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Catalunya Religió

(Abadía de Monsterrat) El Museo de Montserrat (MDM) aumentó el número de visitantes durante el año 2012: llega hasta los 157.415, lo que representa un 10,31 % más que el año anterior. Del número global de visitantes al Santuario en 2012, que fue de 2.193.142 personas, el MDM recibe el 7,18 por ciento del total, la cifra más alta de los últimos diez años. Principalmente, el dicho incremento de visitantes se ha producido a raíz del crecimiento del turismo ruso en Montserrat, un público muy acostumbrado a consumir producto cultural y que valora mucho las grandes obras que se exponen en el museo del monasterio. Del mismo modo, desde la dirección del MDM se está haciendo un esfuerzo importante para la dinamización de las exposiciones temporales, lo que está ayudando a que éste sea mucho más presente, sobre todo entre el público catalán, para quien todavía sigue siendo un gran desconocido. A destacar, por ejemplo, la gran acogida que tuvo la exposición de Donaciones, que mostró las obras más significativas que entraron en Montserrat en la última década, y el actual Lamentaciones, de Javier Pérez, que se puede visitar hasta el próximo día 11 de febrero. Igualmente, el MDM ha hecho una apuesta clara por estar presente en las redes sociales y está realizando periódicamente cursos, que también ayudan a su promoción exterior.

Precisamente, los próximos días 4 y 15 de marzo se inaugurarán dos exposiciones temporales, en las Salas Daura y Espacio de arte Pere Pruna, que protagonizarán el pintor Jordi Fornas (1927-2011), con una antológica de su obra, y la artista alemana afincada en el Penedès Waltraud Maczassek, respectivamente.

Jordi Fornas, pintor, a partir del 4 de marzo en la Sala Daura

El Museo de Montserrat (MDM) está preparando una exposición antológica del grafista Jordi Fornas, con el título Jordi Fornas, pintor, que se podrá ver en la sala Dora del 4 de marzo al 9 de junio, y que estará comisariada por Silvia Muñoz d'Imbert.

Jordi Fornas Martínez fue el grafista de cabecera de la revista Serra d'Or durante muchos años. Conocido sobre todo como diseñador, forma parte del grupo de cabeza de artistas e intelectuales que contribuyeron decisivamente a modernizar la cultura catalana de los años 60, en su caso desde una estética pop. Esta exposición antológica querrá ser una homenaje póstumo, y estará centrada exclusivamente en su producción pictórica y escultórica, mucho más desconocida.

Jordi Fornas prefería ser considerado esencialmente como pintor. Oculto detrás del gran éxito que había tenido como diseñador, forma parte de una generación de artistas, muchos de ellos surgidos de los Salones de Octubre (entre los años 1948 y 1957) que no están suficientemente presentes en las colecciones públicas de las instituciones catalanas, ni en nuestro imaginario.

Para rendir un merecido homenaje a Jordi Fornas, el MDM presentará un breve recorrido por las obras más emblemáticas del artista, un itinerario que se inicia a partir de su estancia en Ibiza, y que repasa la etapa de Palautordera, así como también las etapas en los estudios de Santos, Sarrià y Ciutat Vella de Barcelona.

Y, desde el 15 de marzo, Universos Paralelos, de Waltraud Maczassek

Paralelamente a la exposición de Jordi Fornas, en el Espacio de Arte Pere Pruna, a partir del 15 de marzo, y también hasta el 9 de junio, la muestra Universos Paralelos, de Waltraud Maczassek, que tendrá como comisario el crítico de arte Josep Corredor-Matheos.

Waltraud Maczassek es una artista alemana, establecida hace años en Barcelona y arraigada en el Penedès, que se inspira en la naturaleza para reflejar paisajes interiores. Su trabajo, fundamentalmente pictórico, se sitúa en la corriente de la abstracción lírica. La naturaleza y, más concretamente el origen de la vida, es el fundamento de la exposición que presenta en Montserrat.

Maczassek, con sus cuadros, reinterpreta células y moléculas, y se interroga sobre las formas vitales más primigenias, al tiempo que no olvida los paisajes propios del país que la ha acogido, tanto terrestres (especialmente protagonizados por la viña y el vino) como marinos. Busca, en este sentido, la comunión del hombre con la naturaleza, porque habitualmente se trata de paisajes vividos, respirados, pisoteados, que al mismo tiempo se desvanecen de cualquier definición de tiempo y espacio, y adquieren tintes fantasmagóricos.

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