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El sábado ocupa un lugar central en la estructura del texto que formula las diez palabras. El conjunto muestra una estrecha interdependencia entre elcamp religioso y el campo cotidiano, dice este domingo el teólogo Josep M. Solà.

LAS DIEZ PALABRAS

El texto de la primera lectura de este domingo, Ex20 0.2-12, es lo que junto con Dt 5,6-21, sirve de base por lo que en las redacciones de los catecismos y manuales populares de doctrina cristiana recibe la denominación de "diez mandamientos". El conjunto de los mandamientos se conoce también por "decálogo", traducción griega de "srt hdbrym", que significa "las diez palabras". Cada vez es más frecuente entre los comentaristas designar el conjunto por "las diez palabras", en vez de decálogo o mandamientos.

Se habla de diez mandamientos, pero es difícil determinar la cantidad de leyes, que hay en todo el conjunto. Si se tienen en cuenta los mandamientos precedidos por un imperetiu negativo, se ve que hay doce mandamientos a los que hay que sumar los dos formulados positivamente (el del sábado y el honor a los padres). Esto hace pensar que, a una colección donde había diez leyes, se le añadieron otras posteriormente, completando y ampliando el conjunto.

Tal como ha quedado el texto, nos encontramos que los dos primeros mandamientos (prohibición de la idolatría y las imágenes) son palabra de Yahvé, Dios habla en primera persona. Sigue un grupo de tres mandamientos (el nombre de Yahvé, el sábado y el honor a los padres) donde, junto con la voz de Dios, se introduce un locutor anónimo y hacen referencia tanto a Dios como el ser humano. Sigue un grupo de mandamientos, que todos hacen referencia al comportamiento hacia los demás. De estos, tres son fórmulas - negación más verbo-muy reducidas, son las que hacen referencia al matar, al adulterio y al robo y otras tres un pocomás ampliadas.

De entre todos los mandamientos el que sobresale por la extensión (casi 1/3 de todo el texto) es el que obliga al reposo del sábado. Este precepto cierra el grupo de los que están dedicados a Dios y precede al de los dedicados a las relaciones entre los humanos. Esto le da una centralidad dentro del conjunto, que le confiere una relevancia por encima dels otros. Dios ha bendecido y consagrado el sábado. La existencia del sábado bendito y consagrado es la sacralización del tiempo. Esto quiere decir que hay un tiempo, que se separa del tiempo normal, lo cotidiano, el tiempo en que se trabaja y el ser humano saca un Benfica. Este es el tiempo para el hombre. El sábado, en cambio, nos recuerda que hay un tiempo de Dios y para Dios, del cual el hombre no saca ningún beneficio y por eso no trabaja. El sábado rompe la monotonía del tiempo normal, es liberador porque protege de caer en la modorra de todos los días iguales. Rompe la monotonía del trabajo pesado.

La obligatoriedad de su cumplimiento está bien fundamentada, cuando se establece el vínculo entre el descanso de Dios, después de los seis días de la creación, y el descanso de los hombres. Con el paso del tiempo el sábado irá cogiendo, cada vez más, un significado teológico, rico y complejo. Se convertirá en la señal de pertenencia a Yahvé y el pueblo de Israel y la fiesta recordará la liberación de Egipto, momento en que Israel fue liberado de fabricar ladrillos.

Nuestra cultura actual y laica separa el campo de la religión y el campo de la ética. Las diez palabras muestran la estrecha relación existente entre un campo y otro. La ética se fundamenta en la actitud del ser humano hacia Dios y es una consecuencia. La actitud religiosa tiene una incidencia en el campo de la vida diaria y fundamenta la étnicaica que regula esta vida. Religión y ética coexistiesen en importancia equivalente. La religión no se desentiende de lo que sucede en la sociedad y la ética de esta sociedad no existe al margen de la religión.

http://www.parroquiasantjosep.org/

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