¿Qué dicen mis obras?, La pregunta que nos hacen hoy los mártires maristas

(Jordi Llisterri-CR) "Ojalá que el contacto con las vidas de los testigos de la fe nos ayude a despertar y reavivar las brasas de la fe que recibimos en nuestro bautismo". Este es el espíritu con el que presenta Emili Turú, superior general de los Hermanos Maristas, la próxima beatificación de más de 500 mártires de los años de la Guerra Civil.

Coincidiendo casi con la festividad del fundador de los Maristas, San Marcelino Champagnat, que se celebra el 6 de junio, este martes el Vaticano ha hecho publica la aprobación de la causa de beatificación de 66 maristas y 2 laicos asesinados alrededor de 1936. La causa incluye los hermanos maristas asesinados en el monasterio de las Avellanes mientras ayudaban a escapar a los jóvenes de los noviciado. Esta es una de la causas que se incluye en el acto del próximo 13 de octubre en Tarragona, una causa que fue abierta en Obispado de Lleida. Los maristas también tienen otra causa abierta con más de un centenar de maristas, entre ellos, uno de los casos más conocidos, los 44 hermanos que fueron asesinados en Barcelona después de haber pagado su rescate.

En este contexto, el superior general dedica la carta que hace cada año para la festividad de san Marcelino al testimonio de los mártires. El catalán Emili Turú destaca el testimonio de perdón de quienes fueron asesinados, superando el contexto de enfrentamiento y de violencia de aquella época. Por ello, en la carta "Brasas ardientes, testigos de la fe" pide que todo este evento sea una ocasión para reavivar la fe de "parte de la Iglesia adormecida, esta parte de la Iglesia formada por cristianos que no viven a fondo su fe o que la tienen abandonada. La sangre de los mártires interpela nuestras conciencias. ¿Qué he hecho yo con el don de la fe? ¿Qué dicen mis obras? "

Un llamamiento que enlaza con la "urgente necesidad de renovar la Iglesia, con un retorno a lo que es esencial del evangelio "y que coincide con la llegada del papa Francisco con la que" muchos sienten que es posible una nueva primavera eclesial, como la que se experimentó con la celebración del Concilio Vaticano II ". Por ello, Turú invita a participar "en este movimiento de renovación personal e institucional, apartando las cenizas que amenazan de sofocar las brasas e impiden que den calor y enciendan "