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Entendemos las comunidades universitarias como unas instituciones centradas en los saberes. Enseñar y aprender constituyen la esencia del mundo universitario. Pero las Universidades forman parte de una realidad más amplia dan respuesta a las sociedades y sus necesidades, y de esta inserción social, hace que se deriven retos y responsabilidades.
La Universidad no es una organización productiva ni comercial; no representa a un sector de la sociedad en particular ni aspira a tener un papel político; cultiva la pasión por la verdad y la primacía del conocimiento como principio de toda interacción con la comunidad a la que pertenece. El apego a esos principios -la lealtad a un cierto ethos universitarioes condición esencial para su relevancia social (Lerner, 2004).
Las comunidades Universitarias pueden iniciar en los debates complejos a adultos mayores de edad, con derecho a voto y responsabilidad jurídica para conseguir un perfil distinto de los/las egresados/as y generar estudiantes preocupados con las injusticias que se cometen a su alrededor y capaz de comprometerse con causas justas; estudiantes informados capaces de desarrollar reflexiones críticas sobre la sociedad en la que se desempeñan; estudiantes capaces de escuchar, participar, intercambiar. Formados/as en la ética del diálogo; estudiantes promotores de democracia y participación, que saben ser y son ciudadanos/as.
Transmisión de valores desde la Universidad
La socialización debemos concebirla como un proceso multidireccional que implica al individuo y a la sociedad y sus instituciones; en el proceso están involucrados múltiples actores, con objetivos, metas, procedimientos diferentes, y con distintas posibilidades de influencia; en los últimos años además hemos detectado una creciente dificultad para articular los espacios más tradicionales como la familia, el centro educativo o la comunidad, con las organizaciones sociales y las diferentes formas de acceder a la información : televisión, prensa, internet, etc.
Por otro lado debe tenerse presente el entorno cambiante de los últimos tiempos, en que el lenguaje de comunicación ha experimentado modificaciones importantes entre los/as jóvenes y en el que “lo nuevo” se hace “viejo” de forma rápida, pudiendo caer en la concepción de que los valores más tradicionales que las universidades pretenden transmitir, pertenecen a un mundo desfasado, que no está en consonancia con la realidad actual. Así debe cuidarse la dialéctica para que la socialización en valores no sea visualizada por los/as jóvenes como una abstracción sin concretar o un marco perteneciente a generaciones anteriores pero escasamente aplicable a su situación específica.
Como Universidad, dentro de una institución como la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios tenemos como primera función formar profesionales de excelencia y al mismo tiempo personas éticamente implicadas; ciudadanos/as con conciencia histórica y espíritu cívico: seres capaces de reconocer la situación de sus sociedades y de entender sus deberes hacia sus conciudadanos/as. Entre esas personas capaces y honradas deben surgir los líderes
de unas sociedades humanitarias, justas y además eficientes. Esa es nuestra labor y nuestro reto.
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>Amèlia Guilera. Anna Ramió. Anna Pérez.
Escuela Universitaria de Infermeria y Centro Docente San Juan de Dios.

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