra Civil entre el Monasterio de Montserrat y la Generalitat Republicana.

Josep Tarradellas y el Abat Escarré acordaron que fuera el monasterio quien gestionara el que había recaudado desde el Exilio el Gobierno, un primer paso de aproximación que ponía fin al distanciamiento entre ambas instituciones, fruto de las persecuciones y matanzas a religiosos en el bando republicano durante la Guerra Civil.

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