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El Vaticano se desmarcó claramente del Cardenal Darío Castrillón, y su postura, gracias a Benedicto XVI es clara, contundente, explícita y determinante.

Dicho esto no entiendo que el post anterior haya levantado tanta ampollas y que haya quiénes me acusan de:
1. “Atacar a los Legionarios”. Alguna vez hablé de ellos y dije que seguramente la mayoría no son lo que era Maciel, pero que Benedicto XVI los desenmascaró y los investiga y que quiere que se sepa y viva la verdad…
Es más fácil atacar a una monja y mandarla callar, en virtud de un machismo retrógrado, que poner en cuestión la actitud del Papa, porque los que me critican en esto, saben que han de guardar la forma, y que les guste o no, han de aceptar lo que diga Roma, porque de ello depende “donde van a comer caliente los próximos inviernos”. Fidelidad al Papa, pero no por conveniencia, sino por convicción.
2. Si Roma se desmarcó de Darío Castrillón: ¿qué hacen los señores obispos y cardenales y el auditorio de la UCAM aplaudiéndole?
Roma ha hablado claro. Han de ser juzgados. Ya sabemos que la misericordia de Dios no tiene límites, pero en este mundo hay unos cauces por los que pasan o deberían pasar todos los ciudadanos, sin privilegios ni excepciones, además se ha de velar por las víctimas. Y si un pedófilo se arrepintió por convicción, -o porque le vio los dientes al lobo- deberá ser acompañado por su obispo y por sus hermanos en la fe, tal vez estando en prisión o siendo juzgado y condenado para proteger a las posibles víctimas... ¡no se le abandonará! Pero eso no quiere decir que se le ha de poner tratamiento y ocultarlo o poner tierra de por medio trasladándolo a otras diócesis. Se ha de actuar en justicia, con justicia y en verdad.
¿Por qué se ponen tan nerviosos algunos cuándo uno es tan claro en este tema? ¿Es que acaso son culpables o tienen algo que ocultar? ¿Es que su conciencia les acusa? Francamente, ¡no lo entiendo!
3. Alguno de los lectores prefiere atacarme, incluso acusarme de no fidelidad a la verdad y a la Iglesia.
Bien, creo que en la fidelidad y coherencia -y no por conveniencia - puedo seguir afirmando que no sé que pintaban los aplausos de los obispos y cardenales a Darío Castrillón, y menos su justificación pública, cuando el Padre Lombadi, hace dos días manifestó la desautorización de Roma a su actitud y a su carta. Copio el texto y el link para que no se ceben en la mentira los agentes de la iniquidad que pretenden ser ¡más papistas que el Papa!, pero que en realidad parece ser que son más corruptos de lo que nos imaginamos….
Y si están dispuestos a asumir “su verdad” que la firmen y pongan su procedencia, como la pongo yo, que en esto no tengo nada que perder, solo me mueve el amor a la Iglesia, el amor a la verdad y a las víctimas, y el deseo de que esta tormenta pase de una vez por todas, porque estos escándalos no son reveladores de TODA la verdad de la Iglesia, y porque el Evangelio debe anunciarse y vivirse, porque son muchos más los cristianos y los sacerdotes que viven a la altura de su vocación y que están velando por las víctimas cada día.
CIUDAD DEL VATICANO, 16 ABR 2010 (VIS).-El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, padre Federico Lombardi S.I., efectuó ayer tarde la siguiente declaración concerniente a la carta del 8 de septiembre de 2001 escrita por el cardenal Darío Castrillón Hoyos, en la época Prefecto de la Congregación para el Clero, al entonces obispo de Bayeux-Lisieux (Francia), monseñor Pierre Pican, sobre un caso de abuso sexual en esa diócesis.
"Este documento -afirma el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede- es una prueba más de cuanto fuera oportuna la unificación del tratamiento de los casos de abusos sexuales de menores por parte de miembros del clero bajo la competencia de la Congregación para la Doctrina de la Fe, para garantizar una actuación rigurosa y coherente, como efectivamente sucedió con los documentos aprobados por el Papa en 2001".
4. Alguien pide que mis superiores me manden callar. Ellos están en comunión con la Iglesia, y su sentir es idéntico a lo manifestado por Benedicto XVI. Ellos y yo, amamos y buscamos la verdad: ¿cómo me van a hacer callar? Si callamos, ¡Gritarán las piedras!

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